Legitimidad política
La legitimidad política se refiere a la aceptación del gobierno por parte de los gobernados, lo que evita el recurso a la fuerza y reconoce la autoridad de quienes ejercen el poder. Existen cuatro clases de legitimaciones:
- Carismática: Basada en el carisma del líder, jefe, profeta o caudillo.
- Divina: El poder proviene de Dios.
- Tradicional: Fundamentada en las tradiciones o costumbres (como en las monarquías).
- Racional: Se justifica en la razón, es decir, apelando al interés común. El grupo se organiza para la defensa de los intereses de sus miembros. El Estado depende, por lo tanto, de la razón y de las leyes.
En democracia, solo se admiten las legitimaciones racionales. Dentro de ellas, se encuentra la teoría contractualista, que sostiene que la sociedad y el Estado se fundan mediante un pacto social. La teoría contractualista de Rawls parte de las dos capacidades fundamentales que tiene toda persona (racionalidad y razonabilidad) y del velo de la ignorancia.
Liberalismo político
El liberalismo político se caracteriza por considerar al individuo como la realidad primordial. Pone énfasis en la libertad, la igualdad ante la ley, el derecho a la propiedad privada y la tolerancia religiosa en un Estado laico. La filosofía de John Rawls se considera liberal igualitaria. Un rasgo característico del liberalismo político es la atención exclusiva al punto de vista político, en contraposición al ético o religioso. Este tipo de liberalismo no pretende abordar temas morales, ya que son cuestiones en las que los ciudadanos no se ponen de acuerdo, y se centra en lo estrictamente político. Rawls, consciente de las catástrofes ocasionadas por el ejercicio del poder desde doctrinas políticas comprehensivas, coherentes e incluso bienintencionadas en el siglo XX, propone acotar como ámbito común únicamente aquellos principios y valores que cualquiera pueda aceptar.
Posición original
La posición original es un “experimento mental” teórico que busca impedir que los individuos busquen ventajas para sí mismos. Según Rawls, las normas y principios justos son aquellos que elegiríamos si no supiéramos qué lugar nos correspondería en la sociedad. De esta forma, al estar tras un “velo de la ignorancia”, nos cuidaríamos mucho de no aprobar ninguna norma injusta, pues podríamos ser los perjudicados por ella. Nadie conoce su propia concepción del bien, ni los detalles de su plan racional de vida, ni siquiera los rasgos particulares de su psicología, como su aversión al riesgo o su tendencia al pesimismo o al optimismo.
Principio de la diferencia
El principio de la diferencia establece que una desigualdad es aceptable si y solo si beneficia a los más desfavorecidos, y el acceso a los puestos de responsabilidad está abierto a todos los miembros de la sociedad en un marco de igualdad de oportunidades. En la concepción de la justicia como equidad de Rawls, todos los valores sociales deben ser repartidos de manera igual, a menos que la desigualdad sea ventajosa para los menos favorecidos. Es decir, en una distribución cualquiera, se trata de considerar en primer lugar la situación más desfavorecida (la del individuo que se beneficia menos de la distribución) y que se juzguen preferibles a cualesquiera otras las distribuciones que consiguen mejorar dicha situación todo lo posible (que den un máximo a quien se halla en una situación de mínimo). Afirma, por lo tanto, que las desigualdades existentes, además de favorecer a quienes disfrutan de ellas, para ser justas, deben satisfacer la condición de beneficiar a los desfavorecidos.
Sistema de libertad natural
El sistema de libertad natural es una expresión de Adam Smith que desarrolla la idea de un orden natural. Es el resultado del libre ejercicio del interés individual que beneficia exitosamente, sin proponérselo, al bien común en la solución de problemas y satisfacción de necesidades por medio de la libre empresa, la libre competencia y el libre comercio. Dice Adam Smith: “El sencillo y obvio sistema de la libertad natural se impone por sus propios méritos. Toda persona, en tanto que no viole las leyes de la justicia, queda en perfecta libertad para perseguir su propio interés a su manera y para conducir su trabajo y su capital hacia la competencia con otra persona o clase de personas”. Se trata de la famosa “mano invisible” de Adam Smith, que reformula Mandeville con su expresión: “Vicios privados, virtudes públicas”. Rawls se aparta de esta línea del liberalismo clásico para introducir elementos correctores que garanticen la equidad.
Razón pública
La razón pública es el ejercicio de la razón que hacen los ciudadanos de una democracia moderna en el ámbito público y que tiene como objeto los fundamentos constitucionales y cuestiones fundamentales de justicia.