Crisis de 1917 y Dictadura de Primo de Rivera: El Ocaso de la Restauración

La Crisis de 1917: El Principio del Fin de la Restauración

Era la mejor defensa contra la oposición política al sistema de la Restauración y el mejor sustituto frente a la crisis política de dicho sistema.

1. La Asamblea de Parlamentarios fue el segundo capítulo de la crisis de 1917. Se trató de una especie de “parlamento alternativo” a las Cortes, reunido en Barcelona, por iniciativa de Cambó y la Lliga Regionalista, pero que pretendía unir a toda la oposición política al sistema de la Restauración (republicanos, nacionalistas y socialistas). La Asamblea de Parlamentarios pudo ser una revolución política incruenta, que modificara definitivamente el caduco sistema de Cánovas. Sin embargo, fracasó por las propias diferencias entre sus componentes, la oposición frontal del rey y del ejército, el miedo de los grupos burgueses a la Huelga General y el ofrecimiento a los catalanistas de la Lliga a participar en gobiernos de concentración. La Asamblea fue declarada ilegal y el gobierno logró disolverla sin violencia.

2. El tercer capítulo de la crisis de 1917 fue la Huelga General (12 de agosto) promovida al mismo tiempo por socialistas y anarquistas, y que protestaba contra la pérdida de poder adquisitivo de los obreros. Sin embargo, más importante que las reivindicaciones laborales, eran las reivindicaciones de un cambio en el sistema político que justifican que se la califique como una Huelga Revolucionaria. La huelga tuvo éxito en zonas urbanas (Barcelona, Madrid, Vizcaya, Asturias, Zaragoza). El gobierno de Dato (de nuevo en el poder) logró desmantelar los diferentes movimientos del verano de 1917. La conflictividad social, pese a todo, no menguó, al revés, la tensión fue muy grave en Cataluña y en el campo andaluz (trienio bolchevique).

Las Consecuencias de la Crisis de 1917

El régimen seguía vivo, pero no había salido ileso. Alfonso XIII trató de reavivar el sistema con un nuevo experimento político: la formación de dos gobiernos de concentración consecutivos que unían a los dos partidos mayoritarios y a los que se sumó el propio Cambó. Pero la quiebra del sistema era ya evidente.

Además:

a) Los partidos dinásticos estaban rotos. Y, forzados a ello, se continuó malamente con la inercia del turnismo dinástico (solo los conservadores lograron cierta estabilidad). Pero reflejo de esta realidad fue que entre noviembre de 1917 y septiembre de 1923 se convocaron cuatro elecciones y se constituyeron nada menos que doce gobiernos. La Restauración empezaba a escuchar sus últimos cantos de sirena. El rey tuvo que amenazar con abdicar si los distintos partidos no se decantaban por conformar gobiernos de concentración, debido a que ninguno quería dar el paso de hacerlo en solitario (ninguno contaba con mayoría). Así que tuvieron que proceder a conformar gabinetes mediante intensas negociaciones para conseguir la garantía de una coalición que se hiciera cargo de un gobierno con garantías.

b) Debilidad y heterogeneidad de la oposición. Republicanos y socialistas excluidos del juego político principal no afianzaron, a corto plazo, en una alternativa viable. El Partido Radical de Lerroux retrocedió y evolucionó hacia posiciones conservadoras. El Partido Reformista de Melquíades Álvarez (apoyado por muchos intelectuales) se alejó de republicanos y socialistas, acercándose al Partido liberal. Los socialistas, por su parte, evolucionaron hacia el reformismo (frente al carácter insurreccional de los anarquistas) e influidos por el Komintern, en 1921, nació el PCE, pero no dejó de ser un partido pequeño sin pretensiones golpistas.

c) El triunfo de la revolución bolchevique (Rusia octubre 1917) insufló un notable entusiasmo a las organizaciones obreras que aumentaron sus actos de protesta. Trienio Bolchevique, los jornaleros ocuparon tierras y sus huelgas llegaron a paralizar las cosechas; en el sector industrial se entró en un grave proceso de violencia social, terrorismo anarquista contra la patronal y el Estado, especialmente en Barcelona. La conflictividad laboral degeneró, en Cataluña, en una radicalización de las posiciones patronal-sindicatos. Grupos sindicales anarquistas (no todos) respondieron con un activismo violento, que suscitó atentados contra patronos y autoridades civiles, además de contra los propios obreros que se resistían a los anarquistas más radicales. En total, en el periodo que comprende 1917 a 1923, se cifra en 349 muertos y heridos. Esto condujo a una brutal represión de las autoridades. El general Martínez Anido dispuso para tal fin de grupos parapoliciales, que atentaban con impunidad contra sindicatos y terroristas, indistintamente, y aplicó la Ley de fugas, que permitía disparar por la espalda a prisioneros so pretexto de huir.

d) Fracaso militar en Marruecos. España trataba de controlar la zona del Rif donde existían importantes intereses económicos por la explotación de minas de hierro, pero se encontraba con la fuerte oposición de las cabilas rifeñas (Abd El Krim) que pretendían la independencia tanto de España como del Sultán marroquí. En 1921, el general Fernández Silvestre planificó erróneamente una operación militar para alcanzar Alhucemas y someter a las tribus. La expedición acabó en el llamado Desastre de Annual que provocó la muerte de más de 12000 soldados españoles. El desastre tuvo un efecto sobre la opinión pública semejante al de 1898. El gobierno cayó; socialistas y republicanos apuntaron directamente al rey como culpable de la situación.

e) Finalmente se formó una comisión para aclarar lo ocurrido, se elaboró un informe (“Expediente Picasso”) que establecía las importantes deficiencias del ejército español en África. Antes de que el informe llegará a las Cortes, el general Miguel Primo de Rivera protagonizaba un golpe de estado que iniciaba una nueva etapa política: La Dictadura de Primo de Rivera ponía fin a casi medio siglo de poder civil.

2.- La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

El Golpe de Estado de Primo de Rivera contó con el apoyo del empresariado catalán interesado en acabar con el peligro anarquista, de un sector del ejército partidario de mano dura contra el desorden social y, sobre todo, del rey Alfonso XIII como único medio de perpetuar la monarquía. El 15 de septiembre el monarca disolvió las Cortes y no volverían a convocarse en su reinado.

El régimen dictatorial de Primo de Rivera disolvió las Cortes y suspendió la Constitución –no la derogó-, tratándose de convertir en una solución transitoria al desmoronamiento de la Restauración. Pese a la coincidencia temporal, su actuación no es comparable a la de Mussolini en Italia. Primo de Rivera carecía de carisma popular y su régimen no tenía ideología alguna. Sus objetivos venían definidos por el lema “menos política y más administración”, y su actuación gubernamental fue el resultado más de la improvisación que de la puesta en práctica de un verdadero programa político.

2.1. Directorio Militar (1923-1925)

En un primer momento formó un directorio militar integrado por ocho generales y un almirante. La dictadura logró consolidarse actuando con firmeza en los momentos iniciales y beneficiada por una coyuntura económica favorable.

  • Restableció el orden público. Implantó el estado de guerra durante dos años; persiguió a los anarquistas, cuyos locales y órganos de prensa fueron clausurados, la CNT quedó así desarticulada. La mayoría de la opinión pública aplaudió la firmeza del dictador, pero la política represiva provocó una fuerte merma de las libertades públicas. Se militarizó la política y el orden público, y se creó una milicia armada adicta al régimen: el Somatén.
  • Actuó contra el catalanismo. Suspendió la Mancomunidad de Cataluña, al considerar que la unidad de España estaba amenazada. Además prohibió el uso público del catalán. Todo ello creó un gran descontento en Cataluña.
  • Acabó con el problema de Marruecos. Primo de Rivera se había pronunciado en contra de continuar ocupando un territorio que a España sólo le aportaba problemas, pero logró beneficiarse de un grave error táctico del líder rifeño Abd-el-Krim que en 1925 atacó también a los franceses. Esto propició una contundente actuación militar conjunta hispano-francesa en Alhucemas. La consecuencia inmediata fue la rendición de Abd-el-Krim, que despejó el camino para la finalización de la guerra.

Una vez resueltos los dos grandes problemas (violencia social y guerra de Marruecos) que podían justificar la excepcionalidad de la dictadura ante la opinión pública, Primo de Rivera buscó perpetuarse en el poder y no retornar a la normalidad constitucional. En un intento de regenerar la política y evitar el caciquismo, creó un partido gubernamental, Unión Patriótica, al que era necesario pertenecer para ocupar puestos en ayuntamientos, diputaciones o gobiernos civiles.