Nietzsche parte del supuesto de que la cultura occidental está viciada desde su origen. Es una cultura racional y dogmática y, por eso, es decadente, porque se opone a la vida, a los instintos, empeñada en instaurar la racionalidad. En Occidente ha dominado el ideal apolíneo. Su dominio comenzó con autores como Sócrates y Platón y continuó después con el cristianismo. Por eso, es preciso criticar el dogmatismo platónico para eliminar el error de base.
La Crítica Total de Nietzsche
Nietzsche hace una crítica total que abarca todos los aspectos de la cultura europea: el mundo racional, el mundo religioso y el mundo moral. Estos son los tres mundos inventados por el hombre occidental y cuyos valores son interpretados por Nietzsche como síntomas de decadencia.
El Nacimiento de la Tragedia
Partiendo de estas consideraciones, en su obra El nacimiento de la tragedia, Nietzsche intenta demostrar que la civilización griega presocrática muestra perfectamente el carácter trágico de la vida y, sobre todo, lo acepta. Según Nietzsche, son dos los principios que componen la realidad y que son simbolizados en las figuras de Dionisos y Apolo.
- Dionisos: el dios del vino y la embriaguez, de la música y de la poesía, representa la vida: el caos, la fuerza instintiva, la voluntad irracional, la pasión sensual, las contradicciones inherentes a la vida, la humanidad en concordancia con la naturaleza.
- Apolo: el dios del sol y de la luz, del arte clásico, de la armonía y del equilibrio, representa la razón.
En la tragedia griega se refleja perfectamente esta dicotomía, esta oposición entre ambos principios, que es el meollo de la vida. Posteriormente, con Sócrates y Platón, se comenzó a sustituir el ideal dionisíaco por el apolíneo y se quiso sumir al hombre en un mundo racionalista, dogmático y, por tanto, decadente.
La Sobrevaloración de la Razón
La pretensión de imponer un orden racional al mundo hizo triunfar al individuo teórico, apolíneo, sobre el individuo trágico o dionisíaco que había predominado en la etapa presocrática. Con Sócrates se inicia la sobrevaloración de la razón sobre los sentidos e impulsos, la búsqueda de la definición universal frente a lo particular, concreto e individual, la racionalización de la moral frente a una moral más instintiva y pasional, y de esta forma, la negación de lo dionisíaco.
Pero este proceso y esta decadencia se acentuará con su discípulo Platón y con el cristianismo, que no es sino un platonismo para el pueblo. En el corazón de estas filosofías y religión se esconde el espíritu de decadencia, el odio a la vida y el temor al instinto.
La Crítica al Platonismo
La crítica nietzscheana del platonismo aparece en varias obras, pero especialmente en la titulada El crepúsculo de los ídolos. En opinión de Nietzsche, el platonismo es una filosofía negadora de la vida y una filosofía que ha falseado la realidad. Nietzsche critica tres aspectos esenciales del platonismo:
- Distinción entre mundos: El platonismo ha establecido una distinción y separación entre dos mundos: el mundo de las ideas, permanentes e inmutables, cognoscibles por la razón, y el mundo de las cosas singulares, concretas y cambiantes, accesibles a través de los sentidos. Además, ha considerado que el mundo de las ideas es el mundo verdadero, la realidad verdadera, mientras que al segundo, el mundo de las cosas concretas y cambiantes, lo ha considerado como una falsa o inauténtica realidad. Para Nietzsche, es al revés: lo que para Platón es la verdadera y auténtica realidad no es más que una apariencia, mientras que lo que para Platón es la apariencia, para Nietzsche constituye la auténtica y única realidad.
- Sobrevaloración de la razón: El platonismo ha sobrevalorado la razón como facultad de conocimiento y ha desprestigiado el conocimiento sensible, el conocimiento de los sentidos.
- Control de los placeres: En el terreno moral, el platonismo ha defendido el control de los placeres sensuales y ha considerado que su satisfacción debe quedar regulada racionalmente. De esta manera, la razón se convierte no sólo en facultad de conocimiento, sino también en la facultad que nos indica las pautas de nuestro comportamiento en la vida. Dicho de otra manera, el platonismo ha defendido el triunfo de la razón en el comportamiento humano y, al hacer esta defensa, está traicionando la vida.
Si Platón ha situado la realidad en un más allá suprasensible e ilusorio, y ha considerado, en cambio, el mundo aparente como el único mundo verdadero, el cristianismo es un platonismo para el pueblo: justifica el sufrimiento y la muerte como consecuencia de una culpa, y convierte en pecado todo lo que significa vida. La salvación consiste, para el cristianismo, en una renuncia a la vida.
El cristianismo fue el vehículo de expansión de los valores socrático-platónicos establecidos. Supuso el triunfo de la moral de los débiles, del rebaño. Por eso, Nietzsche califica al cristianismo como religión del miedo, del triunfo de la mediocridad, del seguro de supervivencia de los menos aptos.
Nietzsche encuentra la clave de este ascenso y triunfo de la moral de los esclavos en la inversión o transmutación de los valores llevada a cabo primero por los judíos y continuada después con gran éxito por los cristianos. Los judíos y los cristianos han invertido el significado primigenio de las palabras bueno y malo y han conseguido que pasen a significar lo contrario: lo malo es lo que en su origen se asociaba con la palabra bueno, mientras que lo bueno es lo que en un principio se asociaba con la palabra malo.