La Crisis de 1898 y la Liquidación del Imperio Colonial
La Guerra en Cuba y Filipinas
Entre la Paz del Zanjón (1878), que puso fin a la Guerra de los Diez Años, y el inicio de la última guerra cubana, los gobiernos españoles tuvieron 17 años para implementar reformas defendidas por los autonomistas isleños. Sin embargo, la falta de un proceso descentralizador efectivo y la política proteccionista que perjudicaba la economía cubana impulsaron el movimiento independentista.
a) La Política Española en Cuba
El “Gobierno Largo” de los liberales (1885-1890) fue una oportunidad para hacer concesiones a las demandas cubanas. El Partido Autonomista Cubano apoyó un programa reformista propuesto por Madrid, pero solo se logró la abolición definitiva de la esclavitud en 1886 y representación cubana en las Cortes españolas. Las propuestas de autonomía y reforma del estatuto colonial fueron rechazadas.
Las tensiones aumentaron debido a la oposición cubana a los aranceles proteccionistas impuestos por España, que dificultaban el comercio con Estados Unidos, principal comprador de productos cubanos. El arancel de 1891 reforzó la posición de Cuba como mercado reservado para productos españoles, generando un intercambio desigual y malestar en Cuba y Estados Unidos. El presidente McKinley amenazó con cerrar el mercado estadounidense a productos cubanos si España no modificaba su política arancelaria. A esto se sumaba el temor a una nueva insurrección independentista con apoyo estadounidense.
En 1892, José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, que lideró la revuelta independentista iniciada el 24 de febrero de 1895 (El Grito de Baire). Ante la gravedad de la situación, Cánovas formó gobierno y envió un ejército a Cuba, liderado por el general Martínez Campos, quien buscaba combinar represión militar con negociación.
La falta de éxitos militares llevó al relevo de Martínez Campos por el general Valeriano Weyler, quien empleó métodos más contundentes y la “concentración” de campesinos en aldeas cerradas para aislarlos de los insurrectos. Esto resultó en una alta mortalidad entre civiles y soldados, además de la destrucción de la economía cubana.
Tras el asesinato de Cánovas, el gobierno de Sagasta intentó la conciliación, relevó a Weyler y concedió autonomía a Cuba y Puerto Rico en noviembre de 1897. Sin embargo, las reformas llegaron tarde y los independentistas rechazaron el fin de las hostilidades declarado por España el 10 de abril de 1898.
Coincidiendo con la insurrección cubana, se produjo la de Filipinas (1896-97). La presencia española era más débil allí y se limitaba a órdenes religiosas, explotación de recursos y comercio con China. El levantamiento fue reprimido y su líder, José Rizal, fue ejecutado el 30 de diciembre de 1896. Los insurrectos negociaron el fin de la insurrección con Sagasta en diciembre de 1897.
b) La Intervención de Estados Unidos
En 1898, Estados Unidos declaró la guerra a España. El pretexto fue el hundimiento del buque de guerra USS Maine en el puerto de La Habana el 15 de febrero. En marzo, EE.UU. amenazó con intervenir si España no vendía Cuba por 300 millones de dólares. La oferta fue rechazada y el 20 de abril EE.UU. exigió la renuncia de España a la soberanía sobre Cuba en tres días. El 25 de abril, EE.UU. declaró la guerra, interviniendo en Cuba y Filipinas. La guerra terminó con la derrota española en Cavite (Filipinas) el 1 de mayo y Santiago de Cuba el 3 de julio. La intervención estadounidense en Filipinas propició un nuevo levantamiento que expulsó a los españoles. A finales de julio, fuerzas estadounidenses desembarcaron y ocuparon Puerto Rico.
En diciembre de 1898 se firmó la Paz de París, por la cual España cedió Filipinas y Puerto Rico a EE.UU. y reconoció la independencia de Cuba.