Relieve y Clima de la Península Ibérica: Unidades Morfoestructurales y Subtipos Climáticos

Unidades Morfoestructurales del Relieve Peninsular

El relieve de la Península Ibérica se agrupa en tres conjuntos morfoestructurales:

  • Macizos antiguos: Integrados por montañas de altitud media, cumbres aplanadas y, ocasionalmente, reducidas a penillanuras, como corresponde a la gran acción erosiva que han experimentado en el transcurso de los tiempos geológicos. Los materiales constituyentes son paleozoicos, plegados por la orogénesis herciniana y deformados por el plegamiento alpino. Ofrece ejemplos de relieve apalachense.
  • Cordilleras alpinas: Surgidas tras el último plegamiento y formadas por materiales jóvenes, fundamentalmente calizos. Se integran en el ámbito de las grandes cordilleras que circundan el Mediterráneo en todas sus riberas (Alpes, Apeninos, etc.) y hallan sus mejores representaciones en los Pirineos y Cordilleras Béticas, las cuales se formaron por la compresión de las placas sobre los materiales depositados en el mar de Thetis.
  • Depresiones: Interiores y exteriores. Las primeras son fragmentos hundidos del viejo zócalo paleozoico, que han sido rellenadas por los aportes sedimentarios. Ejemplos de estas son la cuenca del Duero y La Mancha. Las segundas están situadas entre los bordes de los macizos antiguos y las cordilleras alpinas, ocupan golfos marinos o brazos de mar colmatados por sedimentos procedentes de las cordilleras alpinas recién surgidas, como el Ebro y el Guadalquivir.

Como ya señalamos al inicio del tema, la Meseta es la gran unidad del relieve peninsular, pues en torno a ella se organizan el resto de las unidades morfoestructurales: los rebordes montañosos (Macizo Galaico, Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico y Sierra Morena) y las unidades exteriores (depresiones del Ebro y Guadalquivir, y cordilleras periféricas como Pirineos, Cordillera Costero-Catalana y Cordilleras Béticas).

Primera Unidad Morfoestructural: Las Unidades del Relieve de la Meseta

La Meseta es la gran unidad del relieve peninsular, pues en torno a ella se organizan el resto de las unidades morfoestructurales.

1. El Origen Geológico de la Meseta

La Meseta es una elevada llanura situada a unos 600-800 metros de altitud. Se formó en la era primaria por la erosión del antiguo Macizo Hespérico, surgido en la orogénesis herciniana de la era primaria, hasta su conversión en un zócalo o meseta. En la era terciaria, la Meseta fue deformada y destruida en gran parte durante la orogénesis alpina, de modo que dentro de ella pueden diferenciarse tres unidades: el antiguo zócalo paleozoico, las sierras interiores y las cuencas sedimentarias interiores.

2. Las Unidades del Relieve de la Meseta

a) El antiguo zócalo paleozoico solo aflora hoy al oeste peninsular (penillanuras zamorano-salmantina y extremeña). Aquí la erosión ha eliminado los materiales terciarios que recubrían el zócalo, dejando al descubierto los materiales silíceos primarios: granito, pizarra y cuarcita. El relieve está constituido por penillanuras o superficies de erosión muy suavemente onduladas. Las modeladas sobre granito son más llanas (norte de Salamanca) que las modeladas sobre pizarra (sur de Salamanca y Extremadura). Las penillanuras están accidentadas por montes isla, o relieves residuales constituidos por rocas más resistentes, como los formados sobre las cuarcitas que salpican la penillanura extremeña. En la zona de contacto de las penillanuras con las cuencas sedimentarias de la Meseta hay profundas gargantas (arribes, tajos) creadas por los ríos al encajarse sobre los materiales duros de las penillanuras.

b) Las sierras interiores de la Meseta son el Sistema Central y los Montes de Toledo. Se formaron en la era terciaria por el levantamiento de algunos bloques del zócalo de la Meseta como resultado de la orogénesis alpina. Ambos son de roquedo primario (granito, pizarra, neis) y tienen formas redondeadas y cumbres aplanadas, puesto que son superficies de erosión levantadas.

  • El Sistema Central es más alto y divide la Meseta aproximadamente por la mitad. Sus sierras más destacadas son Somosierra, Guadarrama, Gredos, Peña de Francia y Gata.
  • Los Montes de Toledo son de menor altura y dividen en dos la submeseta sur, separando las cuencas del Tajo y del Guadiana. Su sierra más importante es la de Guadalupe.

c) Las cuencas sedimentarias interiores de la Meseta son las de las submesetas norte y sur. Se formaron en la era terciaria por el hundimiento de bloques del zócalo de la Meseta como resultado de la orogénesis alpina. Las cuencas constituyeron, primero, lagos. Luego, se rellenaron con materiales terciarios, dispuestos horizontalmente en estratos blandos en la parte inferior (arcillas, arenas, yesos y margas) y duros en la parte superior (calizas). El resultado fue un relieve de páramos, campiñas y cuestas.

  • Los páramos son superficies estructurales planas y elevadas formadas por los estratos duros calizos. En ellos, la erosión fluvial ha labrado valles en “U” que los cortan y separan en mesas más pequeñas. Los páramos se localizan en la zona norte y este de la cuenca de la submeseta norte y en la zona este de la submeseta sur (La Alcarria, Mesa de Ocaña y La Mancha).
  • Las campiñas son llanuras bajas suavemente onduladas recorridas por ríos. Se forman donde los páramos han sido erosionados y afloran las arcillas y margas de los niveles inferiores. En ellas son frecuentes los cerros testigo u oteros, relieves residuales coronados por las calizas de los páramos. Las campiñas más destacadas son las recorridas por los ríos Duero, Tajo y Guadiana.
  • Las cuestas son zonas inclinadas entre los páramos y las campiñas.

La cuenca de la submeseta norte es más alta (800-850 metros de altitud media); es más uniforme, ya que toda ella pertenece a una sola cuenca hidrográfica (la del Duero); y está casi totalmente encerrada por montañas. La cuenca de la submeseta sur es más baja (500-700 metros); está accidentada en su parte media por los Montes de Toledo, que la dividen en dos cuencas hidrográficas (la del Tajo y la del Guadiana) y se abre al océano Atlántico.

Segunda Unidad Morfoestructural: Los Rebordes Montañosos de la Meseta

Los rebordes montañosos de la Meseta son el Macizo Galaico-Leonés, la Cordillera Cantábrica, el Sistema Ibérico y Sierra Morena. Se formaron en la era terciaria por el levantamiento de bloques de la Meseta o por el plegamiento de los materiales depositados por el mar en el borde oriental de la Meseta.

1. El Macizo Galaico-Leonés

El Macizo Galaico-Leonés se formó en la era terciaria por el levantamiento del ángulo noroeste del zócalo de la Meseta durante la orogénesis alpina. Sus materiales, por tanto, son paleozoicos. El relieve presenta montañas redondeadas de poca altura, cortadas por multitud de fallas (Rías gallegas). Sus sierras más destacadas son Segundera, Cabrera y Los Ancares.

2. La Cordillera Cantábrica

La Cordillera Cantábrica tiene dos sectores bien diferenciados:

  • El sector oeste, el Macizo Asturiano, se formó en la era terciaria por el levantamiento de este sector del zócalo de la Meseta durante la orogénesis alpina. Sus materiales, por tanto, son paleozoicos. En su extremo occidental, la diferente dureza de los materiales (pizarras y cuarcitas) ha dado lugar a un relieve apalachense. En su extremo oriental existe un gran afloramiento de calizas primarias, que constituye los Picos de Europa. Aquí se encuentran las mayores alturas de la cordillera (Torre de Cerredo, Peña Vieja y el Naranjo de Bulnes).
  • El sector este de la cordillera, la Montaña Cantábrica, se formó en la era terciaria por el plegamiento de materiales secundarios depositados por el mar en el borde de la Meseta. Estos materiales son sobre todo calizas, aunque en ciertos sectores la diferente dureza de los materiales ha creado relieves jurásicos.

3. El Sistema Ibérico

El Sistema Ibérico es una cordillera intermedia, formada en la era terciaria por el plegamiento de materiales secundarios depositados por el mar en el borde oriental del zócalo de la Meseta. Por tanto, sus materiales son principalmente calizos, aunque existen algunos sectores de roquedo paleozoico donde aflora el zócalo de la meseta y de roquedo arcilloso rellenando fosas internas. En la estructura del Sistema Ibérico se distinguen dos sectores:

  • El tercio norte, de dirección NO-SE, incluye las mayores alturas de la cordillera (Picos de Urbión, 2235 m). Las sierras más destacadas son la Demanda (paleozoica) y el Moncayo (caliza).
  • Desde el sureste de Soria el Sistema Ibérico se bifurca en dos ramas: la rama interior o castellana (Sierra de Albarracín, paleozoica, y Serranía de Cuenca, caliza) y la rama exterior o aragonesa (Sierras de Javalambre y Gúdar, de materiales calizos). Ambas están separadas por una fosa tectónica (la fosa de Calatayud), que se rellenó con materiales terciarios.

4. Sierra Morena

Sierra Morena no es propiamente una cordillera, sino un brusco escalón que separa la Meseta del valle del Guadalquivir. Se ha interpretado como una gigantesca falla, pero parece que se trata de una gran flexión fracturada en muchos puntos. Se formó en la era terciaria por el empuje desde el sur al levantarse las Cordilleras Béticas. El roquedo es paleozoico, de color oscuro, al igual que su vegetación (jara). Ambas características le dan su nombre. Sus sierras más destacadas son Madrona, Pedroches y Aracena.

El Clima en España

El Clima Oceánico

  • El área de clima oceánico ocupa el norte de la Península: desde Galicia y la cornisa cantábrica hasta el Pirineo occidental, sometida a la influencia directa del jet stream y del frente polar, y ampliamente abierta al Atlántico.
  • Las precipitaciones son abundantes, regulares y suaves.
  • El total anual supera los 800 mm.
  • Su distribución a lo largo del año es bastante regular. No obstante, suele darse un máximo de precipitación en invierno, debido a la mayor frecuencia de paso de estas borrascas, y un mínimo relativo en verano, debido a la influencia del anticiclón de las Azores, desplazado al norte.
  • La forma en la que caen las precipitaciones es suave, lo que favorece su filtración en el suelo.
  • Las temperaturas se caracterizan por una amplitud térmica baja en la costa.
  • En la costa, la amplitud térmica es baja debido a la influencia del mar. El verano es fresco y el invierno es moderado.
  • Hacia el interior, la amplitud térmica es moderada al disminuir la influencia marina. Debido a este hecho, el invierno es frío (baja de 6º C).
  • La temperatura media anual oscila entre 13º y 14º C y, al estar todo el año bajo la influencia de los flujos marítimos, las oscilaciones térmicas son muy débiles. A medida que se penetra en el interior, las precipitaciones descienden, la estación seca se acusa y el invierno se vuelve más frío.

El Clima Mediterráneo

  • El área de clima mediterráneo es la más extensa de España. Comprende el territorio peninsular al sur de la zona de clima oceánico, las islas Baleares, Ceuta y Melilla.
  • Las precipitaciones son escasas o moderadas, irregulares y tormentosas.
  • El total anual es inferior a 800 mm, considerándose escasas por debajo de 500 mm.
  • Su distribución es irregular. El verano es seco debido a la influencia del anticiclón de las Azores. El máximo tiene lugar en otoño y en primavera.
  • La forma en la que caen las precipitaciones es muchas veces como violentas tormentas, que originan una fuerte erosión del suelo en las áreas desprovistas de vegetación.
  • Las temperaturas varían con la latitud y la distancia al mar. Dentro del clima mediterráneo se distinguen tres subtipos: marítimo, continentalizado y seco.

Subtipos del Clima Mediterráneo

a) El clima mediterráneo continentalizado

  • El área del clima mediterráneo continentalizado comprende el interior peninsular, menos la zona media del valle del Ebro. Este clima de la España interior afecta a casi dos tercios del territorio peninsular.