La Revolución Copernicana de Kant: Teoría del Conocimiento y Metafísica

El Cambio de Método en la Metafísica

La teoría del conocimiento, o el giro copernicano, propuesto por Kant, implica un cambio radical en la metafísica. En lugar de suponer que nuestro conocimiento se adapta a los objetos, Kant argumenta que son los objetos los que se ajustan a nuestra facultad de conocer. Esto significa que los objetos no existen independientemente de nuestra capacidad de conocerlos; se constituyen como objetos en el acto mismo de conocerlos.

Kant compara esta inversión metodológica con la revolución copernicana en cosmología. La cosmología geocéntrica, incapaz de explicar los movimientos celestes, asumía que estos eran el efecto de los movimientos reales alrededor del observador. De manera similar, la metafísica tradicional suponía que el conocimiento era el efecto de la actividad del entendimiento girando alrededor de los objetos. Kant, en cambio, propone que el conocimiento es el efecto de los objetos girando alrededor de la facultad de conocer.

El Cambio de Método a Nivel Sensible

Para Kant, la idea de una intuición intelectual que penetre en el ser inteligible de las cosas solo tiene sentido si se atribuye a un intelecto que crea la cosa y la conoce inmediatamente. Sin embargo, nosotros carecemos de esta intuición. Nuestra facultad de conocer no crea las cosas; dispone de una intuición que necesita de la presencia del objeto y de la afección de nuestros órganos sensoriales, resultando en la sensación.

Por lo tanto, solo conocemos inmediatamente los objetos sensibles. Todo nuestro conocimiento empieza por la experiencia. Pero, ¿cómo podemos tener un pensamiento a priori de los objetos? Solo si suponemos que todo lo que hay en nuestra intuición sensible procede de la experiencia. Kant intenta demostrar que el espacio y el tiempo son las formas a priori de la sensibilidad que hacen posible la intuición.

Existen dos modos de sensibilidad:

  • El sentido externo (que nos representamos en el espacio)
  • El sentido interno (en el tiempo)

Las cosas sometidas al tiempo no lo están necesariamente al espacio. El espacio solo es condición de la experiencia externa, mientras que el tiempo es condición de la experiencia en general. Ambos son intuiciones puras. Son singularidades, ya que en la sensibilidad hay una materia (las sensaciones) y una forma (el espacio y el tiempo). La unificación y ordenación de las sensaciones en el espacio-tiempo resulta en la intuición empírica, cuyo objeto es el fenómeno, el objeto de la experiencia.

El Cambio de Método a Nivel Intelectual

Nuestra facultad de conocer no se reduce a la sensibilidad. A través de ella, los objetos nos son dados, y así podemos saber de su existencia. Sin embargo, nosotros también determinamos esos objetos y decidimos qué son en un juicio. Esta determinación la realizamos por medio de conceptos, y la facultad de los conceptos y los juicios es el entendimiento.

El objeto de la intuición sensible es siempre algo existente que podemos determinar mediante el concepto. Esta determinación del objeto es lo que hacemos en un juicio. El sentido de estos juicios depende de que los conceptos empleados puedan referirse a objetos de la intuición sensible.

Que todos nuestros conceptos deban referirse a objetos de la experiencia no significa que todos nuestros conceptos procedan de la experiencia. Si todos los conceptos fueran empíricos, no podríamos tener conocimiento a priori de los objetos, no podríamos formular juicios, y la ciencia sería imposible. Kant intenta demostrar que conceptos como unidad, pluralidad, totalidad, etc., son conceptos puros, presupuestos en toda experiencia posible de objetos sensibles. Estos son las formas a priori del entendimiento.

De esta manera, nuestra experiencia adquiere carácter de necesidad y universalidad. Para poner de manifiesto la forma del entendimiento, Kant:

  1. Enumera los diversos tipos de juicios siguiendo cuatro criterios: cantidad, cualidad, relación y modalidad.
  2. Deduce los conceptos puros presupuestos en cada uno de los juicios, los cuales no son dados por la experiencia, sino que pertenecen a la constitución misma del entendimiento.

Los conceptos puros del entendimiento son las condiciones sin las cuales no sería posible formular juicios ni conocimiento alguno. Kant llama categorías a estos conceptos puros del entendimiento; constituyen la forma del entendimiento, son la forma a priori del entendimiento, y junto con el tiempo, son los principios para todo fenómeno.

La relación entre la forma de la sensibilidad y la forma del entendimiento es la siguiente: las impresiones dadas en la experiencia son una multiplicidad (forma de la sensibilidad). La percepción de cualquier objeto implica recorrer esta pluralidad de impresiones, enlazándolas unas a otras. Los conceptos de objetos determinados son empíricos, pero los conceptos a priori (las categorías) están referidos a la forma pura de la pluralidad de impresiones. Las categorías están ligadas al tiempo.

Kant afirma que hay no solo conocimientos a priori, sino también juicios a priori, a los que llama principios del entendimiento puro. Estos son juicios sintéticos a priori: a priori porque son anteriores a la experiencia, y sintéticos porque se fundan en la experiencia. Los dos primeros principios se refieren a la intuición de los objetos y fundamentan las categorías de cantidad y cualidad. Los dos segundos se refieren a la existencia de los objetos y fundamentan las categorías de relación y modalidad. Los dos primeros principios se refieren a la configuración, constitución o determinación de los fenómenos, y los segundos a si el fenómeno se da y cómo se da. Son los principios de todos los juicios sintéticos.