El Teatro Español: Un Reflejo de la Sociedad desde 1939

El Teatro Español Posterior a 1939: Un Reflejo de la Sociedad

Al finalizar la Guerra Civil española, el teatro se encuentra con tres problemas principales: la muerte o exilio de autores prominentes, el agravamiento de las condiciones económicas del género teatral y una crisis artística generalizada. En los países americanos prosigue la labor de dramaturgos importantes exiliados. Escritores de teatro que alcanzaron su madurez antes de la guerra civil, como Jacinto Grau, Rafael Alberti o José Bergamín, continúan con su labor. Algunos escriben una parte muy importante de sus obras dramáticas en el exilio, como Max Aub y Alejandro Casona.

Este teatro atraviesa diferentes etapas: la posguerra, el teatro de protesta y denuncia, el teatro renovador, el teatro de la transición y las últimas promociones de dramaturgos.

A) El Teatro de la Posguerra (1939-1955)

El teatro de la posguerra tiene tres tendencias principales: el teatro de continuidad, el teatro de humor y el teatro existencialista.

  • Teatro de continuidad: Se siguen representando las comedias de salón de Jacinto Benavente. Es un teatro en el que se defienden los valores tradicionales: honor, patria, etc.
  • Teatro de humor: Era fácil, sencillo y continúa las técnicas tradicionales anteriores a la Guerra Civil. Además, en este tipo de teatro coexisten dos corrientes:
    • Un teatro continuador de las técnicas tradicionales, sencillo y de risa fácil, que sigue la tradición de Carlos Arniches y los hermanos Álvarez-Quintero.
    • Otra tendencia continuadora del humor de Jardiel Poncela y que busca la renovación del humor. Los autores más representativos de esta manifestación son Edgar Neville y Miguel Mihura, que provoca la risa distorsionando la causalidad lógica, la exageración y la asociación inverosímil de elementos. Obra más significativa: Tres sombreros de copa.
  • Teatro existencialista: Pretende reflejar los sentimientos del ser humano: angustia, tristeza, etc. Junto a estas preocupaciones aparece el hombre y la miseria, pero debido a las circunstancias políticas no es fácil expresarlo. Destacan autores en esta corriente como Antonio Buero Vallejo, en la etapa existencial de su obra que se prolongará hasta finales de los cincuenta con obras como En la ardiente oscuridad (1950), que introduce la denuncia social de forma indirecta para evitar la censura, con su obra más representativa: Historia de una escalera; y Alfonso Sastre, autor de un teatro más radical que denuncia directamente. Destaca su obra: Escuadras hacia la muerte.

B) El Teatro de Protesta y Denuncia (1955-1965)

Los precursores de este teatro fueron Buero Vallejo y Alfonso Sastre. La aparición de estas obras de denuncia es posible debido a diversos factores como:

  • Movimientos juveniles y contexto social en Europa.
  • La necesidad de que el teatro exprese los conflictos, preocupaciones y problemas del momento.
  • Aparece un nuevo tipo de público (universitario, juvenil…) que lucha contra la dictadura.
  • La relajación de la censura que permite el estreno de estas obras comprometidas políticamente.

Como temas principales destaca la denuncia de la injusticia y la desigualdad social y la alienación de los seres humanos en el nuevo orden social.

Como técnicas teatrales utilizaban el realismo directo, el uso de las técnicas esperpénticas que deforman la realidad y técnicas expresionistas y simbolistas. En los sesenta, Alfonso Sastre combinará ingredientes del esperpento de Valle-Inclán, del teatro épico de Brecht y del teatro-documento de Peter Weiss. Busca la identificación del espectador con los personajes como toma de conciencia.

Otros autores importantes del teatro social fueron Lauro Olmo, que conecta el teatro social con el sainete y el esperpento con obras como La camisa (1962), y José Martín Recuerda.

C) Teatro Renovador (1965-1975)

La renovación se produce por el cansancio de un teatro técnicamente sencillo y comienzan a aplicar en su teatro las técnicas europeas y americanas que se venían desarrollando desde principios de siglo. Podemos considerar dos procedimientos renovadores que caracterizan a este teatro y que se toman directamente de las corrientes vanguardistas europeas (teatro pobre, teatro de la crueldad, Living Theatre). Estos dos procedimientos son: estructura en parábolas al estilo de Bertolt Brecht y el aumento de la importancia de los elementos extraverbales (gestos…), ya que los personajes se convierten en símbolos de ideas, temas y comportamientos.

En lo referente al tema de las obras, siguen siendo básicamente los de la época anterior: injusticia, pobreza, la dictadura, falta de libertad.

Por último, la labor de renovación más importante la hacen los grupos de teatro independientes como Els Joglars, con Albert Boadella, o el grupo La Cuadra, al frente de Salvador Távora.

A partir de 1975, en España ha habido una paulatina desaparición de los autores teatrales. A pesar de esta supuesta pérdida de público y autores, podemos hablar de varias tendencias en este largo periodo.

D) Teatro de la Transición (1975-1985)

Debido a los cambios sociales se producen los siguientes fenómenos: recuperación de autores importantes como Valle-Inclán y Lorca; autores como Sastre, Buero Vallejo y Lauro Olmo continúan escribiendo y estrenando sus obras. También en este periodo se representan las obras de los vanguardistas Fernando Arrabal y Francisco Nieva.

Algunos autores simbolistas dejan de escribir y otros continúan un camino diferente. Muchos grupos de teatro independiente desaparecen y otros consiguen grandes éxitos, como las compañías de teatro Els Joglars, Dagoll Dagom y Els Comediants. Continúa representándose la comedia burguesa y aparece un teatro neorrealista con autores que provienen del teatro independiente, como José Sanchís Sinisterra.

En los años 80 aparece una nueva generación de autores como José Luis Alonso de Santos e Ignacio Amestoy, cuya producción dramática presenta los siguientes rasgos: actitud realista, interés por los personajes no integrados en la sociedad, humor e ironía, ruptura con la moral tradicional. Obras destacadas: La estanquera de Vallecas, de Alonso de Santos, y Bajarse al moro.