La dictadura de Primo de Rivera
En la noche del 12 al 13 de septiembre de 1923, Primo de Rivera da un golpe de estado, acabando con el régimen constitucional.
Causas del golpe de estado
- La Guerra de Marruecos y el desastre de Annual, que propició la disolución de las Juntas de Defensa en 1922.
- El auge del nacionalismo en el País Vasco y Cataluña.
- El ascenso de los republicanos y socialistas, además del crecimiento del movimiento obrero.
- La desesperación de las clases medias debido a la corrupción y la subida de precios.
El rey accedió a este golpe de estado, pues era una posible salvación a la inestabilidad. Las primeras medidas definen el establecimiento de una dictadura, donde se decretó la suspensión de la Constitución de 1876, se disolvieron las Cortes y se aplicó una rígida censura a la prensa.
El Directorio Militar
Primo de Rivera se convirtió en Ministro único, asesorado por un Directorio militar. Este duró dos años (1923-1925), pues acabó con el régimen, pero no modificó la base del sistema: la oligarquía terrateniente, industrial y financiera siguió dominando la vida económica y social.
Durante el periodo del Directorio militar, el funcionamiento de la administración estuvo en manos del ejército.
Medidas y reformas
En 1924 se creó la Unión Patriótica, que intentó unificar los distintos grupos de apoyo que habían surgido después del golpe. El estatuto municipal buscó aumentar la autonomía de los municipios y la reforma fiscal puso impuestos sobre la renta. Se prohibió en Cataluña el himno, las banderas y la lengua se restringió a uso privado; la Mancomunidad fue languideciendo. Disminuyó la conflictividad social, pues había una gran represión.
Éxitos y fracasos
El gran éxito del Directorio militar fue acabar con la Guerra de Marruecos en 1924, donde se dictó una amnistía que resolvió el problema de las responsabilidades del desastre de Annual. Esto provocó la reacción de los africanistas que se opusieron. En 1925, Abd-el-Krim invade la zona del protectorado francés. La respuesta fue el desembarco de Alhucemas, por lo que en 1926 Abd-el-Krim se entrega a los franceses. La guerra de Marruecos finaliza colocando a Primo de Rivera en la cumbre de la popularidad.
A finales de 1925, decidió la sustitución del Directorio Militar por un Directorio Civil. Se centró en la creación de corporaciones de carácter laboral como el Consejo Nacional del Trabajo o la Organización Corporativa del Trabajo. Para institucionalizar la dictadura, se convocó en 1927 una Asamblea Nacional Consultiva elegida por los representantes municipales y un censo oficial de asociaciones con derecho a voto. Los miembros de esta asamblea elaboraron una especie de Constitución que no llegó a aprobarse.
El gobierno se preocupó por la política educativa, aumentando el número de escuelas de primaria y creando escuelas de trabajo para satisfacer las necesidades de la industria. Además, llevó a cabo una política de mejora en las infraestructuras, preparando varios proyectos para la construcción de carreteras, modernizando la red ferroviaria, y construyendo embalses y canales de riego.
Oposición y caída del régimen
Esta política contribuyó a disminuir el paro y aumentar la deuda pública. La oposición al régimen, en un principio débil, fue aumentando de forma progresiva, con liberales, conservadores, intelectuales, además de nacionalistas y estudiantes.
En la caída del dictador fueron clave los enfrentamientos con los militares. En la noche de San Juan de 1926, tuvo lugar la Sanjuanada, una conspiración militar contra la dictadura. Otra razón que explica el final de la dictadura fueron las consecuencias de la crisis de 1929. La peseta se tuvo que devaluar.
Ante la falta de apoyos explícitos, el dictador dimitió en enero de 1930 y se exilió en Francia. Para sustituirlo, Alfonso XIII encargó al general Berenguer formar gobierno. El nuevo gobierno prometió volver a la normalidad constitucional, pero lo hizo tan lentamente que la oposición interpretó que se quería evitar la reforma.
A lo largo de 1930, la oposición siguió creciendo: los republicanos se organizaron, los nacionalistas se unieron a una república, y los estudiantes, intelectuales y el movimiento obrero apoyaron el cambio.
En agosto de 1930 se estableció el Pacto de San Sebastián, que quería instaurar una república. Se organizó un Comité Revolucionario encabezado por Alcalá-Zamora. Berenguer anunció su decisión de convocar elecciones, pero la falta de colaboración hizo que dimitiera en febrero de 1931. El nuevo jefe de gobierno, el almirante Aznar, convocó elecciones para el 12 de abril.
El resultado de estas elecciones provocó la abdicación del rey y la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931.