Raciovitalismo: La Razón Vital y la Realidad Radical
El raciovitalismo sostiene que la base de nuestro conocimiento no es ni el realismo ni el idealismo, sino que el conocimiento está arraigado en la vida. Esta teoría del conocimiento se presenta como un término medio entre el irracionalismo vitalista y el racionalismo. La filosofía, en su afán de racionalizar, ha desalojado la vida espontánea para suplantarla por la pura razón, llevando a que la vida se someta a principios del puro intelecto. El raciovitalismo, en cambio, busca una interrelación entre el valor de la razón y sus raíces irracionales, poniéndola al servicio de la vida. El ser humano, dotado de razón, debe usarla sobre todo para vivir. La razón pura no puede suplantar la vida.
Ortega y Gasset, con el raciovitalismo, pretende colocar la razón en su verdadero lugar, poner la acción intelectual en contacto con la realidad, con la vida. La realidad y la vida resultan inteligibles cuando funcionan como razón.
a) La Razón Vital
La razón vital es la unión entre la razón y la vida en el quehacer histórico. Es constitutivamente razón histórica. El vivir siempre está referido a la vida humana, y el horizonte de la vida humana es histórico; el ser humano está definido por el nivel histórico que le ha tocado vivir. La razón vital lleva consigo la unión entre razón y vida. Tiene una función viva y espontánea, como puede ser el ver y el palpar. De aquí que la razón pura deba ceder su imperio a la razón vital, capaz de captar toda la realidad.
b) La Realidad Radical
La realidad radical es nuestra vida interpretada como coexistencia del yo con el mundo. El dato radical no es mi existencia, no es “yo existo”, sino que “yo coexisto con el mundo”: vivo con y en el mundo. Por tanto, lo primero que debe buscar el saber filosófico es definir el sentido de “mi vida” e investigar la peculiaridad del vivir humano.
Las categorías del vivir humano nos las ofrece Ortega y Gasset en su obra ¿Qué es Filosofía?:
- Vivir es el modo de ser radical. La vida es una realidad radical y en ella tenemos que contemplar las demás realidades. Es lo que somos y lo que hacemos, de todo, lo más próximo a cada cual.
- Vivir es encontrarse en el mundo. Tiene que ocuparse en él, transformarlo, sufrirlo… La vida es yo-mundo.
- Vivir es encontrarse, enterarse de sí. Esto tiene un factor común: el hacer. Y este hacer introduce una finalidad. Hallarse ocupándose en esto o lo otro implica realizar un futuro, el cual exige una decisión en función de algo que deseamos ser.
- Vivir es un constante quehacer. Nada se nos da hecho, sino que tenemos que hacerlo cada uno. La vida es un problema a resolver y es un proyecto a realizar dentro de las posibilidades reales, para lo cual tiene que elegir cómo realizarlo. La vida es libertad.
- Vivir es un problema. Cada uno de nosotros es un problema. El ser humano es el problema de la vida. Encontrarse viviendo es encontrarse uno viviendo sin saber cómo ni por qué, encontrarse con las cosas en torno a uno mismo, que siempre son problemáticas.
- Vivir es coexistencia y convivencia. La realidad concreta es la del individuo en comunidad vital con todos los demás individuos. La vivencia es compartir con.
c) La Vida Humana: “Yo soy yo y mi circunstancia”
La persona humana es un yo en íntima interrelación con el mundo como un todo concreto e indiviso.
- Yo soy yo: Significaría ser plenamente yo mismo, sujeto humano. La persona humana tiene que ser fiel a su vida íntima, a su conciencia. Mismidad y autenticidad definen el sujeto humano, sin perder de vista su coexistencia con el mundo exterior. El yo, sujeto humano de individualidad, se encuentra como parte cuya otra parte es el mundo.
- Circunstancia: Constituye la otra mitad de mi persona. Todo lo que no soy yo: los demás hombres, usos sociales, ideas, creencias, mi cuerpo y mi propia psique. Es el horizonte de totalidad en que aparecen las cosas que interpretamos como circunstancias. Ese mundo u horizonte es mi mundo, mi circunstancia. La circunstancia es inseparable de mi yo, es yo viviendo con, y en función de, las cosas, donde “yo soy yo y mi circunstancia”.
“Nuestra vida es, en todo instante, conciencia de lo que nos es posible”. Si en cada instante no tuviéramos delante más que una sola posibilidad, carecería de sentido llamarla así; sería más bien pura necesidad. El hecho es que nuestra vida posee la condición radical de que siempre encuentra ante sí varias posibilidades entre las que hemos de decidir. Esto quiere decir que siempre nos encontramos en un ambiente de posibilidades determinadas, y este ámbito de posibilidades es lo que se llama “las circunstancias”. Por ello, toda vida es hallarse dentro de la circunstancia o mundo.
Mundo es el repertorio de nuestras posibilidades vitales. No es algo ajeno a nuestra vida, sino su propia periferia. Representa lo que podemos ser, nuestra potencia vital. La vida es lo que podemos ser, y esto significa tener que decidir entre las posibilidades lo que en efecto vamos a ser.
Circunstancia y decisión son los dos elementos radicales de que se compone la vida. La circunstancia es lo que se llama mundo, que no lo elige la vida, sino que se encuentra en él, en este concreto. Esta condición de nuestra vida nos fuerza a elegir. Por eso, vivir es ejercitar la libertad, decidir lo que vamos a hacer en este mundo circunstanciado de posibilidades. No deciden las circunstancias; todo lo contrario, las circunstancias son el dilema ante el cual tenemos que decidirnos, pero el que decide es nuestro yo personal. La vida es un proyecto, un quehacer, un problema radical; el ser humano es libertad para, proyección hacia un futuro, etc.