Exploración de la Teoría del Conocimiento y el Amor Platónico

Teoría del Conocimiento

Para Platón existen dos mundos: el mundo sensible, que es material e imperfecto, y el mundo suprasensible, que es el de las ideas y las almas.

En el mundo sensible, las cosas son caducas, materiales e imperfectas. En el mundo suprasensible, las cosas son perfectas. Las palabras sirven de puente entre ambos mundos. Las ideas son perfectas, pero al materializarse pierden su perfección. Por eso, las palabras nos permiten conocer el mundo. En este mundo sensible todo es imperfecto, pues se deteriora y muere. Las primeras ideas son las que ya existen: ríos, nubes, etc.

Para Platón, el mundo sensible se creó de la siguiente manera:

Al principio, todo era un Caos. Existía un ser superior al mundo sensible e inferior al mundo suprasensible, el Demiurgo (Supremo Hacedor). El Demiurgo aplicó las ideas al Caos y lo convirtió en el Cosmos, creando así el mundo sensible, en una etapa anterior a la creación humana.

Es más sabio quien más sabe y quien más recuerda; por eso, es necesario que haya maestros que enseñen a la gente a recordar. El papel del sabio no es valorado por los ignorantes. Platón ilustra esto con el “Mito de la Caverna”, donde el ignorante nos inspira pena y miedo. Para Platón, la muerte de Sócrates fue un atentado contra la filosofía, perpetrado por ignorantes.

Mito de la Caverna

En una caverna, un grupo de hombres se hallaba encadenado, sin poder girarse ni moverse. Solo podían mirar hacia la pared del fondo. Detrás de ellos, una hoguera siempre encendida proyectaba sombras en la pared. La entrada de la caverna se encontraba a un lado. La caverna representa el mundo sensible, y las sombras que se proyectan en su interior son copias imperfectas de la realidad. El exterior de la caverna simboliza el mundo suprasensible. Un día, uno de los hombres fue liberado y conducido al exterior. Allí, pudo contemplar las cosas del mundo suprasensible y comprenderlas, alcanzando así la felicidad. Este hombre regresó a la caverna para compartir su conocimiento con los demás y convencerlos de la verdad, pero fue sometido a una prueba que no pudo superar, pues ya no pertenecía al mundo de las sombras. Finalmente, los ignorantes, habitantes de la caverna, mataron al sabio.

Lo que encontramos en este mundo son copias imperfectas de las ideas. No existe ningún objeto ideal ni ninguna persona ideal; lo perfecto reside en la idea de esa cosa o persona.

Cuando el alma llega a este mundo, trae consigo copias de las ideas, y por eso le cuesta volver a la sabiduría. Para Platón, Heráclito describe acertadamente el mundo sensible, mientras que Parménides describe con precisión el mundo suprasensible.

Estadios del Conocimiento

Pirámides del Conocimiento

Parménides está más cerca de la sabiduría y la verdad que Heráclito, pues es más importante saber desenvolverse en el mundo de las ideas. Esto se debe a que, según Platón, las cosas cambian, pero las ideas permanecen. La idea del Bien, que implica ser una buena persona y poseer un alma bella, conduce a la felicidad. Solo el amor puede impulsarnos a recorrer un camino tan largo, a ascender por las dos pirámides del conocimiento.

Conocimientos del mundo sensible:

1. Eikasia (Imaginación): conjeturas sobre seres mitológicos, seres imaginarios que no se pueden demostrar.

A) Pistis (Creencia): conocimiento de las cosas materiales, que son perceptibles pero no demostrables ni intuibles.

Conocimientos del mundo suprasensible:

1. El segundo estadio es el conocimiento del mundo suprasensible, que para Platón es la ciencia.

A) Dianoia (Pensamiento Discursivo): conocimiento de las matemáticas, que se apoyan en los sentidos.

B) Noesis (Inteligencia o Intuición): aquí se halla la verdadera ciencia, el conocimiento de la verdad como ser humano, los conocimientos más elevados: la ética, la política, la estética y la metafísica.

Las ideas son el tema central de Platón, quien las entiende como ousia (esencia), logos (razón) y telos (finalidad).

Amor Platónico

Para Platón, los seres dominados por lo concupiscible no experimentan el verdadero amor, pues aún no han recordado las ideas que sus almas poseen. El concupiscible no se enamora; simplemente, los cuerpos se atraen. Platón distingue cuatro tipos de amor, siendo el más básico y vulgar la atracción física entre dos cuerpos.

El segundo tipo de amor surge cuando uno se enamora de la personalidad de alguien, de su bondad, etc., sin preocuparse por su físico. Este es el amor de los irascibles.

El tercer tipo de amor es más elevado que el segundo, y se da cuando uno se enamora de la inteligencia de otra persona, aunque sigue siendo propio de los irascibles.

El cuarto nivel, el más elevado y el verdadero amor platónico, consiste en enamorarse de las ideas, trascendiendo la persona física.

Para Platón, la felicidad se alcanza a través del amor, del conocimiento y de la contemplación de las ideas.