Características del movimiento Romántico
La estética y el hombre romántico
El Romanticismo es una manera de sentir, una manera de concebir al hombre, la naturaleza y la vida. El hombre romántico es un ser singular que se caracteriza por su rebeldía contra el orden del mundo heredado por sus predecesores y que se opone a la separación entre la razón y el sentimiento, entre lo real y lo irreal.
Caracteres contradictorios y elementos de cohesión
El Romanticismo está construido sobre una serie de contrarios y, a la vez, de elementos que guardan relación. En cuanto a elementos contrarios, el hombre de la época puede ser a la vez: tradicional y progresista, religioso y ateo, nacionalista y universal, egocéntrico y solidario, intimista y extrovertido. Es decir, encontramos términos antitéticos como la exaltación del pasado y, a la vez, el impulso progresivo hacia el futuro; el cosmopolitismo y el nacionalismo; el satanismo blasfematorio y sacrílego y la religiosidad; el liberalismo y el absolutismo; lo sentimental y la burla sarcástica del sentimiento.
El elemento más común que tienen es la base histórica, la rebeldía contra el orden establecido por la sociedad burguesa, mediocre y vulgar, una sociedad en la que el arte y la belleza no tienen cabida. En la estética, en los caracteres formales es donde presentan mayor cohesión, pero también presentan rasgos antitéticos. Por ejemplo, es rasgo común del Romanticismo la ruptura con las normas neoclásicas que imponen la uniformidad métrica, de estilo, de tono y de acción, aunque podemos encontrar también signos contrarios.
Los autores del Romanticismo afirmaban que establecer reglas es matar el arte, por lo tanto, lo que caracteriza al estilo romántico frente al neoclásico es su desbordamiento expresivo, la mayor intensidad que se quiere poner en el mensaje. A la Belleza se llega a través de la imaginación o intuición creadora, porque la imaginación guía al corazón y conmueve a los sentimientos.
El subjetivismo es una de las características más importantes del Romanticismo, ya que la imaginación y el sentimiento son las bases de la estética romántica. En esta, todo se llena de subjetivismo, el paisaje refleja el sentimiento del autor.
El espíritu individualista del romántico
El romántico está caracterizado por tener un espíritu individualista, su personalidad está por encima de cualquier norma. Por ese motivo, rechaza formar parte de la Naturaleza como una pieza más, hace constar su individualidad, intenta fundirse en ella, igualar sus sentimientos al paisaje para comunicarse a partir de ella con el Todo, con su plenitud máxima, y de este modo conseguir aspirar al Infinito. Por tanto, utilizando esto, el autor muestra una de las características de los autores pertenecientes al movimiento Romántico: el culto al yo.
El alma romántica y el espíritu idealista
Otra característica que encontramos es el alma romántica. Ella no es dada al individuo, sino que es el individuo quien la crea, porque tiene conciencia de sus sentimientos. Para los románticos, en el alma se encuentran los sentimientos; el poeta es el alma del Universo y del mundo, mediante la poesía el escritor logra expresar su sensibilidad de las experiencias del mundo. Por este motivo, el romántico tiene un espíritu idealista, aspira siempre a un mundo superior, pero ese idealismo origina un choque con la realidad que lleva al poeta a un desengaño al comprender que la realidad no responde a sus ilusiones.
Determinismo social, destino y angustia existencial
Respecto al determinismo social y el destino, los personajes se consideran perseguidos por un hado funesto y maldicen su existencia y sus orígenes. El héroe romántico suele ser un desclasado que se mantiene al margen de las leyes y normas imperantes. Finalmente, este se enfrenta al trágico destino.
Por otro lado, se caracteriza por la angustia existencial, la desazón ante los conflictos que trae consigo la existencia. Los románticos vivieron la angustia como una fatalidad derivada de una época de crisis. La inseguridad los conduce a la depresión y esta, a su vez, al alcohol y a las drogas. Esta cadena acaba con el suicidio de sus protagonistas.
Lo macabro: la estética del terror
Los sentimientos se expresan mediante el sarcasmo. La calma de los cementerios se transforma en la exageración voluntaria de lo macabro y lo fúnebre.
La religiosidad tradicional
El temperamento romántico es esencialmente religioso. Los primeros definidores ligan la religiosidad al predominio de lo fantástico, lo melancólico y lo sentimental. Por lo tanto, el idealismo ansiado y a la vez frustrado de los románticos buscaba el apoyo en un misticismo para calmar su sufrimiento. Además, predomina el gusto por lo raro, lo esotérico y milagroso.