Cambios en la Etapa Final del Franquismo
Surgen las primeras diferencias internas entre los partidos del régimen, entre aperturistas y los inmovilistas, lo que desarrolla el asunto Matesa. La crisis saldó con un nuevo gobierno con claro predominio de los tecnócratas y con Carrero Blanco como vicepresidente. Los gobiernos son cada vez más débiles y la oposición obrera y universitaria más fuerte. Aparece el FRAP, que realiza su primer atentado en Madrid. En 1974, Franco separa la jefatura del Estado y la del gobierno, nombrando a Carrero como jefe de gobierno, quien formará un gabinete con miembros del Opus y franquistas. En poco tiempo, fue asesinado por ETA, lo que provoca una lucha entre los sectores del régimen por la sucesión. Arias Navarro se convierte en el nuevo jefe de gobierno, lo que hizo temer un endurecimiento y ciertas reformas (espíritu del 12 de febrero), provocando que los intentos aperturistas se frenen. En 1974, Franco es hospitalizado y se le ceden sus poderes al príncipe Juan Carlos. Se aprueba la ley antiterrorista, donde fueron juzgados ETA y FRAP. Estalla el conflicto del Sáhara, donde la marcha verde pone en tensión al gobierno, que capitula y entrega el Sáhara español a Marruecos. Arias Navarro fue abandonado por los aperturistas y cada vez hay más terrorismo. El 20 de noviembre de 1975, muere Franco y Juan Carlos asume la jefatura del Estado.
La Oposición al Régimen
La cultura: se caracterizó por la ruptura total entre el mundo de la cultura y los valores propuestos por el régimen. Muchos filósofos y científicos habían marchado al exilio.
Creación del Estado Franquista: Fundamentos Ideológicos y Apoyos Sociales
La dictadura personal y vitalicia del General Franco, jefe del Estado y del gobierno, cabeza del único partido y generalísimo de los ejércitos. Ramón Serrano fue la característica más definitoria del nacional-catolicismo. El poder personal del jefe del Estado, el nacionalismo está sembrado de donde deriva la concepción unitaria y el nacionalismo antiespañol. Defensa del catolicismo tradicional, donde la iglesia fue la gran legitimadora de la dictadura franquista, a cambio de dominar la vida social y la educación, restableciendo las retribuciones económicas y rechazando a numerosos sectores progresistas de la iglesia católica y del Concilio Vaticano II. Rechazo a los principios democráticos y del liberalismo económico, así como a las libertades de expresión, reunión, etc. Se forma un partido único, la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Rechazo de la sociedad contemporánea y nostalgia de épocas pasadas, lucha contra el consumismo y enemigos naturales como liberales, judíos y socialistas. Se prohíben los sindicatos de clase y la huelga, estableciendo un sindicalismo vertical. Con el tiempo, se promulgaron leyes fundamentales del movimiento: Fuero del Trabajo con los principios del nacional-sindicalismo, intervención del Estado en la economía y la defensa del trabajador, de la propiedad privada y de la producción nacional. Ley Constitutiva de las Cortes sin función legislativa ni representativa de la nación. Fueron de los españoles, sucedáneo de constitución. Ley de Referéndum Nacional. Ley de principios del Movimiento Nacional y Ley Orgánica del Estado. Ley de sucesión de la jefatura del Estado, donde España era una reina y Franco, jefe vitalicio del Estado, con derecho de nombrar sucesor. Contaba con los apoyos de la Falange, los carlistas, la iglesia y el ejército, oligarquías agrarias e industriales de los católicos, de la nueva burguesía de empresarios y de los especuladores, así como amplios sectores de las clases medias y campesinado.
La Oposición Franquista
En el exterior: se crea un gobierno republicano en el exilio, Juan de Borbón, el pretendiente a la Corona de España. Los monárquicos apoyaban la sublevación militar y se pasaron a la oposición. El manifiesto de Lausana propone la vuelta de la monarquía y la implantación de un régimen democrático.
En el interior: la ley de Responsabilidades Políticas y la ley de represión de la Masonería y el Consumismo provocaron el terror generalizado. A partir de los 50, se producen huelgas y protestas universitarias (1956 en Madrid). Remodelación del gobierno en 1957.
Evolución Política y Coyuntura Exterior
La abolición política del régimen viene marcada por la coyuntura exterior. Durante los primeros años, la autarquía económica fue el sistema adoptado para reconstruir el país, que rechazaba la economía capitalista de libre mercado. Intervencionismo estatal, salarios controlados, tipos de cambio fijo, límite a la inversión extranjera, etc. El resultado fue desastroso: altos costes, fuertes especulaciones, escasa competitividad, aparición del mercado negro, etc. Afectó a la mayor parte de la población.
La II Guerra Mundial (1939-1945): España estaba en muy malas condiciones para participar en un conflicto bélico; Franco declaró la neutralidad. En 1940, los éxitos de Alemania e Italia cambiaron su neutralidad a la no beligerancia. Franco puso como condición su ayuda militar y económica, la recuperación de Gibraltar y posesiones en el norte de África. La División Azul fue integrada por varios falangistas para ayudar a los alemanes en el frente ruso.
Aislamiento Internacional (1950): Después de la II Guerra Mundial, España quedó aislada internacionalmente. Todos negaron su incorporación a la ONU. En 1950, Francia cerró la frontera pirenaica y recomendó la retirada de embajadores de Madrid. España quedó excluida del Plan Marshall.
La Guerra Fría (1950-1959): Fue entre EE.UU. y Rusia, lo que suavizó el rechazo. Se firmaron acuerdos con Estados Unidos, instalando bases militares y ellos concedían ayuda militar y económica a España. Concordando con el Vaticano en 1955, España ingresa en la ONU, marcando el fin del aislamiento. Se inicia la crisis política por la remodelación del gobierno.
El Exilio: En los últimos meses de la guerra, millares de combatientes republicanos y familias enteras que habían defendido al gobierno legítimo tuvieron que abandonar España. Eso supuso una importante pérdida demográfica y económica. Los principales países de acogida fueron Francia, Rusia y México. El gobierno francés garantizó cierta seguridad, donde muchos se vieron presionados a alistarse en la legión extranjera y otros fueron a parar a los terribles campos de concentración alemanes. Los acogidos en Rusia acabaron integrándose con relativa facilidad. En México, muchos de ellos tenían una buena cualificación profesional.