El Espíritu de Helsinki
La culminación de la nueva política de entendimiento y distensión internacional fue la Conferencia de Seguridad y Cooperación de Helsinki de agosto de 1975, entre representantes de treinta y cinco Estados pertenecientes al Pacto de Varsovia, a la OTAN y países neutrales. La conferencia concluyó con la elaboración de un documento final en el que los países firmantes reconocían las fronteras surgidas de la Segunda Guerra Mundial, se reforzaba la cooperación económica entre ambos bloques y los países comunistas se comprometían a defender los derechos humanos y las libertades. La conferencia encarnaba la voluntad de los dos bloques protagonistas de la Guerra Fría de crear un foro de diálogo permanente. Así, se celebraron reuniones en años posteriores (1980, 1983).
Resurgimiento y fin de la Guerra Fría (1976-1991)
A partir de 1975, las relaciones entre las dos superpotencias volvieron a enfriarse progresivamente, llegando a comienzos de los años ochenta a niveles de tensión equiparables a los periodos más duros de la Guerra Fría. Sin embargo, a partir de 1985, el bloque comunista se vio sacudido por la crisis económica y el descontento de la población y, en tan solo cinco años, entró en una fase de descomposición que puso fin a la Guerra Fría.
La ofensiva soviética
A mediados de los años setenta, la posición hegemónica de EEUU se hallaba debilitada. La guerra de Vietnam había significado una derrota que acabó con la idea de su invencibilidad militar. Desde entonces, EEUU restringió su intervencionismo exterior, especialmente bajo el mandato del presidente Jimmy Carter (1977-1981). Además, el país atravesaba una grave situación económica provocada por la espectacular subida del precio del petróleo en 1973 y por el aumento de la deuda externa. La segunda crisis del petróleo de 1979 empeoró aún más la situación. Por su parte, la Unión Soviética había salido reforzada por la instauración de regímenes comunistas en varios países asiáticos (Vietnam, Laos, Camboya) y la crisis del petróleo había afectado menos a su área de influencia. En este contexto, su posición parecía claramente favorable y Moscú pretendió aprovecharla para aumentar su poder. En 1977, la URSS inició el despliegue de misiles nucleares de alcance intermedio por Europa oriental, que amenazaban a todo el continente. El objetivo era intimidar a los países europeos occidentales con la posibilidad de una guerra nuclear limitada en su territorio y obligarlos a alejarse de EEUU. Por otra parte, la Unión Soviética incrementó su apoyo a todos los movimientos revolucionarios del tercer mundo, reforzados por la crisis económica originada tras la subida del precio del petróleo en 1973. Esta estrategia se materializó en África en la instalación de regímenes de inspiración marxista en Angola, Mozambique y Etiopía; y en América Latina en el apoyo a la Revolución sandinista de 1979 en Nicaragua y en las guerrillas revolucionarias de El Salvador, Guatemala, etc.
1979: Un año clave
El año 1979 fue fundamental para el recrudecimiento de la tensión entre las potencias. La Revolución islámica en Irán y la invasión soviética en Afganistán tuvieron una fuerte repercusión en EEUU. Como consecuencia de estas crisis, la población estadounidense se distanció de las políticas dialogantes del presidente Jimmy Carter y comenzó a revindicar actuaciones firmes que devolviesen a su país la hegemonía internacional.
La Revolución Islamista en Irán
Irán, gobernado por el régimen dictatorial del sah Reza Pahleví, era un firme aliado de EEUU en Oriente Medio y uno de los principales productores de petróleo del mundo. Las reformas sociales, de corte occidental, que impuso el corrupto gobierno del sah crearon un fuerte rechazo entre la población, que fue aprovechado por el clero chiita, liderado por el ayatolá Jomeini. Las protestas derivaron en 1979 en una revolución que supuso la caída del sah y la instauración de una república fundamentalista islámica, es decir, un régimen sociopolítico basado en el estricto cumplimiento del Corán. Ese mismo año, un grupo de radicales islámicos asaltó la embajada de EEUU en Teherán y secuestró a ochenta empleados. Para liberarlos, exigían la extradición del sah, que se encontraba en Nueva York. El secuestro de la embajada se prolongó durante un año y supuso un fuerte desgaste para el presidente Jimmy Carter, que perdería las elecciones a favor del republicano Ronald Reagan. La población de EEUU se mostró favorable a ejercer medidas de fuerza en el exterior para recuperar el prestigio internacional.
stigio internacional.