Desarrollo y Consecuencias de la Guerra Civil Española

La Guerra Civil Española (1936-1939)

I. La Sublevación Militar y el Estallido de la Guerra Civil

1. De febrero a julio de 1936: Aumento de la Tensión entre las Fuerzas Sociales y Políticas

Las elecciones de febrero se desarrollaron en un clima de extrema dureza. El triunfo del Frente Popular en febrero del 36 radicalizó aún más las posiciones. Aumentaron los recelos de la Iglesia y de las clases acomodadas hacia el gobierno republicano de izquierdas por las reformas que impulsaba. Se produjeron conflictos laborales en la industria y en el campo. La sociedad española se polarizó entre derecha e izquierda, con dos maneras muy diferentes de entender la organización social, económica y política del país.

2. La Sublevación Militar del 18 de julio y su Fracaso Inicial

La preparación del golpe de Estado: tuvo colaboradores civiles. Su diseño y organización es obra de militares conservadores: Sanjurjo como cabecilla y Mola como director del golpe. Contó con el apoyo y participación de militares monárquicos y conservadores de la UME (Unión Militar Española): Yagüe, Queipo de Llano, Goded, Franco. Mola diseñó un golpe militar rápido y rotundo, contando con que las instituciones republicanas y la débil sociedad civil no ofrecerían ninguna resistencia. Tras el golpe, pretendía instaurar un modelo de gobierno semejante al de la dictadura de Primo de Rivera. Nunca contaron con la resistencia de una parte de la sociedad española, lo que dio lugar a una guerra civil de tres años.

La chispa que hace estallar el conflicto: el gobierno tiene dificultades para controlar y mantener el orden público. La violencia y la fuerte crispación social se acrecientan en los días previos al golpe. El asesinato de José Castillo provoca la respuesta de los extremistas de izquierda, que asesinan al líder monárquico Calvo Sotelo.

Desarrollo del alzamiento o sublevación militar: se inicia en Marruecos el 17 de julio de 1936. El día 18, los sublevados dominan y controlan el protectorado de Marruecos. Los días 18 y 19 de julio, los militares se sublevan en varias ciudades del país. El general Mola decreta el estado de guerra en Pamplona y se extiende la sublevación militar por toda la península. El día 19, Franco se desplaza a Marruecos para ponerse al frente de las tropas africanas. El ejército aparece dividido. El golpe triunfa en la Meseta Norte sin apenas oposición. Fracasa en las ciudades más importantes y zonas industriales, debido al claro apoyo popular a la República. El gobierno de la República autoriza la distribución de armas a las organizaciones del Frente Popular y los sindicatos, que constituyen milicias espontáneas a favor de la República. El gobierno de la República pierde el control del orden público y la iniciativa militar. El golpe militar no alcanza sus objetivos al no tener el éxito esperado en todo el país. España ha quedado dividida en dos. Es el comienzo de la Guerra Civil que durará tres años.

3. Por qué se Desencadenó una Guerra Civil tan Larga y Terrible

El golpe militar fracasa gracias a que una parte del ejército y las fuerzas del orden permanecen fieles a la República. El pueblo había dejado de ser un sujeto pasivo al que importaban poco los cambios de régimen. Su larga duración se explica por la intervención internacional. España se convirtió en un campo de experimentación de nuevas armas y tácticas de guerra para aquellos que se disputaban el dominio de Europa: fascistas, democracias liberales y regímenes comunistas.

II. El Desarrollo de la Guerra: Etapas y Evolución en las Dos Zonas

1. Los Dos Bandos Enfrentados

Los nacionales (los sublevados): controlan un territorio menor, zonas de predominio agrícola y ganadero. Cuentan con la mayor parte del ejército. Sus apoyos sociales son los sectores tradicionalmente más conservadores, contrarios a las reformas republicanas.

Los republicanos: la República controla la mayor parte del territorio, zonas más urbanizadas e industrializadas. Una parte del ejército y de las fuerzas de seguridad permanece fiel a la República, pero la organización militar quedó prácticamente desmantelada. Su poder fue reemplazado por el de las milicias populares creadas por los partidos de izquierda y sindicatos.

2. Las Etapas de la Guerra

a. Primera etapa: julio de 1936 a marzo de 1937

  • De julio a noviembre de 1936: se desarrolla un rápido avance de los sublevados. El objetivo de los rebeldes es ocupar Madrid. Las columnas de Mola lo intentan desde el norte y son detenidas en la Cordillera Central por columnas de milicianos republicanos. Las tropas de Marruecos logran cruzar el estrecho de Gibraltar. Tras unirse a los soldados de Queipo de Llano en Sevilla, realizan un rápido avance desde el sur hacia el norte a través de Extremadura, tomando Badajoz, Talavera y Toledo, uniendo así las dos zonas de la península bajo dominio rebelde. La liberación del Alcázar de Toledo retrasa el avance de las columnas de Franco hacia Madrid. Mola ocupa Irún y San Sebastián en septiembre del 36, cortando la comunicación de las dos zonas republicanas a través de Francia.
  • La batalla de Madrid (noviembre de 1936 a marzo de 1937): las tropas de Franco llegan desde el sur a las afueras de Madrid en noviembre de 1936, pero fracasan en su intento de tomar la ciudad. El ejército republicano rechaza un primer ataque. Los posteriores intentos de Franco de tomar Madrid desde otros lados (batalla del Jarama y batalla de Guadalajara) terminan también en fracasos. La inesperada resistencia de Madrid convierte el conflicto en una guerra de desgaste. Ocupación franquista de la costa mediterránea andaluza hasta Motril. La pérdida de Málaga representa para el bando republicano el fracaso del modelo de guerra defendido por los anarquistas: es necesario disponer de un ejército disciplinado.

b. Segunda etapa: abril a noviembre de 1937

Las acciones militares se concentran en el territorio republicano de la franja cantábrica. Toman Vizcaya en junio de 1937, Santander en agosto del 37 y Asturias en octubre del 37. El reconstruido ejército popular de la República emprende ofensivas militares para aliviar la presión del norte (Batalla de Brunete, julio de 1937; Batalla de Belchite, agosto de 1937). No consiguen impedir la caída del norte de España, la pérdida de su industria metalúrgica y tampoco ampliar territorio.

c. Tercera etapa: diciembre de 1937 a noviembre de 1938

En la batalla de Teruel, la ciudad es ocupada por los republicanos durante un mes y reconquistada más tarde por los franquistas en febrero de 1938. Supone un desgaste de las fuerzas republicanas. La zona republicana queda dividida en dos. La batalla del Ebro tiene lugar de julio a noviembre del 38. Es la batalla decisiva, la más sangrienta y dura de toda la guerra. La ofensiva republicana pretende cambiar el signo de la guerra favorable a los nacionales y alargar el conflicto todo lo que fuera posible. El triunfo del ejército franquista, con la colaboración italiana y alemana, supone el hundimiento definitivo del ejército popular.

d. Cuarta etapa: diciembre de 1938 a abril de 1939

Ocupación de Cataluña por las tropas de Franco en febrero de 1939. El gobierno de Franco es reconocido por Francia e Inglaterra. Azaña renuncia a su cargo de Presidente de la República y cruza la frontera. Se produce la salida de tropas y civiles fieles a la República hacia la frontera.

El final de la guerra y de la República: ocupada Cataluña, la zona republicana queda aislada del resto del continente. Negrín y los comunistas son partidarios de resistir y alargar la situación para poder enlazar con el conflicto mundial que se espera próximo. Los mandos militares y otros políticos republicanos, socialistas y anarquistas intentan llegar a un acuerdo con Franco para poner fin a la guerra. La Junta Nacional de Defensa declara ilegítimo al gobierno republicano de Negrín y entrega a Franco toda la zona que quedaba en manos de los republicanos. El ejército nacional entra en Madrid y ocupa el resto del territorio hasta la costa levantina. El 1 de abril de 1939 es el fin de la guerra, proclamado por Franco.

3. La Evolución Política de las Dos Zonas

a. Zona Republicana

Los objetivos para los anarquistas, socialistas radicales de la UGT y POUM: hay que hacer la guerra y la revolución social al mismo tiempo. Mientras que para los socialistas moderados de la UGT y PSOE, los comunistas del PCE y del PSUC: hay que ganar la guerra y dejar la revolución para más adelante.

Se hace la guerra y la revolución social al tiempo. La desconfianza hacia los militares lleva al gobierno a disolver el ejército regular. Las milicias obreras populares se convierten en verdaderos poderes revolucionarios locales de diferente signo. El gobierno de la República se desarticula, su legalidad es cuestionada, no consigue controlar e imponer autoridad sobre su propio territorio. Se pone en marcha una revolución social liderada fundamentalmente por los sindicatos, que crean organismos propios de poder. Se llevan a cabo incautaciones y colectivizaciones de propiedades privadas y del clero, servicios públicos, tierras e industrias. La propiedad privada de los medios de producción se transforma en propiedad colectiva. Cada colectividad estaba dirigida por un comité elegido en asamblea general. Se colectivizan las grandes empresas industriales y comerciales, y los obreros controlan las pequeñas. Esta revolución se acompaña de una represión. Los diversos poderes revolucionarios pusieron en marcha una represión que degeneró en terror. Grupos de milicianos persiguieron a sus enemigos. Quemas y saqueo de iglesias, asaltos a prisiones, “paseos” y “sacas” fueron las manifestaciones más frecuentes del terror. El número total de víctimas de la represión republicana fue muy elevado. Hubo también muchos encarcelados y depurados.

Largo Caballero es el presidente de un gobierno de coalición en el que colaboran sindicatos y partidos obreros. Intenta legitimar el proceso revolucionario que se está desarrollando, legalizando las incautaciones de tierras hechas por campesinos. Inicia la recuperación del poder y centralización del Estado: se decreta la disolución de juntas y comités, se regulan los consejos de ayuntamientos y diputaciones, se crean tribunales populares para contener la represión indiscriminada, se militarizan las milicias populares para poder reconstruir el ejército.

Los enfrentamientos internos entre fuerzas políticas tan diversas dan lugar a los sucesos de mayo del 37 en Barcelona, una auténtica batalla entre anarquistas y POUM de un lado, frente a las fuerzas de orden de la Generalitat, la UGT y el PSUC del otro. El POUM desaparece, el poder anarcosindicalista retrocede, Largo Caballero dimite y su gobierno de coalición se derrumba. Es el triunfo de los partidos políticos frente a las organizaciones sindicales.

Desde mayo del 37 y febrero de 1939 gobierna un equipo de ministros presidido por Negrín que recupera el control del Estado y normaliza el funcionamiento institucional. Negrín gobierna apoyado por los comunistas. El gobierno se traslada de Valencia a Barcelona. Su objetivo prioritario es ganar la guerra y resistir contra Franco hasta el final. La revolución social se paraliza, se restringen las colectivizaciones y se reduce el poder obrero. Se busca atraer hacia la posición republicana a las clases medias y pequeños propietarios. La falta de ayuda internacional y los reveses militares aumentan el derrotismo. Crecen los partidarios de una rendición con condiciones, a la que Negrín y los comunistas se oponen frontalmente, esperando enlazar la guerra de España con la guerra europea que se avecina. El presidente de la República, la Junta de Defensa de Madrid y dirigentes sindicales entablan negociaciones y contactos con Franco para una rendición con condiciones. Negrín regresa y propone seguir resistiendo. La Junta de Defensa le destituye. Es el fin del gobierno republicano.

b. Zona Franquista: Un Único Objetivo

La organización provisional de la sublevación: entre julio y septiembre de 1936, la sublevación responde al modelo tradicional de pronunciamiento militar, que tiene por objeto quitar al Gobierno. En la zona donde triunfa el golpe no hay ningún tipo de proyecto político común entre los militares sublevados. Solo les une crear un poder militar que anule la legislación republicana del Frente Popular y la represión contra todos los que han apoyado este gobierno republicano. Para organizar esta doble tarea contrarrevolucionaria y represora, se constituye en Burgos la Junta de Defensa Nacional, integrada por los generales golpistas, presidida por Cabanellas y controlada por Mola, que deroga la legislación republicana. Junto al ejército se encuentran las milicias carlistas y las milicias falangistas. El objetivo único es ganar la guerra. Es necesario un mando militar y político único para ganar la guerra. La JDN entregará a Franco el mando militar único del ejército y el 1 de octubre concentra en Franco todos los poderes del Estado. Establece una Junta Técnica del Estado. La Iglesia apoya a los golpistas. Los obispos justifican el alzamiento militar y ven la guerra como una cruzada. El catolicismo y la Iglesia serán puntales del nuevo estado franquista. Franco suma al liderazgo político y militar el carismático y religioso, lo que le convierte en Caudillo.

Franco ve la necesidad de organizar un estado más coherente, de carácter fascista. El ideólogo y organizador de este nuevo Estado es su cuñado Ramón Serrano Suñer. La derecha política de la República se identifica con el bando nacional. Somete las milicias a la disciplina del ejército y unifica todas las fuerzas políticas que apoyan la sublevación en un movimiento por encima de los tradicionales partidos políticos para proporcionar contenido ideológico al nuevo estado, siguiendo el modelo fascista de partido único. Franco es el Jefe del Ejército, Jefe del Gobierno, Jefe del Estado y del partido único. En febrero de 1938 se forma el primer Gobierno franquista. Su tarea principal es elaborar una nueva legislación profundamente reaccionaria. La Falange tendrá particular influencia en la política sociolaboral, el Fuero del Trabajo. Se crean las magistraturas de trabajo para resolver los conflictos laborales y se establecen los sindicatos verticales, los únicos autorizados. Los principios básicos del Nuevo Estado son propiedad, religión y orden. Se devuelven sus bienes a sus antiguos propietarios. Se suprimen los partidos políticos y los sindicatos. Se controla la educación y la cultura, se prohíbe la libertad de expresión, se depuran los cuerpos de docentes y funcionarios no afectos. Se anula la legislación laica de la República y se impregna toda la vida social de elementos religiosos.

En la zona nacional, la represión fue una estrategia diseñada por los sublevados. El ejército rebelde y los partidos políticos que apoyan el golpe desarrollan una violencia y represión. Practican desde el comienzo de la guerra, y a medida que avanzaban sobre los territorios republicanos, una implacable y sistemática represión como medio para aterrorizar a la población y vencer su resistencia. Se dirigía contra toda persona, institución u organización vinculada al Frente Popular. Los primeros en sufrir la represión fueron los miembros del ejército y fuerzas de seguridad que no apoyan el golpe militar. Abundan las ejecuciones masivas a medida que avanzaban las tropas. En las zonas de retaguardia se producen “sacas” y “paseos” nocturnos, fusilamientos en cunetas y tapias de cementerios.

III. Dimensión Internacional del Conflicto

Las grandes potencias adoptan posturas individuales con respecto a la Guerra Civil española, pero también una postura conjunta de “no intervención”. Los apoyos internacionales de ambos bandos dan una dimensión internacional al conflicto y convierten la guerra española en un preludio de la Segunda Guerra Mundial. Los dos bandos reciben ayuda internacional. La destinada a los sublevados fue más regular y cuantiosa que la de los republicanos.

1. Las Acciones Individuales de las Potencias

a. La intervención de la Italia fascista y de la Alemania nazi es decisiva para el desarrollo de la guerra. Es un apoyo diplomático y militar. Italia y Alemania realizan grandes aportaciones de hombres y medios técnicos, sin que mediase un pago inmediato. Fueron ayudas semigratuitas. La guerra española les sirve para poner a punto sus ejércitos, ensayar armas y estrategias de combate de cara a la guerra mundial que se avecina. Simpatizan ideológicamente con los sublevados, da prestigio a estos autoritarismos de extrema derecha y permite contar con un nuevo aliado en Europa. La ayuda de Portugal se centró en el control de la frontera, que se abre para el paso de las tropas rebeldes y se cierra a los republicanos, entregados a Franco cuando se refugiaban en Portugal. El papado alienta a los católicos de todo el mundo a apoyar a la causa nacional y califica la guerra como una cruzada. Es el primer estado que reconoce al régimen de Franco en 1937.

b. Los republicanos no cuentan con el apoyo de las democracias occidentales, que se declaran neutrales para evitar la confrontación con Alemania, siguiendo la iniciativa franco-británica de no intervención. Gran Bretaña se abstiene de apoyar a la República. Los políticos británicos temen el triunfo de una revolución social en España y defienden una política de tolerancia frente al expansionismo de los fascismos. En Francia, pese a las adhesiones y actos colectivos de apoyo a la República, el gobierno cierra las fronteras para evitar la entrada de armas en España. EEUU se mantiene neutral para no favorecer la expansión del comunismo en Europa. Esta actitud de no intervención de las democracias occidentales a favor del gobierno republicano es tan decisiva en el desarrollo de la guerra civil como la ayuda a los sublevados. El gobierno republicano cuenta con la ayuda de la Unión Soviética y, en menor medida, del gobierno mexicano, que proporciona algunas municiones, pero sobre todo acoge a numerosos exiliados republicanos. El apoyo soviético responde a un intento de acercamiento a los gobiernos democráticos para hacer frente a la amenaza fascista y se concreta a través de la Internacional Comunista, que pone en marcha un movimiento internacional de reclutamiento de voluntarios de todo el mundo, las Brigadas Internacionales, e impulsa movimientos de solidaridad antifascista en los países occidentales. El apoyo militar consiste sobre todo en la entrega de armamento, que llega de manera lenta y clandestina, más anticuado que el que recibe Franco, pagado al contado por el gobierno republicano con el oro del Banco de España.

El acuerdo colectivo de todas las potencias de “no intervención” no permite ninguna injerencia diplomática y militar en los asuntos españoles y prohíbe las exportaciones de armamento a España. Un comité en Londres vigila su cumplimiento. Esta política de “no intervención” aísla el conflicto español, pero impide al gobierno de la II República aprovisionarse libremente de armas en el extranjero mientras Franco sigue recibiendo la ayuda militar de los regímenes fascistas. La “no intervención de las democracias” demuestra debilidad frente al expansionismo fascista y acerca la II Guerra Mundial. La opinión pública y los intelectuales europeos y americanos se dividen. La causa republicana atrae las simpatías de la izquierda y de la mayoría de los intelectuales, que toman partido a favor de la República. Muchos vienen a España para apoyar la causa republicana.

IV. Las Consecuencias de la Guerra

1. Las Consecuencias Demográficas

Disminución de la población como consecuencia de la guerra y sus efectos. Se suman las muertes causadas directamente por la guerra, se añaden los fusilados y asesinados en la retaguardia de ambos bandos, los encarcelados (muchos mueren en la cárcel), los muertos por desnutrición y enfermedades derivadas de la guerra, y a todo ello se añade el descenso de la natalidad, los no nacidos. Los exiliados son una pérdida terrible, no solo en cantidad sino también en calidad. Muchos huyen de España ante el temor a la represión franquista. Los exiliados se dirigen hacia Francia y México.

2. Las Consecuencias Económicas

El país queda en la ruina. Las pérdidas materiales son mayores en las zonas de frente: ciudades bombardeadas, destrucción de viviendas, fábricas y vías de comunicación. Disminuye la población activa, desciende la producción en todos los sectores y el nivel de renta. La economía se estanca. El nivel de producción y bienestar anterior a la Guerra Civil no se recuperará hasta los años 1960. La mayoría de la población española sufre los efectos del racionamiento y la falta de bienes de consumo.

3. Las Consecuencias Políticas

Dictadura y aislamiento internacional. Fin de la más importante experiencia modernizadora y democratizadora que había tenido la España contemporánea y la implantación del Estado Autoritario, una larga dictadura personal de Franco, caracterizada por la represión, la falta de libertad política y la supresión de los derechos fundamentales de las personas. La represión política e ideológica se ejerce desde el comienzo de la guerra en cada territorio que ocupaban. La Ley de Responsabilidades Políticas, con carácter retroactivo, permite perseguir a todos los que desde octubre del 34 hubiesen participado en la vida política republicana. Se suprimen partidos y sindicatos y todas las libertades democráticas. Se depura a todos los funcionarios de la administración del estado, y en especial a los cuerpos docentes. España sufre un aislamiento político internacional.

4. Las Consecuencias Culturales

Un desierto intelectual. Destrucción de todo el esfuerzo de regeneración cultural y educativa de la Edad de Plata de la cultura española. Son ejecutados o destituidos un 60% de maestros y profesores. La casi totalidad de los intelectuales de la generación del 27 y aún de la del 98, los más notables científicos y artistas, murieron o se marcharon al exilio: Machado, García Lorca, Buñuel, Alberti, Picasso, Américo Castro, son un ejemplo. La cultura oficial, dominada por una fuerte censura y represión, retrocede a los tiempos del oscurantismo clerical de la Inquisición.

5. Los Grupos Beneficiados por la Guerra

Tras la guerra, los terratenientes, el ejército y la Iglesia se convierten en sectores hegemónicos de la sociedad franquista. Se restablece la autoridad en las empresas. En las zonas republicanas se reabren negocios y surgen otros nuevos en manos de gentes avispadas que se establecen en la zona recién conquistada. Los excombatientes del bando nacional serán premiados con puestos en la administración y concesiones de negocios.

V. La Guerra Civil en Castilla y León

1. Triunfo de la Sublevación Militar en Castilla y León

La VI división militar incluía la parte oriental de Castilla y León. En Burgos, el general Batet pierde el control de la situación ante la agitación de los cuarteles y la actuación de hombres de confianza de Mola. En Palencia hay un conato de resistencia, pero es vencida de inmediato. La situación del País Vasco y Santander es contradictoria. Camilo Alonso Vega consigue el control de Vitoria, pero el resto permanecen fieles a la República.

La VII división militar, con cabecera en Valladolid, incluye Zamora, Salamanca, Segovia, Ávila y Cáceres. El día 18 de julio tiene lugar en Valladolid un doble movimiento: elementos civiles ocupan los edificios clave de las comunicaciones de la ciudad. Los militares le arrebatan el mando al General Molero, con muertes de por medio. A media tarde de este día entran en Valladolid, encabezados por Onésimo Redondo, los falangistas vallisoletanos, encarcelados en la prisión en Ávila meses antes. La VII región estaba también en poder de los sublevados, con un frente al sur: el Guadarrama, con su punto más duro en el Alto del León.

2. La Vida en la Retaguardia: Dura Represión contra los Republicanos

La mayor parte del territorio de la actual Castilla y León estuvo alejado de los frentes de combate, pero también aquí se reflejó la crueldad de la guerra. A las dificultades se sumó una feroz represión. Las familias de los represaliados fueron condenadas durante décadas al silencio. Este “terror caliente” dejó claro que no se toleraría disidencia alguna. Se impone el ideario totalitario de Falange.