Trayectoria Poética de Miguel Hernández: La Evolución de su Poesía
Miguel Hernández nació en una familia dedicada al pastoreo. Su trayectoria biobibliográfica se puede resumir en cuatro etapas:
1. Etapa: El Mundo Externo
Ya desde niño, Miguel Hernández sabía que había nacido para ser poeta y a sus 15 años empezó a escribir borradores. Su formación fue interrumpida por su padre, que quería que continuara la tradición familiar. De cualquier modo, Miguel Hernández encuentra lugares y momentos para dedicarse a la escritura. Sus primeros textos hablan sobre la naturaleza como una perfecta obra divina, inspirada en Virgilio, Garcilaso de la Vega, etc. Además, copia literalmente, memoriza e imita a los clásicos españoles. Desde que trabó amistad con Ramón Sijé, fundó la revista Destellos, y cuando cumplió 21 años se fue a Madrid, donde compone su primer poemario, Perito en lunas, inspirado en Góngora. Combina la tradición culta y la popular. También escribió El Gallo Crisis cuando volvió a su Orihuela natal.
2. Etapa: El Mundo Interno (Amistad y Amor)
Miguel Hernández conoce a Josefina Manresa y pronto formalizan su noviazgo. La agitada vida social, cultural y erótica de la capital condujo a que rompiese sus relaciones con su novia. Estableció nuevas amistades y se enamoró de Maruja Mallo, una pintora gallega. Maruja lo rechaza de una forma inesperada. Escribió El rayo que no cesa, una obra formada por poemas y sonetos amorosos que recoge las vivencias de la época. En los poemas impera un sentimiento del amante frustrado, llamado “pena hernandiana”. La poesía pura se convierte en poesía impura, manchada por la realidad.
3. Etapa: El Mundo Externo
Miguel Hernández presta su pluma y su palabra a los demás, al “nosotros”, y defiende su causa en varios frentes: Madrid, Andalucía, Extremadura y Aragón. Su poesía recurre al romance y al octosílabo, a un idioma popular y llano. La obra que escribe es Viento del pueblo. Miguel Hernández es el poeta del pueblo. Sus temas favoritos son: la pobreza, la injusticia, el hambre, etc. También aparece el amor entre balas y cañones. Más tarde, escribe El hombre acecha.
4. Etapa: El Mundo Interior y la Poesía Carcelaria
Miguel Hernández ya está cansado y su huida hacia tierras portuguesas es un fracaso; es detenido y allí recibe una carta de su esposa, que le dice que no puede amamantar a su segundo hijo (el primero murió con 10 meses). Así nacen las Nanas de la cebolla. En libertad, quería regresar con su familia y amigos, pero allí mismo fue detenido y pasó por varias cárceles. Así surgió Cancionero y romancero de ausencias, lleno de ternura y melancolía.
Tradición y Vanguardia en la Obra de Miguel Hernández
Miguel Hernández fue un ávido lector y su obra poética está llena de referencias a la literatura española: desde el Humanismo del siglo XV hasta el Modernismo de principios del XX. Su primera etapa poética se vio influenciada por el costumbrismo regionalista de Gabriel y Galán, por ejemplo, pues su adhesión a la tierra y al espacio vital es patente, así como su identificación con la naturaleza. La poesía le viene dada de Fray Luis de León o San Juan de la Cruz. Durante esta primera etapa, siente la necesidad de ir mostrando que sabe interpretar sus lecturas y de manejar un lenguaje culto y refinado; para ello, recurre a las menciones de la mitología griega y latina de los escritores del Siglo de Oro español, y muestra predilección por los escritores románticos (Bécquer o Zorrilla). Perito en lunas es la contribución del poeta oriolano a la poesía pura, siguiendo los pasos de poetas franceses (Mallarmé), colocándose al rebufo de jóvenes escritores de la Generación del 27. A finales de 1935 y 1936, prescinde de la influencia vanguardista y se somete a la tradición clásica del soneto, momento de El rayo que no cesa. En él se funde tradición formal y expresiones surrealistas. Con la Guerra Civil, la técnica surrealista carece de interés y se produce un cambio dentro de su poesía hacia el compromiso social. Abandona los recursos propios del lenguaje surrealista para dirigirse al pueblo llano y retoma así la estrofa tradicional, el romance, que imperará en Viento del pueblo y Cancionero y romancero de ausencias. En la obra confluye lo clásico, lo moderno, lo tradicional y lo renovador. De la etapa de pureza estética y de la “inmensa minoría” juanramoniana se pasará a la “inmensa compañía”. Su obra reelabora y reconstruye las formas populares de los romances y cancioncillas tradicionales, en una línea diferente de las de Lorca y Alberti. En Cancionero y romancero de ausencias no se percibe lo vanguardista; utiliza la tradición popular en las formas (paralelismos y repeticiones) y en los contenidos (el amor, la ausencia, la muerte). Vuelve a la literatura popular, pero las huellas de la tradición culta escrita están muy presentes; los críticos lo llaman “neopopularismo de la Generación del 27”.