Regeneracionismo y Educación
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX se produce en España un afán reformista que concibe la educación como un gran medio, pero a su vez como un problema a resolver para servir en la regeneración del país. Como expresión de este movimiento, por Real Decreto de 1900, los asuntos educativos van a llevar a la creación del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, poniéndose al frente del mismo el murciano Antonio García Alix, quien pretende una serie de reformas que el Conde Romanones continuará. Las reformas consistían en:
- Asegurar el sueldo a los docentes pasándolo a dependencia directa del Estado.
- La construcción de nuevos edificios para la educación.
- La graduación escolar como medida para eliminar la escuela unitaria.
- Selección y formación del personal docente. En este sentido, se quería reformar las Escuelas Normales para que salieran maestros con la formación requerida.
Con estos puntos queda expuesto el Plan del “Programa de Reforma de la Enseñanza Primaria”.
De la escuela unitaria a la escuela graduada
La escuela unitaria es un modelo de organización escolar en el que un único maestro dirige el proceso educativo de un grupo heterogéneo de alumnos dentro de una misma clase. La estructura unitaria impone las siguientes condiciones organizativas:
- Organización de los alumnos en subgrupos según el nivel de conocimientos.
- Organización de los contenidos, selección de la enseñanza según el subgrupo.
- Organización del trabajo y del tiempo para intentar atender a todos los subgrupos.
La escuela unitaria tiene características positivas, como son la independencia del maestro como único responsable de la educación y una mayor flexibilidad en la organización del alumnado. También presenta inconvenientes, como el gran esfuerzo que tiene que hacer el maestro para atender a todos los alumnos.
Un intento de solución fue el sistema de enseñanza mutua, en el cual los alumnos más aventajados ayudaban a sus compañeros que presentaran más dificultades en colaboración con el maestro. Sin embargo, sus inconvenientes llevarían a desembocar en un nuevo enfoque organizativo: la escuela graduada, que presentaba diferentes características a la escuela unitaria:
- La escuela dividida en aulas que pueden ser abiertas o cerradas.
- Funciones y usos diferenciados de dichas aulas.
- Varios maestros para cada sección.
- La clasificación de los niños y la graduación de la enseñanza es más perfecta.
- La escuela graduada supone un instrumento técnico-pedagógico más eficaz y rentable, asegura menos esfuerzo al profesor, ya que al tratarse de un grupo homogéneo permite una mayor especialización en los problemas y una atención más rápida a los alumnos. Además, augura mejores resultados y reduce los gastos.
Intento del Ministro Juan de la Cierva
El Ministro Juan de la Cierva plantea una reorganización del sistema educativo presentando al Consejo de Inspección Pública unas “Bases para la Reforma de la Enseñanza” en 1905. Entre esas reformas se encuentran:
- Extensión y graduación escolar a todas las escuelas públicas.
- Supresión de la categoría de auxiliares, considerándolos maestros.
- Supresión de las retribuciones de niños pudientes.
- Elevación del sueldo mínimo de maestro, reduciendo las categorías.
- Dotación de mobiliario y material pedagógico a las escuelas.
Todas estas propuestas se llevan a cabo por el sustituto del ministro, el conservador Carlos Mª Costizo, que amplía las propuestas de De la Cierva. No obstante, finalmente no se llevan a cabo debido al cambio político liderado por los liberales y, por lo tanto, a la negativa de los nuevos ministros a respaldar las propuestas de sus opositores políticos, procediendo de este modo a su supresión.
Los planteamientos del Conde Romanones
El tema de la escuela graduada vuelve a tomar relevancia dentro de un nuevo periodo liberal presidido por el Conde Romanones, que vuelve al Ministerio de Instrucción Pública en 1910. Para él, la transformación de la enseñanza pública era una cuestión fundamental que no se podía demorar más, aunque estuviera frenada por las cuestiones económicas. Por eso, debía hacerse gradualmente y con la intervención del Estado. Romanones consideraba la creación de nuevas escuelas nacionales con la dotación material correspondiente, pero también había que resolver otras cuestiones como:
- La organización de la escuela primaria con moldes que respondan a las necesidades pedagógicas del momento, como el respeto, la tolerancia e igualdad.
- Tener un personal debidamente formado y remunerado.
- Que fuera común a todas las clases sociales y gratuita.
Todo esto tenía el fin de darle a la enseñanza el desarrollo necesario de la Ley Moyano de 1857. Tras esto, se estipula un periodo de 10 años para la transformación gradual que se propone en los diferentes decretos de 6 de mayo y de 8 de junio de 1910.
Por el primer decreto se dispone la transformación de las escuelas unitarias en graduadas. En dichas escuelas se crearían tantas secciones como fueran necesarias, con un promedio de 50 alumnos por cada una, y el personal estaría integrado por el maestro director y los maestros de sección. En Murcia, solicitaron escuelas graduadas los 28 Ayuntamientos, pero solo las consiguieron tres: Yecla, Abarán y Caravaca.
En el segundo decreto se dispone que las escuelas se fueran graduando en poblaciones de 2000 o más habitantes, se establecían nuevas categorías de sueldos y se suprimirían las gratificaciones de los niños pudientes. El planteamiento del Conde Romanones iba dando lentamente como resultado la extensión de la escuela graduada, que ya era una realidad.