Lengua y Estilo
En cuanto al lenguaje, asombra su riqueza y la variedad de registros empleados. Los más diversos tonos y modalidades aparecen con fines ya caracterizadores de los personajes, ya al servicio de la parodia o de la intención crítica. El lenguaje es la pieza capital de la obra y soporte del esperpento. El lenguaje que emplean la mayoría de los personajes de Luces de Bohemia es característico de los sainetes de ambiente madrileño. Vamos a dividir su estudio en dos partes: el arte en sus diálogos y en las acotaciones:
El diálogo
El diálogo entre los personajes es rico y diverso, ajustándose al carácter, a la clase social y a la cultura de cada uno de ellos. En él se ven reflejados todos los recursos propios de la oralidad; así, encontramos:
- Frases breves con numerosas interrupciones
- Abundantes repeticiones que enfatizan las opiniones personales
- Frecuentes elisiones que se entienden gracias al contexto
- Entonación muy afectiva con abundantes interrogaciones, exclamaciones y frases sentenciosas
La abundancia de personajes y su variedad social es el recurso que empleará Valle para reflejar todas las formas de expresión de la sociedad española de la época, fundamentalmente del habla madrileña. Vemos, por lo tanto, diversos niveles de lenguaje en Luces de Bohemia:
- Los hablantes cultos utilizan un lenguaje con frecuentes citas literarias; abundan las exclamaciones y las ironías. Todos estos recursos los distancian del hablar maquinal del pueblo.
- Los funcionarios y subalternos son poco espontáneos y muy rutinarios. Reproducen sentencias oficiales y frases sacadas de los lenguajes político y periodístico.
- Los hablantes del pueblo son retratados con gran acierto. Suelen utilizar vulgarismos [«¡Cráneo privilegiado!», «dilustrado» (ilustrado), «cuála», etc.] y acortan los nombres comunes o propios, algo muy común en el habla popular madrileña: Don Lati, la Propi, la Delega…
- Uso del argot ciudadano y de expresiones populares como gitanismos.
La lengua de las acotaciones
El lenguaje de las acotaciones no suele ser un lenguaje literario, porque su función en la obra es absolutamente referencial (dar al director los datos precisos para el montaje); sin embargo, Valle convierte las acotaciones de sus obras en material literario, así que, además de su natural función referencial, cumplen también una función poética dentro del texto dramático. Esto lo hace por varios motivos. Primero, porque Valle creía que una obra teatral era una obra completa en la que se podían unir lo dramático, lo lírico y lo narrativo. Tal es así que muchas acotaciones son imposibles de materializar en un escenario. Y, en segundo lugar, estas acotaciones tan literarias permitían a los lectores visualizar, como si se tratase de una novela, una obra dramática de difícil representación, porque la dificultad de su puesta en escena y los problemas de censura hacían poco probable que fuera estrenada en un teatro comercial.
Las descripciones
Las descripciones de los personajes, todas en un estilo nominal, son muy particulares, proceden a rápidas y desenlazadas pinceladas. En las acotaciones se evidencia la muñequización y la animalización del personaje y, además, aparece un rasgo típico de las acotaciones: la luz. La luz es parte de la matemática esperpéntica; de hecho, es la principal fuente de deformación, ya que causa la sombra. La iluminación en la obra es poca; sin embargo, está presente desde el principio, donde es más fuerte. A lo largo de la obra causa deformidad. Si al principio la luz daba aún la sensación de calor (vida), al final se acerca más a la frialdad de la muerte. Este particular uso de la luz está presente en algunas obras de Goya, donde la luz está presente, pero no ilumina, solo deforma.
Adjetivación y sustantivos
Importantísima es la adjetivación y los sustantivos en las acotaciones que, gracias a la superposición de imágenes pertenecientes a campos semánticos opuestos y disonantes, crean combinaciones esperpénticas como sinestesias; sinécdoques que describen a los personajes solo por sus rasgos más particulares, ridiculizándolos mayormente. Un lugar importante mantienen las comparaciones.
El esperpento
Debiendo analizar el esperpento, el campo semántico más interesante es el de lo grotesco y macabro, visibles también en las obras de Goya: como adjetivos tenemos grotesco, barroca, negro/a, infernal, ronco, alocada, feo, lóbrega…; como sustantivos, cueva, cementerio, muerte, suicidio, fantasma, espectro, mano de marfil…; como verbos, arañar, arrancar.
Junto con los recursos anteriores, es de destacar el empleo de una sintaxis muy quebrada, en la que son muy abundantes los signos de puntuación que separan multitud de proposiciones subordinadas, incisos, frases nominales…
Profundizar en todos estos aspectos de la «escritura» valleinclanesca no nos conduce sino a admirar más a cada momento su inmensa talla de creador verbal.