Rasgos Temáticos y Formales en la Nueva Narrativa Hispanoamericana y su Reflejo en La Casa de los Espíritus
La Casa de los Espíritus narra la historia de la familia Trueba del Valle, a quienes la autora presenta como una típica familia latinoamericana de clase media. A través de ella, se plasman las clases sociales, costumbres y ciudades de la vida en América Latina. La trama gira en torno a cuatro generaciones de mujeres que influyen en un hombre, Esteban Trueba. La novela describe una sociedad inflexible y patriarcal, con valores tradicionales y una fuerza subyugante hacia los impotentes, los pobres y las mujeres. La utilización del tópico ciudad/campo sitúa la acción en la casa de los espíritus y el fundo, contraponiendo dos mundos socialmente opuestos. Se abordan numerosos temas como el amor, la muerte, la infidelidad, la violencia de género, los fantasmas y la magia. También se desarrolla la cuestión social, la lucha de las mujeres por obtener derechos políticos, el movimiento obrero, el gobierno popular y su caída por el golpe militar.
La novela recorre los conflictos de clases y se estructura sobre la técnica de la falsa autoría: la verdadera historia está escrita por Clara. Isabel Allende se vale de esta técnica para dar una sensación de verosimilitud. Esta realidad choca con el realismo mágico, donde la realidad narrativa se funde con elementos fantásticos. La estructura es circular: comienza con la muerte de Rosa y termina con otra muerte masiva y sangrienta, abriéndose y cerrándose con la misma frase. El libro es una recopilación de escritos de diferentes autores: Alba es la narradora principal, Esteban habla de él y su familia, y una tercera persona que sabe todo, incluso los pensamientos. La obra termina con un monólogo de la nieta, dando cuenta de la muerte de su abuelo y del estado de la casa de los espíritus después del golpe militar. Es una novela romántica que analiza los conflictos entre el amor y la clase social en Chile.
Protagonistas de La Casa de los Espíritus
- Esteban Trueba: Único varón de una familia de la oligarquía venida a menos por un padre alcohólico. Él trabaja y recupera la fortuna y la hacienda “Las Tres Marías”, donde se desarrolla gran parte de la historia. Ocupa un escaño como senador de la República y es un político conservador. Sostenedor de la familia, se muestra fuerte ante la adversidad, pero tiene un carácter fuerte y padece ataques de ira, ansiedad y violencia. Es machista, autoritario y golpea a su mujer. Organiza el mundo y a los hombres en términos de propiedad y explotación, concebidos como objetos. Comete los abusos más brutales, violando a mujeres, y es causante de la infelicidad amorosa de sus descendientes. Sigue estrictas reglas jerárquicas y comportamientos preescritos, nunca reconoce sus errores y está destinado al fracaso y a la pena.
- Clara del Valle Trueba: Su nombre connota claridad, mentalidad abierta e intuición. Posee una gran belleza espiritual y una enorme paciencia. Simboliza la bondad y la humanidad. Tiene una gran sensibilidad y capacidad de comunicación con otros mundos. Se refugia en el mundo de los espíritus y en “Las Tres Marías” practica la caridad y ejecuta acciones terrenales. Escribe su vida en cuadernos.
- Blanca: Lucha contra los prejuicios y rompe las barreras entre clases, yendo en contra de los valores tradicionales como la virginidad, la castidad y el matrimonio. Su relación con Pedro Tercero es un importante ejemplo de esto, ya que queda embarazada y se mantiene independiente.
- Alba: Posee poderes innatos, no va a la escuela y se cría en la casa de la esquina. Su abuela dice que está bendecida por las estrellas. Representa la consolidación de los valores e innovaciones de las otras protagonistas. Es la más trágica: violada, torturada y prisionera de la dictadura. Su misión es la vida, la reconstrucción y la preservación de la paz frente a la distorsión del poder y los abusos.
- Severo y Nívea del Valle: Padres de Rosa, Clara y otros hijos. Rosa muere envenenada en un atentado dirigido a su padre. Severo y Nívea fallecen en un accidente de coche.
- Tránsito Soto: Una prostituta organizada.
- Férula: Un personaje patético y perverso que muere sola.
- Jaime: Exnovio de Alba, frío, sombrío y sentimental.
- Nicolás: Extrovertido, gracioso y espiritual, es expulsado por su padre.
- Pedro Segundo: Mano derecha de Trueba.
- Otros personajes: Pedro García, Pedro Tercero, Pancha García, Esteban García, Miguel, Jean de Satigny y las hermanas Mora.
Aspectos Políticos y Sociales Reflejados en la Obra
La novela abarca varias generaciones y grandes cambios políticos, ambientados en Chile. Se inicia con los cuadernos de Clara. Esteban Trueba es el único que vivió todas las épocas, un hombre volcado en la política. Los acontecimientos sociales e históricos de la vida de los personajes marcan el paso del tiempo: los años 20, los primeros coches, el avance de las tropas en la Segunda Guerra Mundial, la prosperidad de Chile, la llegada de inmigrantes ilustres, el gran terremoto de 1960, entre otros.
Se describe la sociedad chilena, analfabeta y pobre, trabajando en los fundos, contrapuesta a la minoría oligarca, investigadora y culta. Cuando intentan dejar ese camino ya trazado, se encuentran con una zanja que los separa de la otra clase. En los últimos capítulos, la novela se despega del realismo mágico para caer en la amarga novela realista. La victoria del candidato y la posterior reforma nos remiten claramente a un gobierno de Salvador Allende. Esteban representa a la mayoría de la sociedad chilena que duerme con miedo al comunismo y agita a las fuerzas armadas. Esteban García representa el producto necesario del odio. A partir de ahí, se relatan atrocidades que contrastan con la imagen de orden y pulcritud. El personaje de Alba se mueve entre idas y venidas clandestinas, entre supermercados llenos de manjares que nadie puede comprar, calles de mendigos y barrios de chabolas. La sociedad bajo la opresión se divide en dos bandos: los mayores que se exilian (Blanca y Pedro) y los jóvenes que luchan y confían en el cambio (Alba y Miguel).
El Realismo Mágico en La Casa de los Espíritus
El realismo mágico nace con los cuentos de Horacio Quiroga. Varios escritores del boom latinoamericano lo utilizan como sello distintivo, como Gabriel García Márquez con Cien años de soledad y Alejo Carpentier. Como mecanismo narrativo, introduce hechos insólitos o fantásticos en una narración realista. Procura ser muy gráfico y no eludir la mirada realista sobre la tragedia, lo escatológico y el dolor. Los personajes, simples y prosaicos, asumen su vida cotidiana sin analizarla. La magia de los ambientes, la extravagancia de los personajes y la ferviente imaginación con la que la autora desvela el lado oculto de la vida cotidiana, así como la ambigüedad con la que presenta las situaciones que se mueven entre lo real y lo fantástico, forman parte del estilo particular de los autores latinoamericanos.
En la obra de Isabel Allende, el realismo mágico representa la parte mágica, mientras que el realismo se encuentra en el modo de contar la narrativa: como si el hilo principal fuera realista, mientras que lo mágico representa unos pocos detalles. El realismo mágico invita al lector a despreciar lo real, apreciar lo milagroso y despreciar lo histórico. En Isabel Allende, hay una influencia directa de otros escritores. En este texto, los rasgos de lo mágico tienden a acumularse alrededor de ciertos personajes en ciertos momentos. En La Casa de los Espíritus, parece ser algo genético en la familia, con personajes marcados por características insólitas, como Rosa, poseedora de una extraña belleza, o Clara, que vive con espíritus. A la muerte de Clara, lo insólito se va relajando, como nos hace notar el narrador. Se representa lo extraordinario como una hipérbole de la realidad cotidiana: las premoniciones se cumplen, los objetos se mueven, los muertos reviven. Las barreras entre lo real y lo extraordinario se vuelven porosas.
Clara advierte que tiene que haber una relación entre los acontecimientos, y en esta afirmación hallamos la clave para entender la novela: los sufrimientos, muertes y pérdidas son asumidos como parte de una gran armonía cósmica, un plan que asume la existencia como un todo. La obra se abre y se cierra con las mismas palabras; todo lo que se cuenta parte del mismo lugar al que desemboca.