Gótico

Arquitectura

La arquitectura gótica se caracteriza por tres elementos principales:

• El desarrollo de las vidrieras, que se convierten en el elemento predominante sobre el muro, inundando el espacio interior con luz. Esta idea se fundamenta en la teología del Pseudo-Dionisio, quien concebía a Dios como luz, visible a través de la luminosidad que penetra en el templo. Las vidrieras se decoraban con colores que simbolizaban las virtudes cristianas. El abad Suger, en la Abadía de Saint-Denis, fue pionero en esta concepción arquitectónica, buscando que la luz solar iluminara el ábside y simbolizara la presencia divina.
• El predominio de los elementos verticales: arco apuntado, vanos apuntados, pináculos y chapitel, que buscan la elevación y la conexión con lo divino.
• El uso de la bóveda de ojivas, una evolución de la bóveda de aristas del románico. Las aristas se refuerzan con nervios que recogen el peso de la bóveda y lo transfieren a los pilares compuestos. Además, la arquitectura gótica se caracteriza por la abundante decoración de la tracería de piedra.

La arquitectura gótica evolucionó a lo largo del tiempo. En la segunda mitad del siglo XII, surgió el gótico temprano. En el siglo XIII, alcanzó su perfección con el desarrollo de formas arquitectónicas puras, conocido como gótico clásico radiante. Durante el siglo XIV, la ornamentación se hizo más recargada, culminando en el siglo XV. La Abadía de Saint-Denis es la construcción más antigua, pero las principales se encuentran en Francia, como las catedrales de Notre-Dame de París y Reims. Desde Francia, el estilo se difundió por toda Europa.

Escultura

La escultura gótica se desarrolla a partir de la teología de la Encarnación de San Anselmo, que enfatiza la humanidad de Cristo. Esta idea se vio reforzada por las Cruzadas, que acercaron a los europeos a los lugares donde vivió Jesús. Como resultado, se produce una humanización en la representación de temas y personajes sagrados. La búsqueda del naturalismo lleva a que las esculturas se independicen del marco arquitectónico. Las estatuas columna, inicialmente rígidas, van adquiriendo movimiento y naturalismo a lo largo del siglo XIII. En el siglo XIV, la escultura gótica alcanza el realismo con artistas como Claus Sluter, quien incluso realiza retratos. La figura de la Virgen con el Niño se convierte en un tema central, representando el amor maternal y la belleza femenina.

Pintura

La pintura gótica, al igual que la escultura, se inspira en la teología de la Encarnación. Se desarrollan nuevos temas iconográficos: La Anunciación, El Nacimiento, La Crucifixión, El Descendimiento, La Piedad y La Resurrección. A finales del siglo XII, la pintura es escasa debido al predominio de las vidrieras. Sin embargo, en Italia, donde la vidriera no se desarrolló tanto por el clima, la pintura floreció en el siglo XIV, especialmente en Toscana, con figuras como Simone Martini en Siena y Giotto en Florencia. Giotto utiliza el color para crear volumen y profundidad, y desarrolla el paisaje para dar naturalismo a las escenas. Su obra está influenciada por el pensamiento de San Francisco de Asís, que valoraba la naturaleza como creación divina. Las principales pinturas de Giotto narran la vida de Cristo.

En el siglo XV, Flandes se convierte en el centro de la pintura gótica, con la invención de la pintura al óleo, que proporciona luminosidad y permite un mayor detalle. A diferencia de Italia, donde se pintaba sobre muros y bóvedas, en Flandes se utiliza la tabla como soporte. La pintura flamenca está influenciada por el pensamiento de Guillermo de Occam, que enfatiza la observación del mundo material. Los pintores flamencos, como Jan van Eyck, buscan reproducir la realidad con exactitud. Obras destacadas de Van Eyck son La Virgen del Canciller Rolin, con su representación de espacios y luces, y El matrimonio Arnolfini, un retrato y una alegoría del matrimonio cristiano, lleno de simbolismo: la vela representa a Cristo, el espejo refleja a los testigos, la mujer embarazada simboliza la fertilidad, el perro la fidelidad, y los objetos como la alfombra y las naranjas, la riqueza.

Contexto Histórico

El arte gótico nace en la Isla de Francia en el siglo XII, una región con un gran desarrollo agrícola y urbano. El florecimiento de la artesanía y el comercio impulsaron este nuevo estilo artístico. El abad Suger de Saint-Denis fue uno de sus principales promotores, buscando glorificar a San Dionisio y a la monarquía francesa. Los obispos de la Isla de Francia, beneficiados por el crecimiento económico, continuaron impulsando la construcción de catedrales góticas. El estilo se difundió por Europa gracias a la Universidad de París, que atraía a estudiantes de todo el continente, quienes luego promovieron el gótico en sus países de origen.

En el siglo XIV, el centro de desarrollo económico y artístico se traslada a Toscana, con ciudades como Pisa y Florencia. Los florentinos se destacan en la manufactura y el comercio textil, mientras que los pisanos controlan el comercio en el Mediterráneo. Esta riqueza impulsa el desarrollo de la pintura italiana. Sin embargo, la Peste Negra interrumpe este desarrollo. A principios del siglo XV, Flandes emerge como un nuevo centro artístico, gracias a su prosperidad económica basada en la industria y el comercio, incluyendo la exportación de pinturas al óleo, que difunden el estilo flamenco por toda Europa.