Oposición al Sistema de la Restauración: Carlistas, Republicanos, Anarquistas y Socialistas (1876-1913)

Oposición al Sistema de la Restauración y la Crisis Colonial

Los Partidos No Dinásticos: Carlistas y Republicanos

Cánovas del Castillo consideró ilegales a los partidos republicanos, y hasta que no llegaron los liberales en 1881 no fue consentida su legalización.

Los Carlistas

En 1876, la causa carlista estaba derrotada, quedando convertida en un movimiento minoritario de extrema derecha. Con la Restauración, el carlismo no tuvo nada que hacer, pues el nuevo régimen de Cánovas y Sagasta personificó los principios de lo monárquico, lo religioso y el orden. Muchos carlistas empezaron a desertar, unos hacia el partido neocatólico independiente de la Unión Católica, otros hacia los nuevos nacionalismos (vasco y catalán). Lo que quedaba del partido se dedicó a crear una organización. Lo hizo con Cándido Nocedal. Dejaron de recurrir a la violencia y volvieron a la participación electoral. Adaptaron y actualizaron algo su discurso, aunque siguió siendo muy conservador. Al llegar la crisis de la Restauración en 1898, hubo algunas conspiraciones infructuosas en Cataluña y Levante. Ante el pacifismo de Carlos VII, los más radicales, llamados integristas, predicaron el “Reinado social de Jesucristo”.

Los Republicanos

Vivieron al margen del sistema electoral de la Restauración, al ser considerados ilegales mientras gobernó Cánovas, hasta 1881. Después, se debatieron entre grandes diferencias doctrinales y se dividieron en numerosas agrupaciones, hasta cinco tendencias políticas diferentes. Sus visiones políticas iban desde la república federal a la unitaria, o entre los métodos legales de participación electoral o la revolucionaria, entre abstenerse del sistema o participar. Les unían la defensa del régimen republicano, y de los ideales de la revolución de 1868: el sufragio universal masculino, la libertad religiosa, libertad de prensa, jurado, etc. Tuvieron su base electoral entre las clases medias, el mundo urbano y en núcleos como Cataluña, Valencia y Madrid. Se pueden señalar como las más importantes tres tendencias:

  • La derecha, con Castelar y el partido Republicano llamado histórico o posibilista, que aceptaba la colaboración con el sistema de la Restauración. Se acercan a los liberales de Sagasta y acabarán por incorporarse a este partido en 1888.
  • En el centro se encuentran los republicanos de Salmerón y Ruiz Zorrilla, que defienden la Constitución de 1869, las libertades de creencia, el sufragio universal, la unidad de España; son burgueses poco interesados por la cuestión social.
  • A la izquierda, los republicanos federalistas con Pi y Margall, son defensores de la España federal. Se preocuparon de los problemas sociales y del mundo obrero.

La crisis finisecular (1898) no representará un peligro para la monarquía, ya que no es una alternativa reformadora y democrática fuerte entre las masas populares, por la extrema división y fraccionamientos internos.

Los Partidos y Organizaciones de Origen Obrero: Oposición al Sistema

Como consecuencia de la revolución industrial y las transformaciones de la propiedad de la tierra, la sociedad española experimentó cambios sustanciales en sus estructuras y grupos, creciendo el número de trabajadores.

Las Organizaciones Anarquistas

Se desarrollan en el área agraria de Andalucía y en la industrial Cataluña, y se extienden hacia Aragón y Valencia. Esta corriente ideológica se caracteriza por su antiautoritarismo, sus tácticas de rebelión y acción directa, su antipoliticismo, y la esperanza en el colectivismo. Fue la ideología que más éxito tuvo entre el proletariado rural y urbano hasta la guerra civil. A lo largo del último tercio del siglo XIX, el asociacionismo anarquista creó numerosos grupos locales, pero pocas federaciones nacionales. Destacan la Federación Regional Española, o la Federación de Trabajadores de la Región Española. Las divisiones se debían a las diferentes estrategias que aplicaban en su lucha: o la acción directa mediante la huelga general, o el radicalismo de la acción violenta. Los anarquistas estaban divididos respecto a estas estrategias: hubo una corriente anarquista que rechazaba las organizaciones, y era partidaria del terrorismo. Y otra corriente que defendía el colectivismo, el sindicalismo, la organización del movimiento de masas y la huelga general. La década de los 90 fue una etapa de la Restauración en la que predominó la estrategia violenta. Esta estrategia continuó en los primeros años del reinado de Alfonso XIII con los atentados a Maura, y al propio rey el día de su boda.

Los Socialistas: el PSOE y la UGT

De la escisión de la I Internacional en España quedó relegada la Federación madrileña, de ideología marxista. Esta agrupación dio origen al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879, y en 1888 a la Unión General de Trabajadores (UGT), sindicato obrero socialista, ligado a la II Internacional y de orientación moderada y reformista. La ideología y estrategia del PSOE derivan del marxismo autoritario y centralista, partido de la dictadura del proletariado, de la abolición de la propiedad privada, de la estrategia revolucionaria y de la lucha política. Tanto la UGT como el PSOE tuvieron sus áreas de expansión entre el proletariado de las modernas zonas industrializadas del País Vasco y Asturias, Madrid y zonas mineras de Andalucía como Río Tinto. El desarrollo de la afiliación al sindicato fue lenta y sólo comenzó a ser relevante a principios del siglo XX. El peso electoral del PSOE en las elecciones fue mínimo hasta mediados del siglo XX.