Duda, Certeza y Conocimiento en Descartes: Fundamentos del Pensamiento Moderno

Duda y Certeza en Descartes

Descartes escoge el camino de la duda: dudar de todo para ver si queda algo que resista toda duda. Es la exigencia del método en su momento analítico.

  • Es teórica, y no práctica, en el sentido de moral o pragmática.
  • Es metódica, y no escéptica, ya que parte de la confianza en la posibilidad de alcanzar la verdad.
  • Es provisional, dudando de todo y considerando como provisionalmente falso todo aquello sobre lo cual es posible la duda.
  • Es universal, a todas las creencias, especialmente a las que parecen más sólidas y evidentes.

Duda de:

  • Los sentidos.
  • La realidad extramental.
  • Nuestros razonamientos más ciertos. Introduce la hipótesis del Genio Maligno.
  • Es radical, por cuanto en la hipótesis del genio maligno se pone en cuestión la verdad incluso de la evidencia más cierta.

Pero precisamente en el carácter radical de esta duda se presenta el principio de una primera certeza. La proposición pienso, luego existo es la única absolutamente verdadera, porque la misma duda la confirma. Toda duda, suposición o engaño, supondrá siempre que yo, que dudo, supongo o me engaño, existo. La afirmación yo existo será, por tanto, verdadera siempre que la conciba en mi espíritu.

Primera Certeza: “Pienso, luego existo”

Por esto cree Descartes que sobre esta certeza primaria puede fundar, en primer lugar, la validez de la regla de la evidencia.

Pensamiento e Ideas en Descartes

“Con el nombre de pensamiento comprendo todo lo que está en nosotros de tal modo que somos inmediatamente conscientes de ello”. Así, son pensamientos todas las operaciones de la voluntad, de la imaginación y de los sentidos. “No sólo comprender o concebir, sino también imaginar, sentir, querer, dudar, afirmar, etc.”

Las ideas, a diferencia de la tradición aristotélico-escolástica:

“Con la palabra idea, entiendo aquella forma de todos nuestros pensamientos por cuya percepción inmediata tenemos consciencia de ellos.”

Las define, entendidas como realidades formales, como “modos” o unidades del pensar. En tanto que actos mentales todas las ideas poseen un mismo tipo de existencia, pero en cuanto a su contenido o realidad objetiva son muy distintas entre sí. Como realidades representativas hacen referencia a una realidad extramental.

Distingue, de este modo, diferentes tipos de ideas:

  • Ideas adventicias: Parecen provenir del mundo externo a la mente.
  • Ideas facticias: Las compone el pensamiento voluntariamente a partir de otras ideas mediante la imaginación. Son ficticias.
  • Ideas innatas: No provienen de la experiencia. Son aquellas que el pensamiento posee en sí mismo. “Me parecen nacidas conmigo”. A partir de ellas se ha de construir el edificio del conocimiento.

Son ideas simples y universales, como las de sustancia, duración, pensamiento, extensión, número, infinitud y otras semejantes.

Alma y Cuerpo: Res Cogitans y Res Extensa

Define res cogitans como alma, conciencia, pensamiento, yo, sujeto. “Una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere, no quiere y, también imagina y siente”.

Pero una vez llegado a este punto se enfrenta al riesgo de solipsismo o encerramiento cognoscitivo en la conciencia.

Una vez demostrada la existencia de Dios, Descartes concluye que como Dios es bueno y veraz no va a permitir que me engañe cuando pienso que el mundo existe, luego el mundo existe.

Su física es mecanicista y determinista.

Descartes elimina de la materia todo finalismo defendido por Aristóteles o Santo Tomás y la entiende como la “Nueva Física”.

Según esto, Descartes postula una radical separación entre lo cuantitativo y lo anímico-espiritual. Por lo tanto, desde el punto de vista antropológico, cuerpo y alma son absolutamente distintos, están separados, no tienen ni una sola determinación común. Descartes dice: “sólo por obra de Dios y para la conservación de la vida, están extrínsecamente coordinados”.

Sin embargo, Descartes vio el problema de las consecuencias que traería con esto, porque no puede negar al menos una acción recíproca entre lo físico y lo psíquico. Si al menos esto se salva en el ser humano, a los animales Descartes les niega toda conciencia. Son pura extensión. Un puro mecanismo de relojería perfectísimo. Los animales son autómatas, no conocen, no sufren.

Conceptos Clave en la Filosofía de Descartes

Dicho esto, conviene detenerse en una serie de conceptos mencionados, pero no aclarados suficientemente, que son esenciales para una mejor comprensión de su filosofía:

El término sustancia en la filosofía escolástica significa “aquello que existe por sí mismo, independientemente de otro ser”. Descartes recoge esta noción y en su obra Principios de Filosofía define la sustancia como una cosa que existe de tal modo que sólo necesita de sí misma para existir, y sólo relativamente a las sustancias finitas que, aun siendo diferentes y heterogéneas, dependen de Dios para su existencia.

La sustancia, según Descartes, tiene como atributos esenciales: el pensamiento para las sustancias espirituales y la extensión para las sustancias corporales.

Denomina modos a las distintas formas de darse los atributos. El pensamiento se traduce en imaginación, sensación, deseo, recuerdo, duda…, reductibles a dos: entendimiento y voluntad. La extensión se manifiesta a través de la figura y el movimiento.

Por otro lado, a las cualidades secundarias como el olor, color o sonido sólo les atribuye una validez subjetiva.