La Filosofía de Tomás de Aquino: Fe, Razón y la Existencia de Dios

TOMÁS DE AQUINO

Nace en el Castillo Roccaseca en 1225. Muere en el monasterio de Fossa Nouvei en 1274.

Vida

Tomás está destinado a ser abad de Monte Casino. Se escapa del monasterio e ingresa en la orden de los Dominicos. Es discípulo de Alberto Magno y profesor en París y Nápoles, y muere cuando iba de camino al concilio de Lyon.

Principales obras

  • Summa contra Gentiles
  • Summa teológica (Theologica)

1. FE Y RAZÓN

Los límites de la razón: la fe

Aquino se apoya en la teoría del conocimiento aristotélica para resolver el problema de los límites entre la razón y la fe. Nuestro conocimiento parte de los sentidos, tiene su origen en la experiencia sensible, por lo que el objeto proporcionado a nuestro entendimiento es el de las realidades sensibles materiales. El entendimiento, a juicio de Aquino, es inmaterial y tiene por objeto lo real sin limitación, pero el entendimiento humano está ligado a la experiencia sensible y su objeto adecuado es la realidad sensible.

Consecuencias del planteamiento anterior:

  1. La filosofía debe construirse de abajo hacia arriba, es decir, a partir del conocimiento de las realidades sensibles.
  2. El conocimiento acerca de Dios ha de ser necesariamente analógico e imperfecto. Se basa en la analogía que podemos establecer entre las realidades limitadas e imperfectas que nos son conocidas y su causa infinita, que es Dios, que en sí mismo no es accesible al entendimiento humano.

El conocimiento de Dios, el hombre y el mundo tiene unos límites dentro de los cuales la razón puede moverse, pero la fe cristiana proporciona noticias más allá de esos límites sobre la naturaleza de Dios y el destino del hombre. De modo que estas verdades reveladas no vienen a suprimir la razón, sino a perfeccionarla. De igual modo que el orden sobrenatural no viene a eliminar la naturaleza humana, sino a perfeccionarla.

Como conclusión: no tiene por qué haber conflicto entre la fe y la razón.

Contenidos de la razón y de la fe

Las verdades de fe son las verdades que se aceptan no porque sean evidentes o racionalmente demostrables, sino porque se consideran reveladas por Dios. Las verdades de razón son enunciados que se aceptan por considerarse evidentes o demostradas racionalmente.

La zona de intersección implica un riesgo: que la razón llegue a pronunciarse contra determinados artículos de la fe. Pero tiene una ventaja: la razón no se desvincula de la fe ni la teología de la filosofía. Es posible un tratado filosófico de Dios en armonía con la teología revelada. También son posibles una antropología y una ética filosóficas acordes con la fe y la moral cristiana.

¿Qué sentido tiene la existencia de verdades comunes a la razón y a la fe? Es conveniente que ciertas verdades asequibles a la razón sean también impuestas por la autoridad de la fe. Hay hombres que carecen de tiempo y de preparación filosófica y, si no fuera por la fe, no accederían a esas verdades. Es conveniente dada la posibilidad de error que amenaza de forma constante a la razón humana (la razón se puede equivocar). También manifiesta la distinción entre dos fuentes de conocimiento: fe y razón, filosofía y teología; una y otra se distinguen no por su contenido, sino por la forma de conocerlos.

La colaboración de la razón con la fe

Razón y fe son fuentes de información autónomas e independientes, pero según Aquino, la razón puede prestar y presta una estimable ayuda a la fe. La teología como ciencia toma de la fe sus principios, pero toma de la razón:

  1. Sus procedimientos de ordenación científica para que la teología pueda constituirse en un sistema organizado de proposiciones.
  2. Sus armas dialécticas para enfrentarse adecuadamente a las afirmaciones de los filósofos que contradicen los artículos de la fe.
  3. La existencia de la teología es la muestra más evidente de la ayuda que la razón puede prestar a la fe, aportando datos útiles para el esclarecimiento de los artículos de la fe.
La colaboración de la fe con la razón

La fe sirve a la razón de norma o criterio extrínseco (externo). Si la razón llegara a conclusiones contrarias a la fe o incompatibles con ésta, serían necesariamente falsas; habría que revisar las premisas y los razonamientos para corregir las deficiencias. A la fe, además de ser un criterio extrínseco, es un criterio negativo para la razón, porque el filósofo no puede apoyarse positivamente en los datos de la revelación, ni utilizarlos como punto de partida para sus conclusiones.

Conclusión: la autonomía concebida a la razón es limitada.

2. LA DEMOSTRACIÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS: LAS 5 VÍAS

Para Tomás de Aquino, demostrar la existencia de Dios es una tarea fundamental de la razón. Se plantea dos cuestiones:

  1. ¿Es necesario demostrar la existencia de Dios? Sí, la existencia de Dios no es inmediatamente evidente para el entendimiento humano y, por lo tanto, resulta necesario demostrarlo.
  2. ¿Es posible demostrar la existencia de Dios? Sí, es posible si se utiliza el procedimiento adecuado que consiste en partir de los seres del mundo considerados como efectos hasta llegar a Dios como causa suya. Este tipo de demostración que va del efecto a la causa se llama a posteriori; el que va de la causa al efecto es el a priori y es rechazado por Aquino.

Aquino propone 5 argumentos o vías que afirman que Dios existe. Las 5 pruebas tienen una estructura similar, se desarrollan a través de 4 pasos sucesivos:

  1. Constatación de un hecho de la experiencia.
  2. Aplicación del principio de causalidad al hecho constatado.
  3. Afirmación de que es imposible una serie infinita de causas.
  4. Afirmación de la existencia de Dios.
5 VÍAS
  1. 1ª vía: parte del hecho del movimiento → Dios, motor inmóvil.
  2. 2ª vía: parte del hecho de que hay causas causadas → Dios, causa incausada.
  3. 3ª vía: hay seres contingentes → Dios, ser necesario.
  4. 4ª vía: hay seres más perfectos y otros menos perfectos (grados de perfección) → Dios, sumamente perfecto.
  5. 5ª vía: punto de partida el orden que se manifiesta en el comportamiento natural de los seres del mundo → inteligencia ordenadora.

3. LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD: METAFÍSICA

La contingencia de los seres creados se hizo reparar en la distinción entre lo que las cosas son (la esencia) y el hecho de que existan o no (existencia). ¿Qué es el hombre? ¿Los hombres existen? Estas dos preguntas hacen referencia a dos aspectos distintos en la realidad. La esencia del hombre es un animal racional y esto es independiente de que existan o no existan los hombres. Entonces, según Tomás de Aquino, lo que distingue radicalmente a los hombres creados es la composición de esencia y existencia. Esta distinción encaja con el carácter contingente de los seres creados, en los que su existencia no pertenece a su esencia. Solo en un ser necesario, Dios, la esencia y la existencia se identifican.

La existencia como acto de ser

Esencia y existencia son interpretados con la terminología aristotélica de potencia y acto. La esencia es potencia porque puede o no puede existir; y la existencia es acto, ya que actualiza esa capacidad propia de la esencia. Por tanto, la existencia es el acto de la esencia y a cada esencia le corresponde un tipo de existencia determinada. Ej.: para un viviente, existir es vivir; para un animal, existir es sentir; para un entendimiento, existir es entender.

El acto de ser tiene distintos grados de percepción y culmina en Dios, que no tiene limitación alguna; ninguna esencia lo limita y su esencia es su ser.

Acto de ser y participación

Los entes creados participan del ser en grados distintos según la capacidad de ser de sus respectivas esencias.

4. ANTROPOLOGÍA

El hombre es un ser compuesto de materia y forma, siguiendo el hilemorfismo aristotélico. El cuerpo es la materia y el alma la forma que, unidos sustancialmente, constituyen el compuesto humano. El alma humana pertenece a lo inmaterial, pero su cuerpo está entre las naturalezas materiales; sin embargo, Aquino está lejos de acentuar el dualismo alma-cuerpo al estilo platónico. Alma y cuerpo constituyen la unidad que es el hombre; ni uno ni otro por separado son el hombre. El alma es la forma sustancia primera y única del cuerpo humano. Ella hace que tal materia pertenezca a la especie humana, pero a su vez, solo unida al cuerpo, a su cuerpo, puede ser ella misma hombre. Esto no significa que cuerpo y alma tengan las mismas facultades; si bien tienen facultades que comparten y ejercitan en común, como son las orgánicas y las vinculadas a los sentidos, el alma posee otras exclusivas que explican que pueda subsistir sin el cuerpo.

Propiedades del alma

Recoge la idea aristotélica del alma como vida o principio de automovimiento y le atribuye las siguientes propiedades:

  1. Es sustancia inmaterial con posibilidad de actividad propia y de existencia independiente del cuerpo.
  2. Es inmortal. Sobrevive al cuerpo. Toma como base las tesis de la esencial superioridad del pensamiento sobre el conocimiento sensible que Aquino hereda de Aristóteles, quien veía en el entendimiento algo divino o inmaterial; si bien es verdad que Aquino lo refiere a una sustancialidad e inmortalidad individuales, siguiendo la tradición patrística (tradición padres de la iglesia), cosa que no está clara en Aristóteles y que llevó a Averroes a interpretarlo en el sentido de un único entendimiento común a todos los hombres.
  3. Es única. El alma es única y carente de partes. Como forma del compuesto humano, el alma es una sola, racional. Asume toda la actividad intelectiva, sensitiva y vegetativa que ejerce a través de las facultades que le son propias (entendimiento y voluntad) y de aquellas que comparte con el cuerpo (sentidos).
  4. Es creada. Cada alma individual es obra de Dios, según un plan trazado por Él desde el principio y dotada de entendimiento y voluntad. El alma racional tiene como facultades que le son propias el entendimiento y la voluntad. Estas no son orgánicas, es decir, no están localizadas en ningún órgano corpóreo.

Gracias al entendimiento, se aproxima a los modos de conocer de los seres inmateriales, puede llegar a captar la esencia, el “universal” de las cosas porque puede captar más allá de lo sensible, lo inteligible que hay en ellas. La voluntad aparece así como inclinación que sigue al conocer y del que recibe su dinamismo; solo lo previamente conocido puede ser creído. Sobre lo desconocido no cabe ejercer ninguna voluntad. Los objetos que el conocimiento presenta a la voluntad son muchos y bajo muy diversos aspectos. De aquí deriva la posibilidad de elección, la capacidad de ejercer el libre albedrío; donde no hay inteligencia, domina el determinismo, el instinto natural, las leyes físicas. Donde hay inteligencia, domina la libertad, la capacidad de elegir. En último término, esta facultad se orienta hacia la consecución del bien y de la felicidad.

5. EPISTEMOLOGÍA

Epistemología o teoría del conocimiento

Aquino sostiene la inmaterialidad del entendimiento y, por tanto, del alma. En virtud de su inmaterialidad, el entendimiento tiene como objeto el ser de lo real, de todo lo real sin límites. Pero en el hombre, el entendimiento se halla unido esencialmente a un cuerpo material dotado de órganos, de conocimiento y de sentidos. El entendimiento humano, en tanto que humano, tiene por objeto el ser de las realidades materiales sensibles y no el ser de todo lo real.

La vinculación del entendimiento a un cuerpo dotado de sentidos impone que el conocimiento intelectual comience con el conocimiento sensible.

El conocimiento intelectual

¿Cómo es posible pasar de las percepciones sensibles a los conceptos? Los conceptos son universales, es decir, no se refieren a ningún individuo en concreto y son válidos para todos los individuos de la misma especie. Contrariamente a lo que ocurre con nuestros conceptos, las percepciones sensibles no son universales; existen humanos concretos, árboles concretos, por lo que nuestros sentidos nos ponen en contacto con los objetos individuales.

El problema de la formación de los conceptos es, pues, el problema de cómo se pasa de la individualidad de las percepciones sensibles a la universalidad de los conceptos. El entendimiento posee la capacidad de extraer de algún modo los conceptos a partir de los datos suministrados por el conocimiento sensible.

La abstracción en Aquino se explica del siguiente modo:

  1. Distingue en el entendimiento una doble capacidad o actividad:
    1. La capacidad abstractiva, es decir, la capacidad de universalizarlas, de convertir en universales las representaciones sensibles particulares. A esto se le llama entendimiento agente.
    2. La capacidad de conocer universalmente. Capacidad que depende de la primera. Esto es el entendimiento posible.
  2. Las percepciones sensibles (punto de partida del conocimiento) dejan en la imaginación o memoria una imagen o representación particular. La capacidad abstractiva o entendimiento agente actúa sobre estas imágenes o fantasmas, despojándoles de sus elementos individuales y haciendo posible de este modo que se ejerza la segunda capacidad del entendimiento (entendimiento posible); el conocimiento mediante la formación de conceptos universales.
  3. Aquino afirma que lo que el entendimiento conoce primaria y directamente es el universal. Procesos:
  1. Los sentidos perciben una figura de unas determinadas dimensiones, colores…
  2. Esto se registra en la imaginación.
  3. El entendimiento abstrae, universaliza el contenido de la imagen.
  4. El entendimiento, en su función cognoscitiva, formula el concepto de hombre. El entendimiento conoce, pues, primaria y directamente la esencia humana, universalizando y no el individuo concreto que supone el punto de partida del proceso.

6. ÉTICA

El concepto tomista de la naturaleza humana

La felicidad es el fin último y el conocimiento de la naturaleza humana permite especificar un conjunto de normas morales que constituyen la ley natural (la ética está basada en el análisis de la naturaleza humana, igual que la tradición griega). ¿Cuál es el fin a cuyo cumplimiento está orientado el ser humano?

Este planteamiento da lugar a una ética de fines o a una concepción teleológica de la naturaleza humana basada en la perfección o el cumplimiento de las exigencias de la naturaleza humana. Al igual que Aristóteles, el fin del hombre es la felicidad y, como la razón es la capacidad más elevada del hombre y la que le distingue de los demás seres, la felicidad consistirá en el desarrollo de la actividad racional, es decir, en la contemplación. Puesto que el objeto más elevado de la contemplación es Dios, el fin último del hombre es la contemplación de Dios.

La existencia de la ley natural

Podemos afirmar que Dios ha ordenado el mundo según un plan (5ª vía); a esto lo llamamos providencia divina. Esta misma providencia ha querido que los hombres tengan libertad y la ejerciten para perfeccionar y cumplir las facultades naturales que Dios les concedió. Así, Dios creó el mundo y los seres racionales de acuerdo con su ley eterna. Por el hecho de crear nuestra naturaleza humana, nos imprime la ley moral que se puede llamar, por ello, ley natural.

Al igual que todos los seres naturales, la naturaleza humana posee varias tendencias, pero el hombre se distingue de otros seres naturales por su racionalidad. Solo él es capaz de conocer sus propias tendencias y, por tanto, solo él puede deducir ciertas normas de conducta. Así se demuestra la existencia de la ley natural: el hombre, como ser racional, puede formular ciertas normas de conducta de acuerdo con las exigencias de su propia naturaleza.

Los contenidos de la ley natural

El contenido de la ley natural se deduce del repertorio de las tendencias naturales del hombre, que clasifica en tres órdenes:

  1. En tanto que sustancia, el ser humano tiende a conservar su propia existencia. Se impone el deber moral de procurar la conservación de la existencia.
  2. En tanto que animal, tiende a procrear, dando lugar a normas relativas a la consecución de la reproducción y al cuidado de sus hijos.
  3. En tanto que ser racional, tiende a conocer la verdad y a vivir en sociedad. La sociedad supone la ordenación racional de la convivencia con vistas a conseguir ciertos fines y es algo específicamente humano. Surgen de estas tendencias las obligaciones morales de buscar la verdad y respetar las exigencias de la justicia.
Propiedades de la ley natural

Dado que se deduce de las tendencias de la naturaleza, su contenido es evidente, universal e inmutable. Como ha de orientar la conducta de todos los seres humanos, sus preceptos han de ser fácilmente cognoscibles para que todos los humanos puedan conocerlo, por lo que ha de ser evidente. Es universal porque la naturaleza humana es común a todos los hombres a pesar de su diversidad cultural y es inmutable porque la naturaleza humana es independiente de los cambios históricos.

Relaciones entre ley natural y ley positiva
  1. La ley positiva es una exigencia de la ley natural misma. La ley natural impone vivir en sociedad y esta solo es posible con base en unas normas legales.
  2. La ley positiva constituye una prolongación de la ley natural concreta. Las normas naturales que no descienden a una ordenación detallada de la convivencia humana.
  3. Las exigencias de la ley natural han de ser respetadas por la legislación positiva. Señala los límites dentro de los cuales ha de organizarse moralmente la convivencia humana.

El derecho se halla incardinado en la ley moral y el punto de conexión no es otro que la idea de justicia. La justicia, como exigencia de dar a cada uno lo suyo, es una exigencia moral y es también el fundamento del derecho.

La ley natural y el orden del universo

La totalidad del universo se halla sometida a una ordenación que depende de Dios y que recibe el nombre de ley eterna. La ley eterna regula el comportamiento de otros seres naturales mediante las leyes físicas y los hombres regulan su comportamiento por la ley moral porque son libres.

7. POLÍTICA

Santo Tomás, en su concepción de la sociedad y su estado, recoge gran parte de las ideas aristotélicas, tales como que el hombre es por naturaleza un animal político o que los gobernantes deben dirigir el estado de acuerdo con el bien común. De la misma manera, asume la teoría de las formas justas de gobierno, así como las injustas. Nos centraremos en dos aspectos: el derecho y el estado.

Derecho

Este, la ley humana, está en conexión con su doctrina de la ley natural y de la ley eterna. ¿Por qué? Porque en la naturaleza humana se encierran inmensas fuerzas; es preciso encontrarlas por vías justas y, para ello, es necesaria la disciplina, pues el hombre se inclina fácilmente a seguir sus gustos y caprichos. Por la ley, ese hombre, dice Aquino citando a Aristóteles, es más noble ser, pero sin la ley es el más bruto animal.

Todo derecho humano, si es verdadero derecho y no puro empleo de la fuerza, habrá de ser deducido de la ley natural, porque la ley natural es la primera regla de la razón. La ley positiva es, consiguientemente, la interpretación del derecho natural. La ley positiva debe ser, según Aquino: justa, moral, físicamente posible, fiel a las tradiciones de los pueblos, acomodada al tiempo y al espacio, necesaria y tiende al bien común.

Estado

El origen de éste, está según Tomás, en la naturaleza del hombre. El hombre es, como había formulado Aristóteles, en la aislada soledad, no había podido desarrollarse para la vida, pues la naturaleza no le ha dotado de tantos instintos como a los animales, por lo que ha de ayudarse por su razón. Para esta ayuda se da del mejor modo posible dentro de la sociedad, donde todos contribuyen a la máxima percepción del todo. Para una comunidad se requiere un orden común y esto se obtiene por los lazos sociales, comenzando por la familia, siguiendo por los gremios hasta la organización social.

Tomás aborda las formas de gobierno; personalmente tiene a la monarquía por la forma más perfecta. La peor forma de gobierno es la tiranía, aunque no tiene por lícito matar a los tiranos. El fin del estado es conducir a los ciudadanos a una vida feliz y virtuosa. Para ello es necesaria la paz. El fin supremo y último del estado es la consecución del fin eterno del hombre, su felicidad en Dios. El estado no tiene solo fines terrenos, sino también supraterrenos y no se limita su actuación en este respecto al no poner obstáculos a los ciudadanos, sino que debe ayudarlos fomentando la vida religiosa.

La iglesia es superior al estado y reconoce al papa como delegado y representante de Cristo. Pero no piensa Tomás en un poder absoluto de la iglesia sobre el estado, es decir, solo cuando el orden temporal entra en relación con el orden sobrenatural eterno, le toca a la iglesia deducir las normas teóricas y criterios de solución.

Hay principios que aparecen en nuestra razón para la convivencia de los pueblos y que suelen ser respetados por todos los pueblos. Así se tienen inviolables a los embajadores, se cuenta con que los tratados han de ser respetados o que las mujeres y los niños deben ser respetados en la guerra. En el fondo, el derecho natural ofrece un diseño de un derecho de gentes.

Las lógicas de Tomás fueron retomadas por Francisco de Vitoria y Suárez, y a través de ambos autores han ejercido su influencia en Hugo Grocio.

FILOSOFÍA MODERNA

Racionalismo de Descartes

Siglo XVII. Racionalismo → Descartes y Espinosa. Empirismo → Locke y Hume.

Características de los puntos principales del racionalismo

El racionalismo es una corriente filosófica del siglo XVII cuyos principales representantes son Descartes, Espinosa y Leibniz, y que adopta las siguientes posiciones filosóficas:

  1. Las matemáticas como modelo de saber.
  2. Ideal de ciencia deductiva. Deducir nuestros conocimientos a partir de principios primitivos evidentes (de axiomas).
  3. El ámbito del pensamiento se corresponde con el ámbito de la realidad. Espinosa: “el orden y conexión de las ideas es el mismo que el orden y conexión de las cosas”.
  4. La autosuficiencia de la razón y el innatismo de las ideas. ¿De dónde provienen las ideas y principios a partir de los que se construye el conocimiento?
  5. De la experiencia.
  6. El entendimiento los posee → innatismo.
  7. La noción racionalista de sustancia: lo que puede concebirse por sí mismo, sin necesidad de recurrir a otra cosa, existe por sí mismo.
  8. Descartes: 3 sustancias: yo → sustancia pensante; materia → sustancia extensa; Dios → sustancia infinita.
  9. Espinosa: 1 sustancia: Dios es la naturaleza.
  10. Leibniz: infinitas sustancias: mónadas.
DESCARTES
Vida
  • Nace en La Haya (Turena) el 31 de marzo de 1596.
  • A los 8 años fue a un colegio de Jesuitas de La Flèche (Anjou) hasta 1612. Estudia humanidades, geometría, historia, retórica, filosofía escolástica y matemáticas.
  • 1615. Estudia derecho en Poitiers.
  • 1617. Se alista en el ejército protestante de Nassau al iniciarse la guerra de los Treinta Años.
  • 1619. Sueño donde descubre su vocación filosófica.
  • 1629. Está 20 años en Holanda en busca de tranquilidad para el estudio.
  • 1650. Muere.
Obras
  • Discurso del método.
  • Meditaciones metafísicas.
  • Reglas para la dirección del espíritu.
  • Principios de filosofía.
  • Tratado sobre las pasiones del alma.

1. EPISTEMOLOGÍA

La unidad de la razón y el método

La ciencia y los saberes son manifestaciones de un saber único y el saber es único porque la razón es única, y es prioritario conocer su estructura y funcionamiento para poder aplicarlo correctamente y alcanzar conocimientos provechosos.

Descartes distingue dos modos de conocimiento: intuición y deducción.

  • La intuición la define como una luz natural que tiene por objeto las naturalezas simples emanadas de la razón misma, sin posibilidad de error.
  • La deducción, entre unas intuiciones y otras, la inteligencia descubre conexiones, por lo que la deducción sería una sucesión de intuiciones de naturaleza simples y de las conexiones entre ellas.

Intuición y deducción como modos de conocimiento han de aplicarse en el proceso de dos pasos:

  1. ANÁLISIS hasta llegar a los elementos simples.
  2. SÍNTESIS. La reconstrucción deductiva de lo complejo a partir de lo simple.
Las reglas del método

En el Discurso del método y anteriormente en las Reglas para la dirección del espíritu, Descartes propone las reglas metodológicas que debe seguir la razón para garantizar la verdad de los principios alcanzados por la intuición. Dichas reglas son las siguientes:

  1. La EVIDENCIA. Este precepto obliga a no aceptar como cierto ningún principio que no sea dado de una manera clara y distinta. La demostración de que un conocimiento es evidente para Descartes no reside en una demostración empírica, sino en que las ideas sean tan claras que no podamos dudar de ellas y tan distintas que no podamos confundirlas con otras.
  2. ANÁLISIS. A través de este examen, Descartes trata de reducir los problemas a sus datos más simples. Reducir las cuestiones más complejas y oscuras a otras más sencillas.
  3. SÍNTESIS. Los datos proporcionados por el análisis son relacionados por la mente y dan lugar a la deducción de consecuencias y a la elaboración de argumentos a través de los cuales podemos llegar al conocimiento de todas las cosas. Es el paso contrario al análisis, que parte de los datos más simples hasta llegar al conocimiento de los más complejos.
  4. La ENUMERACIÓN. Es un paso necesario para comprobar y verificar las conclusiones. Es la confirmación de que los pasos realizados en las enumeraciones están demostrados.

El método propuesto es el único que responde a la dinámica interna de la razón.

La primera verdad y el criterio

El entendimiento tiene en sí mismo las verdades básicas a partir de las que se construye el edificio del conocimiento. El punto de partida ha de ser una verdad cierta de la que no sea posible dudar. La búsqueda del punto de partida exige eliminar todos los conocimientos y creencias de los que sea posible dudar. Se impone la duda metódica como exigencia del método en su momento analítico.

Descartes propone 3 motivos para dudar:

  1. Las falacias de los sentidos.
  2. La imposibilidad de distinguir entre el sueño y la vigilia.
  3. Hipótesis del genio maligno: supone que quizás el entendimiento humano es de tal naturaleza que se equivoca necesariamente.
La evidencia del cogito

La duda cartesiana se extiende a todo: a la autoridad, a los datos de los sentidos, al mundo, a todo lo que no sea el propio pensamiento y a la propia existencia, que precisamente se deduce de la propia duda, ya que el hecho de pensar conforma la existencia de un individuo que piensa: si dudo, pienso, y si pienso, soy.

Es una duda metódica y depuradora que no lleva al escepticismo, sino a una verdad indudable, a la primera certeza de valor metafísico que se manifiesta con claridad y distinción, base de todo el sistema de Descartes: la existencia del yo pensante. “Pienso, luego existo” es una verdad inmune a la duda. Mi existencia como sujeto que piensa y duda es de toda verdad porque se percibe con claridad y distinción.

El yo pensante, la única verdad existente con plena evidencia, será la única fuente de contenidos del conocimiento, por lo que se identifica con el sujeto cognoscente. Por otra parte, se identifica también con la conciencia, puesto que entiende por pensamiento todo lo que ocurre en ella. Además, el yo es entendido como una sustancia espiritual totalmente independiente del cuerpo.

Las ideas

Si el yo pienso es la primera evidencia que se manifiesta con claridad y distinción, entonces en lo que piensa el yo, es decir, en las ideas, es donde debe fundamentarse todo el conocimiento de cualquier otra realidad, puesto que dichas ideas son de lo único que se tiene certeza. Así pues, conocer para Descartes es conocer las ideas, no las cosas. Solo se conoce mediante ideas.

Por idea, Descartes entiende cualquier vivencia psíquica o cualquier contenido de la conciencia, ya sea sentir, querer, entender o imaginar. Ahora bien, Descartes define las ideas en la tercera de sus meditaciones como representaciones de las cosas, pero no como imágenes de ellas obtenidas a través de los sentidos. Porque, aunque las ideas tengan carácter representativo del mundo, son sensibles, son modos de pensamiento y pertenecen al ámbito del espíritu, de la razón.

Para deducir la existencia del mundo a partir de la primera verdad “yo pienso”, ¿qué elementos tenemos para llevar a cabo la deducción? El pensamiento y las ideas que son pensadas.

La idea realidad objetiva y acto mental

Las ideas podemos considerarlas acto mental y, desde ese punto de vista, todas poseen la misma realidad; y si consideramos que las ideas poseen un contenido objetivo, las que representan sustancias poseen más realidad objetiva que las que representan accidentes.

Debemos analizar las ideas para ver si alguna nos permite romper el cerco del pensamiento y salir a la realidad extramental. Teniendo en cuenta su origen, existen 3 tipos de ideas:

  • Las adventicias, que parecen provenir de la experiencia externa.
  • Las facticias (ficticias), que las construye la mente a partir de otras ideas.
  • Las ideas innatas. El pensamiento las posee en sí mismo. Ni son construidas ni parecen provenir de la experiencia. Solo las ideas innatas son evidentes porque son claras y distintas, como el “yo pienso”.

2. METAFÍSICA

La estructura de la realidad

Descartes descubre la idea de infinito como idea innata. La idea de infinito no es adventicia y no es facticia porque la infinitud no deriva de la finitud. La idea de infinito, Descartes la vincula a la idea de Dios como ser infinito. El camino de la deducción de que Dios es infinito es el siguiente:

  1. La existencia de Dios se demuestra a partir de la idea de Dios. Utiliza el argumento ontológico de San Anselmo: “todos los hombres, incluso el necio, que en su corazón afirma que Dios no existe, tiene una idea o noción de Dios y entiende por Dios un ser tal que es imposible de pensar otro mejor que él. No ha de existir solo en nuestro pensamiento, sino también en nuestra realidad. En caso contrario, sería posible pensar otro mayor”. También utiliza un argumento basado en la causalidad: “la realidad objetiva de las ideas requiere una causa que posea tal realidad en sí misma; por lo tanto, la idea de infinito requiere una causa infinita que ha sido causada por un ser infinito. Ha sido causada en mí por un ser infinito, luego el ser infinito existe.
  2. La existencia del mundo es demostrada a partir de la existencia de Dios. Dios no puede permitir que yo me engañe, que crea que el mundo existe si no existe.

Una vez establecida la veracidad de Dios como criterio de validación de las ideas claras y distintas, resulta posible el conocimiento del mundo exterior. En este punto, Descartes partió de la idea clara y distinta de la extensión, gracias a la cual podemos concebir la idea de cuerpo, incluida la idea de cuerpo humano. La idea de extensión no incluye la existencia de los cuerpos. Existen porque es imposible que Dios produzca en nosotros la idea de extensión y luego no haya cuerpos extensos. En este caso, Dios nos engañaría y esto es imposible.

Las tres sustancias

Ámbitos de la realidad:

  • Sustancia infinita → Dios → perfecta, inmutable, independiente y omnipotente.
  • Sustancia pensante → yo → no independiente, finita.
  • Sustancia extensa → cuerpos → no pensante, no independiente.

Sustancia: toda cosa que existe que no necesita de ninguna otra cosa para existir.

3. ANTROPOLOGÍA

El dualismo cuerpo-alma

La unión de cuerpo y alma que Descartes considera accidental resulta muy difícil de explicar. Descartes entiende al ser humano, por un lado, como una sustancia pensante y, por otro, como sustancia extensa, como compuesto de dos sustancias completamente distintas. No obstante, la interrelación e interacción entre ellas parece clara cuando analizamos los sentimientos, las pasiones, los movimientos del cuerpo. En este sentido, el alma conoce y se da cuenta de lo que le sucede al cuerpo.

Experiencia cartesiana de la libertad

En el racionalismo existe una honda preocupación por el hombre, por la orientación de la conducta en busca de una vida racional. Descartes persigue fundar la libertad en la razón, es decir, un uso racional de la libertad que haga posible alcanzar la felicidad y la perfección.

LAS PASIONES

Son percepciones o sentimientos que afectan al alma sin tener en ella su origen. Su origen está en las fuerzas que actúan en el cuerpo. Las pasiones son: involuntarias (porque escapan al control del alma y no tienen en ella su origen), inmediatas y no siempre racionales (porque hacen al alma esclava e infeliz). No hay que rechazar o erradicar las pasiones, sino someterlas y ordenarlas conforme al dictamen de la razón. La razón, conforme a las pasiones, muestra que el bien puede ser avenido por la voluntad. Suministra el criterio adecuado conforme a las pasiones y la fuerza necesaria para oponerse a ella. Las armas de las que se vale la razón son: “juicios firmes y determinados” referidos al conocimiento del bien y del mal, según los cuales ha decidido conducir las acciones y el fin de su vida.