El Romanticismo en la Pintura del Siglo XIX: Características y Exponentes

Contexto Histórico del Romanticismo

El Romanticismo surge como consecuencia de un contexto histórico marcado por la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas, que sacudieron Europa y provocaron una pérdida de la fe en la Razón. Inicialmente, el Romanticismo se vinculó con la Restauración, presentándose como una reacción conservadora al Neoclasicismo revolucionario. Esta nueva sensibilidad se caracterizó por la primacía del sentimiento, la exaltación de las pasiones, la intuición, la libertad imaginativa y el individuo. En esencia, el Romanticismo es una manera de sentir.

Ruptura con la Pintura Académica

El Romanticismo se opone al carácter encorsetado de la pintura académica, rompiendo con las reglas de composición. Su temática busca la evasión, los lugares lejanos y las épocas pasadas. Entre sus máximos exponentes se encuentran los franceses Géricault y Delacroix, los ingleses Constable y Turner (quien anticipa el Impresionismo), y el alemán Friedrich. A mediados del siglo XVIII, surge una división entre lo clásico y lo romántico a partir de las obras de Burke y Winckelmann. Los clasicistas creían que el arte debía buscar la noble simplicidad y la sosegada grandeza. Los románticos, por el contrario, creían que el arte debe sustentar emociones.

El Romanticismo: Un Movimiento Artístico y Literario

El Romanticismo es un movimiento artístico y literario que apareció a finales del siglo XVIII y principios del XIX, que dio fuerza, emoción, libertad e imaginación a la clásica corrección de las formas del arte; fue una rebelión contra las convenciones sociales. El siglo XIX es una época políticamente comprometida, con movimientos independentistas, el desarrollo del nacionalismo, la industrialización y el nacimiento de la burguesía. En el campo del arte, se renueva la arquitectura con la aparición del hierro, que ofrece nuevas posibilidades, y surge la arquitectura utilitaria. También aparece la fotografía, que pone de moda la realidad.

Características de la Pintura Romántica

La pintura romántica rechaza las convenciones neoclásicas y sus rígidas reglas; supone un momento de renovación técnica y estética de importantes consecuencias para el futuro:

  • Técnicas: Se utilizan diversas técnicas como el óleo, acuarelas, grabados y litografías.
  • Textura: La textura comienza a ser valorada en sí misma, y aparecen las superficies rugosas junto con las formas más sutiles. La pincelada es libre, viva y llena de expresividad.
  • Color: Desaparece la línea frente al color. Se recupera la potencia sugestiva del color, liberándose las formas y los límites excesivamente definidos. El color es un agente emocional de primer orden.
  • Luz: La luz es importantísima y se cuidan sus gradaciones, dando un carácter efectista y teatral.
  • Composiciones: Las composiciones tienden a ser dinámicas, marcadas por las líneas curvas y los gestos dramáticos. Algunos autores, como Friedrich, prefieren esquemas geométricos más reposados.
  • Temas: Lo característico es la variedad, aunque existen características generales sobre el tratamiento de los temas. En muchos cuadros del Romanticismo se aprecia un interés por la violencia, el drama, la lucha y la locura. Ocuparon un lugar preponderante en muchos cuadros lo misterioso y lo fantástico, expresados de forma dramática. También se representaron la melancolía extrema y la pesadilla, llegando a combinar en ocasiones el tema de la muerte con el erotismo.

El Exotismo y la Naturaleza en el Romanticismo

Surge el exotismo de la memoria de un misterioso y glorioso pasado que incluye desde la antigua Grecia hasta la Edad Media, en especial la época gótica. Otro gran descubrimiento del Romanticismo es la Naturaleza y el cultivo del género del paisaje, que será exhaustivo. Se pintan paisajes fantásticos, imaginativos, de estudio, evocados, etc. El pintor se enfrenta a la realidad del paisaje, sale al exterior. Por ejemplo, los paisajistas alemanes, con Friedrich a la cabeza, proponen el paisaje espiritual, que ayuda a la evocación religiosa por medio de su grandeza. Valoran los estados atmosféricos, como la niebla.

El Culto al Individualismo

También se reivindica la individualidad, el culto al individualismo. El artista prefiere su libertad a la de la colectividad. Por eso son pocos los artistas comprometidos. Por ejemplo, Delacroix con La Libertad guiando al pueblo, donde aparecen pintadas por primera vez las barricadas como testimonio de reivindicación política.

La Escultura en el Romanticismo

La escultura tuvo en el periodo romántico un desarrollo mucho menor que la pintura. Los escultores nunca renunciaron a la inspiración grecorromana, tanto en iconografía como en formas, y las obras resultaban frías y académicas, carentes de originalidad. Pero a partir de 1810, de manera progresiva, se fueron sustituyendo por elementos contemporáneos.