Transformaciones del Estado a través de la historia

Evolución del Estado

Del Absolutismo al Estado Social

Estado absolutista: El poder político está concentrado en la persona del rey, que lo ejerce de forma absoluta.

Estado liberal: Se basa en dos principios: el predominio de la Constitución y la defensa de los derechos individuales. Establece la separación de poderes.

Estado democrático: Se caracteriza por dos elementos: la igualdad de derechos (legales, jurídicos y políticos) de todos los ciudadanos, y la igualdad del voto.

Estado social y democrático: No hay igualdad política si no hay igualdad económica y social. El Estado debe intervenir para crear riqueza y, sobre todo, para distribuirla equitativamente. También recibe el nombre de Estado del bienestar.

Hobbes y el Estado de Naturaleza

La naturaleza humana, según Hobbes, parte de la consideración de las pasiones que la pueden arrastrar, llegando a la conclusión de que: “el hombre es un lobo para el hombre”. A diferencia de otros filósofos, Hobbes afirma que el ser humano es un ser individualista por naturaleza. En un estado de naturaleza, se egoísta, busca solamente su placer y aquello que puede aumentar su poder. Es, por tanto, insaciable e inmoral, sin leyes que limiten su libertad, que consiste en poder hacer todo lo que desee.

Situación de naturaleza: Encontramos en la naturaleza del ser humano tres causas de discordia: la competencia, la desconfianza y la gloria.

Pacto social: Cada individuo renuncia a sus derechos naturales, a su poder y a su libertad a cambio de que los demás hagan exactamente lo mismo. El contrato es, por tanto, un contrato de sumisión y se fundamenta en la aportación a esta fuerza superior, al poder absoluto del soberano.

Estado social: El pacto se realiza entre los individuos a favor del soberano, pero el soberano no pacta, sino que es el resultado del pacto. Esto tiene sus consecuencias: el soberano, que hace la ley, está por encima de ella; determina lo que es justo o injusto, lo que es bueno o malo, pero él no puede ser juzgado. Él está en un pacto de naturaleza porque no ha firmado nada.

Locke y el Estado de Naturaleza

Es un estado de igualdad en que el poder y la justicia son recíprocos. Todos los seres humanos poseen unos derechos naturales que son el derecho a la libertad y a la propiedad. Se incluye dentro de la propiedad de la propia persona el derecho a la existencia, a la salud, la propiedad privada. Los derechos naturales no son ilimitados.

El pacto: Con la intención de garantizar el cumplimiento de estos derechos, los hombres libres pactan su incorporación a la sociedad y la creación de la autoridad. Según Locke, cuando los hombres deciden constituir la sociedad no renuncian a sus derechos, sino que los transfieren al soberano. En realidad, lo que hacen es otorgar a los gobernantes el poder necesario para que los protejan.

Del Estado liberal: De este pacto surge el Estado, pero, al contrario de lo que pasaba según Hobbes, los gobernados están al servicio de los individuos, ya que estos renuncian a parte de su libertad para que la autoridad proteja sus derechos. En el caso de que el soberano no cumpla la función para la cual ha sido instaurado, el pueblo tiene derecho a la insurrección y a la ruptura del pacto.

Características del poder: Locke introduce, para evitar los posibles abusos de un poder absoluto, la división de poderes, que son de tres tipos:

  • Legislativo: El parlamento elabora las leyes.
  • Ejecutivo: El monarca aplica las leyes y sanciona el incumplimiento.
  • Federativo: Se establecen las alianzas y su ruptura.

Rousseau y el Estado de Naturaleza

Rousseau también toma de Hobbes la misma estructura conceptual, pero, como Locke, partiendo de una visión muy diferente, llega a una conclusión totalmente opuesta. Así, para Rousseau, el Estado de Naturaleza, lejos de ser una guerra civil permanente, se caracteriza por la bondad, libertad e igualdad de la que son partícipes los individuos. Los seres humanos viven en una especie de inocencia originaria (reflejada en el mito del Buen Salvaje) justo hasta que la progresiva constitución de la sociedad, y sobre todo la propiedad privada, lleva a los humanos a convertirse en egoístas. De esta manera, la sociedad, si bien garantiza ciertas necesidades básicas, también evoca una competencia entre los individuos que los acaba corrompiendo. Sin embargo, una vez abandonado el estado de inocencia original, es imposible volver atrás, y sólo un acuerdo entre ciudadanos puede llegar a mitigar las consecuencias negativas a las que ha llevado la sociedad corruptora: nace así la necesidad de un contrato social. Este consiste en la eliminación del egoísmo individualista mediante la sumisión de cada ciudadano a la voluntad general, unánime y asamblearia. Lo que Rousseau propone es lo que hoy entenderíamos como democracia directa o asamblearia.