Karl Marx: Contexto, Filosofía y Crítica al Capitalismo
La filosofía de Karl Marx es inseparable de los conflictos sociales y políticos de su época, cuyo origen se sitúa en la Revolución Francesa y la Revolución Industrial. La primera había derrocado el Antiguo Régimen y entregó el poder político a la burguesía. La segunda transformó la forma de producción y el modo de vida, permitiendo un gigantesco aumento de la producción, los bienes y el nivel de vida.
1. Alienación e Ideología
a. Antropología
Marx parte del hombre real, el trabajador. El hombre es un ser pasivo, con necesidades materiales de subsistencia, pero también activo, pues con el trabajo transforma la naturaleza para satisfacer tales necesidades. El trabajo genera relaciones sociales de producción. Lo que hace humano al hombre es el trabajo, transformar la naturaleza en algo útil y valioso. Sin embargo, su trabajo dependerá de la organización de la sociedad. Marx reivindica una sociedad más humana en la que el hombre pueda elegir su modo de vida y realizarse como persona en el trabajo, pero hasta ahora solo las clases privilegiadas han disfrutado de esto.
b. Praxis
Para cambiar las condiciones de vida de los trabajadores, Marx orienta su filosofía a la acción, cuyo fin es práctico, no teórico. Desde este enfoque práctico, Marx critica la filosofía anterior: a Hegel porque lo que mueve la historia no son las ideas, sino la economía, la forma material de producir; y a Feuerbach porque los verdaderos problemas y soluciones son prácticos.
c. Alienación en el Capitalismo
Marx ve en el sistema capitalista una gran injusticia, pues el obrero, que trabaja y produce valores de uso que satisfacen necesidades sociales, vive en la miseria sin disfrutar de los frutos de su esfuerzo, mientras que el capitalista, que no trabaja, se queda con el beneficio de lo producido, la plusvalía, porque ya posee el control de los medios de producción. Incoherencia económica y moral: si el trabajo manifiesta la vida de los hombres y desarrolla su personalidad y creatividad, el capitalismo les arrebata la humanidad, la producción y los beneficios. El trabajo libre humaniza, pero en el capitalismo el trabajador está explotado (alienación). Esta alienación, o explotación, se traduce en jornadas extenuantes y pésimas condiciones de vida para el proletariado. El hombre se separa de lo que debería ser, alienación que se produce en todos los niveles: social (los hombres son iguales, pero las clases difieren en nivel de vida y derechos), político (el poder está bajo el control del capital y la burguesía), religioso (los lazos que deberían unir a los hombres se sustituyen por lazos con Dios) e ideológico (pues la cultura elitista está al servicio del poder y no del hombre).
d. Ideología
En el capitalismo, se encubre la alienación y la explotación con la ideología capitalista. Marx cree que el proletariado ha de tomar conciencia de su situación de miseria, rebelarse y tomar el poder con la revolución, creando una sociedad más libre, igualitaria y justa: la comunista, sin alienación ni clases.
Según Marx, la realidad social auténtica es la infraestructura económica, la producción y reparto de la riqueza social. La alienación implica que el reparto de tal riqueza ha sido injusto, pues a quienes trabajan se les priva del beneficio porque carecen de los medios de producción. Esta situación se mantiene no solo por la fuerza, sino también con una gigantesca superestructura ideológica que justifica y legitima la explotación. Marx pretende superar la alienación destruyendo la sociedad capitalista y sustituyéndola por la sociedad comunista y el socialismo científico. Marx critica la base ideológica del liberalismo: la economía política. Marx piensa que el valor de cambio (dinero) es ideología, un invento de los capitalistas para ocultar la realidad. El capitalismo se basa en el valor de cambio (precio) de las mercancías, pero el precio no se basa en relaciones objetivas entre las cosas (en el valor real o de uso), sino que expresa relaciones de dominio y explotación. Para Marx, la riqueza acumulada no es legítima, no corresponde al capitalista, porque es el trabajo del obrero lo que ha generado la plusvalía, el valor añadido al producto. En el capitalismo, el valor que el trabajo añade al producto, la plusvalía o beneficio, es apropiado por el capitalista para sí, porque posee los medios de producción, sobre todo el capital. El trabajo está explotado, el que da valor a las cosas no obtiene el beneficio. Por eso cree Marx que es fundamental que el proletariado tome conciencia de clase, reconozca su explotación y sus derechos.
2. Materialismo Histórico Dialéctico
a. El Materialismo Histórico-Dialéctico
Frente al idealismo de Hegel, la historia es ante todo el relato de cómo los hombres se han organizado socialmente para producir y satisfacer sus necesidades materiales. Hegel había explicado la historia del espíritu como un largo proceso por el que este llegaba finalmente a saber de su libertad real. Marx aplica la dialéctica histórica a la economía, al trabajo. En la sociedad originaria no había propiedad privada de los medios de producción, luego surgió la contradictoria, pero finalmente llegará una sociedad que abolirá la propiedad privada de los medios de producción y la riqueza será de todos por igual. Hegel había hablado del concepto de alienación: si al hombre no se le reconocen sus derechos y libertad, no habrá libertad, estará alienado. Marx da al concepto de alienación un sentido diferente: el hombre está alienado o enajenado porque, siendo su esencia la capacidad de crear bienes mediante el trabajo, no se le reconoce el derecho a desplegar esa esencia libremente ni a obtener los frutos. Está explotado.