El Antiguo Régimen en España: Estructura Social y Reformas Políticas

Antiguo Régimen

La denominación de Antiguo Régimen fue ideada por los revolucionarios liberales para referirse al sistema socio-político anterior, para contraponerlo a la nueva sociedad y política del liberalismo burgués, que comenzaban a surgir a finales del siglo XVIII.

Demografía y Estructura Social

Un primer rasgo de la España del Antiguo Régimen es la demografía. A comienzos del siglo XVII, España tenía unos 8 millones de habitantes y a finales unos 12. Los desastres, las malas cosechas y las guerras tenían como consecuencia altas tasas de mortalidad, sobre todo infantil. A finales de la centuria, mejoró la acción pública para prevenir enfermedades.

La sociedad española se mantenía sin apenas variación respecto a siglos anteriores, dividiéndose en tres estamentos: Nobleza, Clero y Estado llano. Se pertenecía a cada estamento por nacimiento. La nobleza y el clero poseían una serie de privilegios, no tenían que pagar impuestos, poseían tierras, etc. El Estado llano no poseía ningún tipo de privilegios y tenía que pagar impuestos.

La potencia económica de la nobleza estaba en el señorío. Los ilustrados criticaron las vinculaciones y los mayorazgos, pero la desaparición del estamento nunca estuvo en sus objetivos. El clero representaba algo más del 1%, pero su peso social era muy importante, ya que la iglesia era la propietaria de la séptima parte de las tierras y de una cuarta parte de la riqueza del país. El Estado llano representaba un 95% de la población, pero había profundas diferencias entre sus miembros, incluyendo campesinos, burguesía comercial, funcionarial o profesional, así como un conjunto importante de artesanos que se organizaban en gremios.

Forma de Gobierno

Otro rasgo es la forma de gobierno. El monarca era absoluto de derecho divino, es decir, que el rey era el soberano en el que residían todos los poderes del Estado. La agricultura seguía siendo la principal fuente de riqueza y a ella se dedicaba el 80% de la población. La mayoría de propiedades pertenecían al clero y a la nobleza. La ganadería, sobre todo la de los grandes rebaños de oveja merina, estaba en posesión de la nobleza y de la realeza, gozando de una protección y de una poderosa institución como la Mesta.

El comercio interior era escaso, limitado a las ferias comarcales y locales. La artesanía seguía en manos de los talleres gremiales, con una organización que controlaba la producción y la apertura de los talleres. A mitad del siglo XVIII, encontramos una generación de pensadores que empiezan a criticar el modelo social y económico, coincidiendo en la idea de progreso, interés por la ciencia, el sentido crítico y el valor de la educación para producir cambios.

Reformas bajo Felipe V

Con Felipe V se desarrollan las bases del nuevo modelo político bajo los principios de absolutismo, centralización y uniformidad. Se reformó el ejército con cambios en el reclutamiento, pasando de los tercios a los regimientos, con la formación de un ejército permanente y personal. Se fomentó la marina de guerra y se construyeron nuevos astilleros y arsenales.

Por los Decretos de Nueva Planta se aplicaría el sistema legal, administrativo y fiscal de Castilla a todo el territorio. Con ellos se suprimieron los fueros y las instituciones propias de los distintos reinos de España. También se manifestaron la uniformidad y la centralización en el cambio en la ordenación territorial. Se militarizó la administración, siendo gobernadas las provincias por un capitán general que sustituye a la figura del virrey y que posee competencias judiciales.

Para controlar a la iglesia, el absolutismo se manifestó a través del regalismo (derecho de intervenir el rey en las cosas de la iglesia). La culminación del reformismo ilustrado en España se lleva a cabo durante el reinado de Carlos III. Las reformas se encaminaban a reforzar el poder del Estado, la modernización de la política y el mantenimiento de una política exterior que asegurase la conservación del imperio transoceánico.

Reformas de Carlos III

  • Economía: Liberalizó el comercio del grano, creó mercados de bienes y capitales, fomentó las infraestructuras de transporte interior; recortó los privilegios gremiales para apoyar una incipiente actividad industrial con la puesta en marcha de las Reales Fábricas y promulgó el reglamento de libre comercio.
  • Administración: Aceleró la tendencia centralista, ampliando las competencias del Consejo de Castilla y las secretarías. Para coordinar estas, creó la Junta Suprema del Estado.
  • Infraestructuras: La consolidación del poder del Estado y el fomento de la economía exigían la articulación del territorio.