Mente y Cerebro: Teorías, Procesos Cognitivos y Sistema Nervioso

Teorías sobre la Relación Mente-Cuerpo

Monismo Materialista

El monismo materialista, defendido por filósofos como Demócrito (siglo V a.C.) y Epicuro (siglo III a.C.), explica el psiquismo humano como un acto puramente cerebral. Esta corriente se prolonga en el atomismo de Boyle y Gassendi (siglos XVI-XVII) y se desarrolla con La Mettrie (siglo XVIII) y numerosos científicos y filósofos de los siglos XIX y XX.

Materialismo Fisicalista

El materialismo fisicalista o fisicalismo sostiene que las actividades mentales son meros procesos fisicoquímicos o neurofisiológicos. Esta postura es compartida por José Ferrater Mora y Paul Feyerabend. Sus detractores lo denominan “reduccionismo fisicalista” para subrayar que se trata de una simplificación excesiva.

Teorías Dualistas

Las teorías dualistas afirman que el ser humano, además de la materia de su cuerpo, posee un principio extracorporal e inmaterial, como un alma espiritual o mente, sin la cual no se puede explicar lo que hace y cómo lo hace. Según esta teoría, el ser humano no puede reducirse ni a espíritu solo ni a materia sola; es un compuesto de dos elementos que podemos llamar mente y cerebro o cuerpo y alma.

Dualismo Platónico

Para Platón, el ser humano está compuesto por cuerpo y alma, pero tal unión es un mero accidente. El alma es inmortal e inmaterial y ya existía antes de unirse al cuerpo. El cuerpo es material y mortal, una prisión en la que el alma está encerrada durante esta vida y que carga al hombre con necesidades que se alejan del mundo celestial y le arrastran al confuso y penoso mundo de lo terrenal.

Hilemorfismo Aristotélico

El hilemorfismo, propuesto por Aristóteles, sostiene que el alma y el cuerpo son dos principios o ingredientes complementarios e inseparables de una única realidad o sustancia: el ser humano. Hilemorfismo proviene de “Hyle” (materia) y “Morphé” (forma). Otros ejemplos de dualismo son el dualismo cartesiano (René Descartes, 1596-1650) y el interaccionista (John C. Eccles, siglo XX).

Naturaleza de la Mente

La mente engloba todos aquellos fenómenos, procesos y estados que consideramos psíquicos. Por lo tanto, sería una entidad que nos daría continuidad e identidad como personas.

Intencionalidad

La intencionalidad es la propiedad que tienen nuestros deseos, recuerdos, creencias, etc., de referirse o tender a algo que les es diferente. Así, siempre son recuerdos, sentimientos, deseos de algo. No obstante, siempre tienen contenido, siempre se refieren a algo: no es posible no estar pensando en nada. Este rasgo es diferenciador. Nos permite distinguir los estados mentales de otros estados y posibilita el conocimiento de la realidad, ya que nos permite representárnosla, o sea, tener de modo intencionado y virtualmente el objeto en nuestra cabeza, sin poseerlo de forma física.

Intimidad

La intimidad es la propiedad que tienen los fenómenos mentales de ser inobservables para las demás personas; es decir, directamente accesibles para el sujeto que los posee, pero inaccesibles para los demás. Así, yo tengo contacto directo e inmediato con mis pensamientos, sentimientos, etc. En cambio, para los demás esto permanece oculto y solo por medio de nuestras explicaciones pueden hacerse una idea de lo que nos pasa por la cabeza.

Conciencia

El percatarse de las cosas, el darse cuenta de lo que nos sucede es lo que tradicionalmente se ha llamado conciencia. Muchos pensadores han destacado el hecho de que al percatarme de lo que me sucede, al ser consciente de mis estados mentales, también soy consciente de mí mismo. También la conciencia no es solo percatarnos de nuestros estados y procesos mentales, sino también tomar conciencia de nosotros mismos, teniéndolos. Por este motivo, muchos pensadores coinciden en que la conciencia siempre es autoconciencia; es decir, conciencia de uno mismo como ser que piensa, recuerda o desea. A partir de Freud, se cuestiona y se pone en tela de juicio que realmente tengamos un conocimiento tan privilegiado de nosotros mismos. Freud, que estudiaba medicina, pronto se interesó por las enfermedades nerviosas. En una de sus primeras obras, Estudios sobre la histeria (1895), escrita en colaboración con Breuer, uno de sus colegas, dio a conocer las bases de la teoría que más tarde lo haría famoso: el psicoanálisis.

El Psicoanálisis

El psicoanálisis es tanto una terapia para trastornos mentales como una teoría sobre el ser humano y su mente. Como teoría, destaca por la defensa de la existencia de estados mentales inconscientes y porque reivindica su importancia en la determinación de la conducta humana. Según la concepción psicoanalítica, no todos los fenómenos mentales son conscientes. El verdadero motor de nuestra conducta, según Freud, no son nuestros deseos y creencias, sino los impulsos primarios (instintos o pulsiones), los cuales tienen fuertes repercusiones en nuestro comportamiento. La represión es el mecanismo psíquico que asegura que los contenidos mentales peligrosos permanezcan escondidos. Sin embargo, existen algunos mecanismos para satisfacerlos de forma socialmente aceptable. Uno de estos mecanismos es la sublimación, que consiste en la canalización inconsciente de un deseo inaceptable en una actividad cultural aceptada y considerada superior. Un ejemplo para Freud es la amistad, que es una sublimación del deseo sexual. Aunque muchas ideas del psicoanálisis han sido revisadas, se le atribuye el descubrimiento del inconsciente. Hemos de aceptar que de nuestra vida psíquica sólo somos conscientes en parte y que existen procesos psíquicos bastante influyentes, pero de los que no nos percatamos.

Sigmund Freud (1856-1939) fue el padre y fundador del psicoanálisis. Sus teorías tuvieron importantes repercusiones en psicología, pero sobre todo en la concepción que el ser humano tenía de la cultura y de sí mismo. Por esta razón, no es extraño que su teoría sobre la naturaleza mental del ser humano haya influido sobremanera en el pensamiento y la filosofía occidentales. Según él, la mente humana se dividía en tres partes:

  • El Yo: la parte consciente.
  • El Ello: la parte inconsciente, formada por los instintos.
  • El Superyó: las normas sociales por las que reprimimos nuestros instintos.

Freud identificó dos tipos de instintos básicos: el Eros o instinto sexual y el Tánatos o instinto de muerte (agresividad).

Estados y Procesos Mentales

Facultades Cognitivas

Son aquellas relacionadas con el proceso de conocimiento y que nos ayudan a formarnos una idea de cómo es y cómo funciona la realidad.

  • La percepción: Facultad que compartimos de manera similar con el resto de los animales. Nos pone en contacto con la realidad y nos permite construir representaciones de ésta a partir de los datos proporcionados por los sentidos.
  • La memoria: Es, al igual que la percepción, una facultad que compartimos con la mayoría de los animales. Si la percepción nos permite formarnos imágenes de la realidad más o menos fieles, la memoria nos permite retenerlas o recordarlas en un futuro.
  • La imaginación: Es la capacidad de reproducir imágenes, pero sobre todo de modificarlas y crear otras nuevas con mayor libertad y espontaneidad. Existen dos tipos: la reproductora y la creadora o fantástica.
  • La inteligencia: Es la facultad cognitiva que más diferencia al ser humano del resto de los animales. Según Howard Gardner, hay siete tipos de inteligencia que nos permiten relacionarnos con el mundo, resolver problemas y adaptarnos a diferentes situaciones: lingüística, lógico-matemática, espacial, musical, kinestésica, interpersonal e intrapersonal. (David Goleman es el creador de la teoría de la inteligencia emocional, que es la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás).

Estados Afectivos

La vida psíquica no solo se limita a los fenómenos cognitivos que nos acercan a la realidad y nos ayudan a conocerla, sino también a la afectividad. Los estados afectivos más básicos son el dolor y el placer.

El Sistema Nervioso

Constituye un complejo, pero eficiente, mecanismo biológico que permite a los seres vivos relacionarse con el entorno. La información que procesa es de dos tipos: los datos captados por los órganos sensitivos (internos o externos) y la reacción del organismo frente a ellos. Esta información viaja por una red formada por neuronas y filamentos neuronales o nervios y por centros nerviosos que la procesan y analizan para dar una respuesta.

El Sistema Nervioso Central

  • Encéfalo:
    • Cerebro: Órgano más importante del sistema nervioso, en él se analiza prácticamente toda la información que recibimos.
    • Cerebelo: Coordina los movimientos para mantener el equilibrio.
    • Tronco del encéfalo: Controla las funciones fisiológicas como la respiración o el latido del corazón.
  • Médula espinal: Similar a un filamento localizado en el interior de la columna vertebral que une el encéfalo con el resto del cuerpo. Constituye un canal por donde fluye la información que procede de los sentidos hasta el encéfalo o al revés.

El Cerebro

Pesa aproximadamente 1200 gramos y es el órgano más importante del sistema nervioso y seguramente del organismo. Está formado por:

  • Neocórtex o corteza cerebral: Capa delgada pero extensa de materia gris (los centros neuronales) que rodea toda la superficie del cerebro. Además, es la parte que procesa la información y elabora las respuestas, y se encarga también del razonamiento. Se puede dividir en cuatro lóbulos.
  • Mesocórtex o sistema límbico: Sistema complejo, pero importante en el papel que desempeña en la vida psíquica, ya que regula las funciones afectivas y la vida emocional.
  • Paleocórtex: Se considera el área más antigua del cerebro y rige el funcionamiento de aspectos muy primarios.

Como centro de decisiones, el cerebro no es sólo el responsable de las reacciones motoras ante los estímulos, sino también de las reacciones hormonales. El hipotálamo, situado en la parte central del encéfalo, controla el sistema endocrino.