Transformaciones Agrarias y sus Consecuencias en la España del Siglo XIX
Efectos de la Reforma Agraria
La reforma liberal agraria trajo consigo la abolición de los señoríos y derechos jurisdiccionales. Además, se desvinculó la propiedad y se desamortizó gran parte de las tierras pertenecientes a la Iglesia y a los ayuntamientos. Aunque esta medida ayudó a paliar los problemas de la Hacienda Pública, la tierra terminó en manos de propietarios consolidados y personas con recursos para adquirirlas, muchos de los cuales no eran cultivadores directos.
Este proceso incrementó la producción agrícola, que se destinó mayoritariamente al mercado y no tanto al autoconsumo. Sin embargo, la desamortización se convirtió en una oportunidad perdida para reformar la estructura de la propiedad de la tierra, lo que habría permitido disminuir las desigualdades y fomentar una mayor expansión de la producción agraria.
En regiones como Extremadura, Castilla y Andalucía, predominaban los grandes latifundios con cultivos de secano. Existían extremas diferencias de renta entre una minoría de propietarios y la gran masa de labradores sin tierra, quienes vivían en condiciones próximas a la subsistencia.
El cereal fue el principal cultivo, pero a finales de los años 20 del siglo XX, su precio de venta era un 50% superior al de Gran Bretaña. Esto obligó a la población urbana a consumir alimentos a precios más altos que los del mercado internacional, reduciendo la renta disponible para productos manufacturados.
A partir de 1870, se inició la transición demográfica, caracterizada por un fuerte descenso inicial de las tasas de mortalidad, seguido por un descenso de las tasas de natalidad. Este cambio se debió a la mejor dieta alimentaria, las mejores condiciones higiénicas y el desarrollo de infraestructuras urbanas. La transición demográfica fue acompañada de un aumento de la urbanización, tanto en grandes ciudades como en importantes centros industriales. No obstante, la mayor parte de la población española seguía siendo rural.
La Industrialización en España: Avances y Desafíos
Inicios de la Mecanización
Desde 1833, se instaló la primera máquina de vapor, y la mecanización supuso un gran impulso, fundamentalmente debido a la escasez de mano de obra derivada de la incorporación al mercado laboral de las generaciones menos numerosas nacidas durante la guerra. Durante treinta años tuvo la hegemonía, pero fracasó por la dificultad de encontrar carbón de coque y por el uso de carbones vegetales, lo cual supuso su declive a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
La Siderurgia Vizcaína
Entre 1864 y 1879, se desarrolló la siderurgia en Asturias, gracias a la disponibilidad de carbón mineral. Sin embargo, en 1876, la llegada del coque galés a Bilbao, más barato, como contrapartida a la exportación de hierro, condujo a la localización de la siderurgia en Vizcaya.
Entre 1879 y 1882, se construyeron en Vizcaya tres grandes empresas siderúrgicas: San Francisco, Altos Hornos y Fábricas de Hierro y Acero y La Vizcaya. Estas empresas introdujeron todas las novedades tecnológicas de la época (Bessemer, horno Martín-Siemens), llevando a Vizcaya a producir dos terceras partes de todo el hierro producido en España. El eje comercial Bilbao-Cardiff, basado en la exportación de hierro a Gran Bretaña y la importación de carbón galés, jugó un papel primordial en la industrialización del País Vasco.
Diversificación Industrial
Además de la siderurgia, en Vizcaya se consolidaron las principales empresas de construcción naval y mecánicas, junto a un entramado de sociedades industriales en diferentes sectores: navieras, compañías de seguros, químicas, compañías eléctricas, construcción de maquinaria, etc.
Expansión Minera
La expansión minera se explica por tres factores:
- Aumento de la demanda internacional.
- Avances en la técnica de explotación.
- Concesión de la explotación de los yacimientos a compañías extranjeras, principalmente francesas e inglesas, debido al endeudamiento crónico de la Hacienda española.
Estas extracciones no transformaron la economía de estas regiones debido a la fuerte presencia de compañías extranjeras. Sin embargo, hay que matizar que en España no existía demanda interna para absorber la producción ni tampoco grupos empresariales autóctonos.
Minería de Carbón y Hierro
Aunque había yacimientos de carbón en varias zonas, fue en Asturias donde tuvo mayor importancia, tanto por la gran cantidad como por la facilidad para llevarlo a la costa y acceder al transporte marítimo. Sin embargo, tenía escaso poder calorífico, lo cual no fue una desventaja mientras los derechos arancelarios sobre la importación fueron elevados. Desde la liberalización en 1869, las ayudas del Estado fueron decisivas.
La proximidad de las minas al mar facilitó la exportación de hierro a Europa, convirtiendo a España en el principal abastecedor de hierro del continente. Desde principios del siglo XX, la difusión de otros procedimientos redujo drásticamente las importaciones de los yacimientos vascos, pero la acumulación de capital producida durante los años anteriores consolidó la industria siderúrgica vasca.
El Ferrocarril y su Impacto en la Economía Española
Desarrollo de la Red Ferroviaria
En 1855, se aprobó la Ley General de Ferrocarriles. Entre 1856 y 1865, se construyeron 4.500 km de vías, y entre 1876 y 1885, se construyeron 3.000 km más, después de la crisis financiera de 1866 que provocó el hundimiento de las acciones de ferrocarriles en la Bolsa.
Limitaciones de la Construcción
- Se consolidó la estructura radial de la red española con centro en Madrid, reforzando el Estado centralizado.
- La mayor anchura de la vía respecto al resto de las líneas europeas, principalmente debido a motivos técnicos relacionados con las fuertes pendientes del relieve español, dificultó los intercambios por ferrocarril con el resto de Europa.
- Se autorizó a las compañías inversoras la importación, libre de aranceles, de todos los materiales utilizados en la construcción hasta 1887. Por lo tanto, el correspondiente aumento de la demanda sobre el sector siderúrgico o de maquinaria de construcción no se produjo en España, frenando una de las consecuencias más positivas que sobre la industria produce la extensión de la red.
Debates Económicos y Políticas Implementadas
Proteccionistas y Librecambistas
El gran debate del siglo XIX enfrentó a proteccionistas y librecambistas. Los primeros eran partidarios de poner obstáculos a la competencia exterior para fomentar el desarrollo de la producción interna, mientras que los segundos defendían que la libre entrada de productos estimularía la competitividad y la especialización de la industria española.
No obstante, España había realizado desde 1874 un notable esfuerzo de liberalización del comercio exterior. El atraso industrial español fue motivado por varios factores: inestabilidad institucional, subdesarrollo agrario, ausencia de reforma fiscal, apropiación de casi todo el excedente por parte de sectores sociales improductivos, etc. Todo ello, dentro de un marco geográfico en que los recursos naturales eran poco favorables para impulsar un crecimiento económico como el de Gran Bretaña.
Intervencionismo del Estado
El intervencionismo estatal se produjo en dos direcciones: subida de las tarifas arancelarias (1891, 1906 y 1922) para evitar la competencia exterior y aumento del intervencionismo para reducir el riesgo de la inversión privada (privilegios fiscales, subsidios, primas y encargos directos de la Administración).