La casa de Bernarda Alba: Estudio de la obra lorquiana

Contexto Histórico

Federico García Lorca, miembro de la Generación del 27, nació en 1898 y murió en 1936. Durante su madurez, vivió la Dictadura de Primo de Rivera, periodo en el cual los militares, con el apoyo de Alfonso XIII, tomaron el poder. A pesar del control militar en el Norte de África, el fracaso de Primo de Rivera llegó con la partida del rey y la proclamación de la Segunda República. Tras el Bienio Negro y la victoria del Frente Popular en 1936, la división entre la España conservadora y la liberal se agudizó. En este contexto, el golpe militar liderado por Franco condujo al arresto y fusilamiento de Lorca por sus ideas liberales y su apoyo a la República.

Desde el punto de vista literario, Lorca destaca como uno de los escritores más versátiles de la Generación del 27. Este grupo de poetas experimentó diversas etapas. Hasta 1927, su poesía se alineó con el ideal poético de Juan Ramón Jiménez. Posteriormente, su escritura reflejó sus emociones y problemas, influenciado por la realidad social y el Surrealismo. La Guerra Civil de 1936 marcó la ruptura del grupo, cuyos miembros se dividieron según sus ideologías.

Lorca cultivó la poesía y el teatro desde su infancia. Su obra teatral evolucionó con su crecimiento personal y las influencias teatrales de su tiempo. Su producción se divide en tres etapas: la primera, con obras influidas por el modernismo y las vanguardias; la segunda, con obras surrealistas; y la tercera, marcada por su objetivo de recuperar la tragedia. Lorca concibió una trilogía de tragedias: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.

Técnica Dramática

La casa de Bernarda Alba presenta una mayor sencillez en el uso de recursos en comparación con sus tragedias anteriores. Se reduce la presencia de elementos folclóricos como la danza o la música. Las acotaciones son breves, descriptivas y, en ocasiones, tan poéticas como los diálogos. Lorca las utiliza para crear la atmósfera adecuada y para indicar las entradas y salidas de los personajes, así como sus movimientos y actitudes.

El tiempo externo de la obra es un verano. El espacio representado es una habitación aislada del exterior, aunque el espacio exterior no representado también es relevante. Los inicios de cada acto se caracterizan por un lenguaje realista que se vuelve progresivamente más poético.

El tema central es el ansia de libertad, encarnada por Adela, en contraposición a la represión y el control ejercidos por la autoridad, representada por su madre, Bernarda. Este conflicto entre autoridad y libertad individual vertebra la obra. Otros temas son la diferencia social, el amor y las ansias de amar.

Estilo de la Obra

La faceta poética de Lorca se manifiesta tanto en su lírica como en su teatro. Desde sus inicios en el teatro modernista hasta su proyecto de recuperar la tragedia, su contacto con el teatro fue constante. Tras la etapa surrealista, el teatro lorquiano busca el espectáculo total, ambientando sus obras finales en el medio rural andaluz, cargado de simbolismo. Sus obras son accesibles a todo tipo de público, una concepción popular del arte probablemente influida por su experiencia en La Barraca.

Las protagonistas son mujeres a quienes se les impide desarrollar sus sentimientos, como el amor o la maternidad. Esta humanidad femenina se convierte en un símbolo universal. El lenguaje es sencillo y directo, pero con un aliento poético que se manifiesta en diálogos llenos de imágenes, símbolos y metáforas. El teatro de Lorca es poético, incluso en obras aparentemente realistas como La casa de Bernarda Alba, escrita en prosa con excepción de las coplas del coro de segadores, las palabras de la abuela y los rezos. Cada acto comienza con un lenguaje realista y cotidiano que luego se transforma en un lenguaje cargado de dramatismo. Lorca, influenciado por el simbolismo (bastón, color verde, agua), característico de la Generación del 27.

Estructura de la Obra

La casa de Bernarda Alba consta de tres actos con una única acción: planteamiento, nudo y desenlace. El primer acto presenta el escenario, la casa blanca y silenciosa, y a los personajes. La muerte del marido de Bernarda y la herencia de Angustias desencadenan el conflicto. El segundo acto desarrolla el conflicto con los celos y la rivalidad entre las hermanas, especialmente entre Martirio y Adela, por Pepe el Romano. El tercer acto prolonga el conflicto y lo resuelve trágicamente con el descubrimiento de Adela y Pepe, el disparo de Bernarda y el suicidio de Adela.

Los tres actos presentan una coherencia interna con elementos recurrentes, como las referencias a las paredes blancas de la casa. Tanto la primera como la última intervención de Bernarda son la misma palabra: “¡Silencio!”.