La Transición Española: Hacia un Estado Democrático

La Transición Española: De la Dictadura a la Democracia (1975-1982)

La Transición es el periodo histórico durante el cual se lleva a cabo el proceso por el que España deja atrás el régimen dictatorial del general Francisco Franco, pasando a regirse por una Constitución que consagraba un Estado social, democrático y de derecho. Algunos enmarcan este periodo entre la proclamación de Juan Carlos I como rey de España el 22 de noviembre de 1975 y la entrada en vigor de la Constitución el 29 de diciembre de 1978. Otros muchos la sitúan entre dos fechas clave: el fallecimiento del dictador Francisco Franco el 20 de noviembre de 1975 y el año en que deja de gobernar la UCD en 1982. También es común establecer el fin de este periodo en 1985 o 1986, con la entrada del país en la Comunidad Económica Europea o la aprobación del referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN.

Fin del Régimen Franquista

El 20 de noviembre de 1975, Carlos Arias Navarro comunicaba la muerte de Franco. A raíz de este acontecimiento, España se convertía en una transición pacífica de la dictadura a la democracia. Los españoles deseaban un cambio sin riesgos y una reforma política que no hiciese peligrar su estatus socioeconómico. Dos días después de la muerte de Franco, Juan Carlos I era proclamado rey. La movilización ciudadana provocada por la muerte de Franco fue tan grande que el poder político acabó desbordado por la iniciativa popular. Desde finales de 1975 y durante el 76, la sociedad española se apoderó de la calle con sus manifestaciones y huelgas. Después de la muerte de Franco, los militares se mostraban poco entusiastas de la democracia, ya que los militares de extrema derecha se oponían a toda política de cambio. La tarea de los militares de la Transición fue decisiva, había que eliminar el motor del nacionalismo franquista mientras el terrorismo forzaba a los militares a una salida golpista.

A la muerte de Franco, Carlos Arias Navarro había puesto su cargo a disposición del rey, y este colocó a Fernández Miranda en la presidencia de las Cortes y el Consejo del Rey, confiándole la tarea de transformar la dictadura nacional católica. Sin embargo, este primer gobierno de la monarquía con Arias Navarro al frente, parecía un gabinete de la última etapa de Franco. A pesar de su firme ideología franquista, Arias Navarro diseñó un programa de reformas limitadas. El rey solo pensaba en desprenderse de Arias Navarro y este presentó su dimisión, demostrando así la imposibilidad de un franquismo sin Franco. A finales del 76 quedó constituida la Coordinación Democrática, una alianza de casi todas las fuerzas políticas en la que pretendían la amnistía a los presos políticos del régimen, la legalización de los partidos y sindicatos prohibidos por la dictadura, la defensa de las libertades y la celebración de elecciones libres.

Adolfo Suárez y la Ley de Reforma Política

Adolfo Suárez fue nombrado presidente del gobierno el 5 de julio del 76, constituyendo un grandísimo acierto de la Corona. Tenía un perfil falangista poco tranquilizador para la oposición, pero el rey se fijó en él porque era de su generación, con experiencia tanto en el espionaje y el partido único como en los círculos católicos y los medios de comunicación.

La actitud dialogante del gabinete de Suárez respecto a la oposición provocó la dimisión del vicepresidente del gobierno. Suárez aprovechó la oportunidad para incorporar a su gobierno al general Gutiérrez Mellado. El paso más decisivo a la democracia lo dio Suárez, que en septiembre del 76 presentó al país un proyecto de Ley para la Reforma Política, el cual pretendía modificar el sistema político existente y regular la convocatoria de las deseadas elecciones, que finalmente fue aprobada el 15 de diciembre.

Durante los años de la dictadura, el Estado español fue centralista y prohibió las peculiaridades regionales. De acuerdo con la Ley para la Reforma Política, Suárez inició en el 77 el proceso preautonómico y de descentralización del Estado de todas las regiones que lo solicitasen.

Política y Primeras Elecciones Democráticas

En los meses siguientes al referéndum, los españoles vivieron los momentos más difíciles de la Transición, sucediéndose atentados de extrema derecha motivados por fuerzas franquistas y de ETA para parar el avance democrático. En junio del 77, los españoles eligieron a sus representantes en las Cortes. Ganó la UCD, encabezada por Adolfo Suárez. De este modo, se reflejaba el apoyo de los españoles a la política de centro y a la reforma gradual. Las primeras medidas que adoptó el nuevo gobierno fueron la renovación de negociaciones con la UE y plantar cara a la inflación. Los Pactos de la Moncloa, impulsados por el vicepresidente Fuentes Quintana, fueron la respuesta de las fuerzas políticas y sociales a la crisis económica, a las tensiones sociales, al terrorismo y a los intentos involucionistas. El gobierno de Suárez convirtió el consenso en eje central de su política, y los partidos de la oposición y las organizaciones sindicales comprendieron la necesidad de atemperar la crispación y buscar soluciones conjuntas a los problemas para avanzar hacia la democracia. Los pactos se centraron en dos grandes objetivos:

  • La reforma y saneamiento de la economía ante la recesión, la falta de inversiones y el aumento del petróleo.
  • La actuación jurídico-política que garantizase la libertad de expresión, de reunión, asociada a la regulación de los medios de comunicación estatales y la reforma del Código Penal.

El 6 de diciembre del 78 llegó la Constitución Española, aprobada por referéndum. Esta Constitución fue el resultado del consenso entre casi todos los partidos democráticos. En marzo del 79, Adolfo Suárez convocó elecciones, en las cuales aumentó la abstención debido a la crisis económica y el terrorismo, pero la UCD volvió a ganar, aunque sin mayoría absoluta. La falta de cohesión de la UCD dificultó la labor de gobierno de Suárez, y esto evidenció su debilidad política y su imposibilidad de llevar a cabo las reformas prometidas. Los gobiernos de Suárez afrontaron graves problemas, como la crisis económica que se fue agravando por el encarecimiento del petróleo, la disminución de inversiones exteriores, entre otras, y el proceso autonómico que elevó las demandas de competencias por parte de las diferentes regiones. Por otra parte, el terrorismo continuó su escalada. ETA no se posicionaba de acuerdo a los cambios democráticos en la Constitución, por lo que llevó a cabo numerosos atentados. El 23 de febrero, mientras se celebraba la investidura del nuevo presidente, un grupo de guardias civiles al mando del coronel Tejero asaltaron el Congreso de los Diputados, secuestrando al gobierno y a los representantes de la soberanía nacional. Este golpe militar fracasó y los implicados fueron detenidos, procesados y detenidos.

Calvo Sotelo y la OTAN

Calvo Sotelo fue investido presidente el 25 de febrero, pero su labor quedó muy condicionada por la crisis de su partido y la tensa situación social, sobre todo por su miedo a un nuevo intento de golpe de Estado militar. El tema más polémico fue la integración de España a la OTAN, para lo que pidió autorización a las Cortes. Finalmente, el Parlamento autorizó la solicitud de adhesión de España a esta organización y el 10 de diciembre firmaba la incorporación.