Poesía Neoclásica
Hablar de los propios sentimientos no estaba bien visto; predominan los temas filosóficos, pastoriles y anacreónticos, en un estilo llano y prosaico. Hay un predominio de lo racional sobre lo sentimental. Meléndez Valdés trata los temas anacreónticos (igual que José Cadalso) en sus odas y églogas. De los temas amorosos, pasa a los morales y filosóficos en sus epístolas. Melchor de Jovellanos, autor de sátiras y epístolas de contenido filosófico y moral, así como poemas pastoriles (Epístola de Fabio). Fernández de Moratín, conocido por su obra teatral, es autor de poemas satíricos y poesía lírica, como su elegía a las musas. Destacan los fabulistas Iriarte y Samaniego. Iriarte es famoso por sus fábulas literarias que cuentan las preocupaciones de la época (El burro flautista y La mona). Samaniego es conocido por sus fábulas morales (La cigarra y la hormiga). Ya en el prerromanticismo sobresalen José Cadalso, Cienfuegos, José Quintana y Alberto Lista (maestro de Espronceda).
Prosa y Ensayo Literario del Siglo XVIII
La principal característica es el didactismo, con un fin educativo. Los géneros más cultivados son el ensayo y la crítica social. En el ensayo, Feijoo fue uno de los grandes intelectuales y difusores del pensamiento europeo de la época. Sus escritos estaban dirigidos a combatir las supersticiones y falsas creencias populares. Defendió la razón y la experiencia en el campo científico; sus ensayos (Teatro crítico universal y Cartas eruditas) fueron escritos desde una perspectiva reformista. José Cadalso cultivó todos los géneros literarios siguiendo las pautas reformistas e ilustradas. Destacamos su obra Cartas marruecas, la cual es la más importante y pertenece al género epistolar, y en verso Ocios de mi juventud. Jovellanos, defensor de las ideas ilustradas y perseguido por sus ideas reformistas, escribió obras con un fin didáctico y divulgador, así como prosas de contenido político, económico y didáctico. Por último, Leandro Fernández de Moratín escribió en prosa dos obras: La derrota de los pedantes y Los orígenes del teatro español.
Teatro del Siglo XVIII
Las características generales son la adopción de la regla de las tres unidades (acción, lugar y tiempo), finalidad didáctica o moral, eliminación de excesos verbales y escenográficos del barroco, y la verosimilitud para que la historia pueda ser verdadera. Leandro Fernández de Moratín, gran admirador de la cultura francesa, colaboró con Bonaparte. Su obra teatral El sí de las niñas, escrita en prosa, consta de tres actos, con planteamiento, nudo y desenlace; la acción transcurre en un mismo escenario y no presenta acciones secundarias. Hace una crítica de la educación de los jóvenes de la época y del abuso de autoridad de algunos padres. Otras obras, como La comedia nueva, tienen una intención crítica y didáctica. Jovellanos es autor de una tragedia clásica (Pelayo) y una obra dramática en prosa (El delincuente honrado). Por último, Ramón de la Cruz representa un teatro tradicional, escribió piezas breves que reflejan las costumbres de Madrid y utiliza como estrofa el romance (La pradera de San Isidro).
Clarín y Galdós
Galdós, el más importante novelista del siglo XIX, situó Madrid como escenario de sus novelas. Se define como progresista y adoptó posturas republicanas próximas al socialismo. Su producción teatral tuvo poco éxito, pero escribió numerosas novelas, producto de la observación de la realidad y de la sociedad española, que fueron su materia narrativa y fuente de inspiración. Divide sus novelas en dos grupos: las novelas de la primera época (siete novelas) de temas históricos y fantásticos (La sombra), de tesis en las que defiende sus posturas progresistas (Doña Perfecta), y de tema espiritual (Marianela). Las Novelas españolas contemporáneas están formadas por 24 novelas en las que refleja el estilo realista de la sociedad y ambiente de Madrid (Tormento, Lo prohibido, Fortunata y Jacinta). En sus novelas de orientación espiritual, la más conocida es Misericordia. Los Episodios nacionales son un conjunto de 46 novelas que cuentan la historia de España. La primera serie incluye los episodios más famosos (Trafalgar), la segunda serie destaca las luchas entre absolutistas y liberales en el reinado de Fernando VII. Las series restantes tratan distintos referentes históricos.
Clarín fue un liberal republicano, mostró preocupación por los problemas sociales y se presentó como un escritor moralista, defensor de la justicia y la verdad. Su obra literaria incluye tres géneros: la crítica literaria, la narración breve y la novela. En la crítica literaria, fue el más conocido después de Galdós, siendo crítico con un lenguaje irónico (ensayos y revistas), y artículos de temas variados. Las narraciones breves incluyen varios cuentos y novelas cortas (cuentos morales), siendo el más famoso Adiós, Cordera!. En las novelas, escribió dos importantes: La Regenta y Su único hijo, donde adopta los principios del realismo con influencias naturalistas. Su novela de tema adulteresco retrata la moral y social de una ciudad, mostrando la hipocresía, el poder de la iglesia y la corrupción del clero, temas denunciados por Clarín.