José Ortega y Gasset: Vida, Contexto y Filosofía en la España del Siglo XX

Vida

José Ortega y Gasset nació en Madrid en 1883 y murió en 1955. Escritor, ensayista y pensador, fue doctor en Filosofía y Letras. Escribió crítica literaria en El Imparcial, diario del que su padre era director. Intervino como teórico en política y defendió la República. Finalizada la Guerra Civil, tuvo que exiliarse a Francia, Argentina y Portugal.

Su obra se divide en tres periodos: el objetivista, en el que Ortega vive en Alemania y se inicia en la lectura de la obra de Husserl; el perspectivista, en el que el ser humano aprehende la realidad; y el raciovitalista, en el que la tesis fundamental es que la vida es la realidad radical. Entre sus obras, cabe citar España invertebrada, en la que hizo un juicio político-social del país.

Contexto Histórico-Cultural

Durante el periodo que duró la vida de Ortega, España pasó por cuatro etapas políticas distintas: la Restauración de la monarquía después de la I República, la Dictadura del general Primo de Rivera, la II República y la Guerra Civil, así como los primeros años del franquismo.

  • En la Restauración, se establece un sistema de aparente democracia formal, destacando entre los líderes conservadores Cánovas del Castillo y Maura, y entre los liberales, Sagasta y Canalejas.
  • En el panorama internacional, España ha dejado de tener relevancia y los restos de su imperio colonial han comenzado un movimiento de independencia que culminará con la guerra hispano-norteamericana (Guerra de Cuba).
  • En el orden interno, estamos ante un país con una escasa dotación industrial, donde el índice de analfabetismo alcanza cifras alarmantes y donde el sistema electoral está viciado por la oligarquía y el caciquismo, que manipulaban el sistema electoral en su beneficio.

La crisis económica, la agitación social de 1921 y las derrotas del ejército impulsan al general Primo de Rivera a dar un golpe de estado con el apoyo del ejército, la burguesía y los terratenientes que temían en España un movimiento revolucionario análogo al de Rusia. Aunque tuvo ciertos éxitos económicos, tuvo que dimitir tras el derrumbamiento de la bolsa de Nueva York y otros graves problemas internos.

Un año después de la dimisión de Primo de Rivera, se proclama la II República. Ortega llegó a ser diputado en las Cortes, pero muy pronto se sintió desengañado por los excesos republicanos. El cuarto periodo de la historia de España que le tocó vivir a Ortega fue el de la Guerra Civil y la inmediata postguerra. Así como habían mostrado en público sus opiniones sobre la República, desde la Guerra Civil, Ortega se encerró en un mutismo total. Se exilió y ya nunca volvió a tener actividad pública.

En esta época destacan en España una serie de generaciones de pensadores y literatos como la Generación del 98 (Unamuno, Machado), la de 1914 (Pérez de Ayala, Gómez de la Serna, Ortega) y la del 27 (Lorca, Alberti). Músicos como Manuel de Falla o Albéniz y artistas del nivel de Picasso, Dalí o Miró.

Contexto Filosófico

Cuando Ortega inicia su andadura intelectual, en el panorama europeo destacan numerosas corrientes filosóficas. De estas corrientes, las que Ortega tomará más en serio serán el neokantismo, al que Ortega se adhirió al principio, y la fenomenología, a la que Ortega prestará una especial atención cuando su propio sistema filosófico ya está formado. Por el contrario, otras líneas de pensamiento que estaban surgiendo en Europa durante la vida de Ortega no merecerán consideración especial por parte de Ortega.

En el caso de España, hay que decir que Ortega vivió en una época en la que parecía conveniente empezar a gestar una intensa reconstrucción cultural desde una apertura a Europa como respuesta a la grave crisis de la identidad nacional. El krausismo había perdido ya fuerza. Es la Generación del 98 la que toma el relevo. Partían de una visión pesimista del panorama español, provocada por la profunda crisis moral, política, económica y social.

Pero sobre todo destaca un pensador original, Unamuno, que recoge temas de Kierkegaard cuando este era prácticamente desconocido en Europa. Ortega, por su parte, recibió gran influencia del pensamiento europeo, especialmente de Nietzsche, Husserl y Heidegger. Él mismo reconocía “deber a Alemania las cuatro quintas partes de su saber intelectual”. Así, Ortega recoge temas del vitalismo, historicismo y existencialismo, aunque no pueda ser catalogado estrictamente dentro de estos movimientos filosóficos. También va a ser considerado como creador de la Escuela de Madrid.

Ortega ha sido un ensayista y periodista preocupado por la renovación cultural y la introducción en España del pensamiento europeo: su actividad intelectual enlaza con lo que entonces se llamó Regeneracionismo, con el que pedía una política económica y educativa adecuadas, así como europeizar España.

Comparación

Voy a comparar la visión de Ortega con las concepciones racionalistas.

  • El concepto de razón no es unívoco. Existen diversas concepciones de esta que se han dado históricamente: razón pura, matemática, física, instrumental… rechazando Ortega concepciones anteriores y afirmando únicamente la razón vital e histórica.
  • La concepción de la razón que ha predominado históricamente es la que podemos sintetizar como razón pura. El hombre ha puesto a la razón pura en el lugar que en otra época puso a los mitos o a Dios. La consecuencia la vimos en el siglo XIX: irrumpen los irracionalismos ante una concepción asfixiante de la razón pura. Ortega trata de sintetizar ambos extremos excluyentes. Ni irracionalismo, ni razón pura, sino razón vital e histórica. No va contra la razón, sino contra el racionalismo.
  • ¿En qué consiste la razón pura? En considerar que nuestro entendimiento funciona en el vacío, dirigido por sus propias normas internas y de modo abstracto, por lo que desvinculado del sujeto que razona capta lo inmutable. Esta es la razón de Descartes, lo que Kant llama ente racional.
  • Con el racionalismo de Sócrates se intentó desalojar la vida espontánea para suplantarla por la razón pura. El racionalismo engendró de este modo una vida doble, en la cual lo que no somos, razón pura, sustituye a lo que somos, espontaneidad.
  • El racionalismo ha creído que es posible llevar el análisis de la realidad hasta el límite último de un modo satisfactorio y con plenas garantías de validez, basándose únicamente en la razón. El racionalista considera a la razón como una facultad casi divina, capaz de revelarle la esencia última de las cosas, del universo.

¿Pero es esto posible? ¿Puede la razón bastarse a sí misma?, se pregunta Ortega y lo ve claro: hay que corregir los excesos racionalistas. La razón debe apoyarse en la vida. Es verdad que el hombre es un animal racional, pero lo radical no es esto, sino la vida, mi vida, la vida de cada uno. “No hemos venido a la vida para dedicarla al ejercicio espiritual, sino que tenemos que ejercitar nuestro intelecto, pensar, tener ideas sobre lo que nos rodea, pero tenerlas de verdad; es decir, tener las nuestras.” Así pues, la inteligencia, la razón no constituye el fin de la vida, como dijera Aristóteles, sino que para Ortega es un ineludible instrumento de la vida y en la vida.

La razón pura ha de sustituirse por la razón vital, ya que el primer atributo del ser humano es vivir. La vida es convivir. No existe el hombre en abstracto, puesto que el hombre no tiene naturaleza, sino historia. Descartes intenta dudar de todo y, dudando, se dio cuenta de que hay una realidad de la que no puede dudar: de que estaba dudando. Por eso su filosofía parte del hecho del pensamiento. La realidad radical en su caso fue el pensamiento. En Ortega, será prioritaria la vida.

Ortega propone la razón vital, que es la vida misma. ¿Qué significa esto? Vivir es no tener más remedio que razonar ante la inexorable circunstancia. Como la vida no está hecha sino por hacer, y en cada momento tenemos que elegir entre las posibilidades que nuestra situación nos ofrece, necesitamos hacernos cargo de esta en su integridad y esto es razonar. Por esto, la razón no es otra cosa que la vida humana.

Actualidad

Por la cercanía en el tiempo y por los contenidos de su filosofía, Ortega resulta actual: la razón arraigada a la vida, nuestra existencia personal exige la de otras existencias personales, la vida como realidad radical y su apuesta por una nueva España integrada plenamente en Europa.

La razón vital e histórica es compatible con las concepciones en la filosofía actual, cada vez más alejada de la idea de razón pura. Ortega pidió ciencia y europeización como solución a los problemas de España. El problema es España, la solución Europa. Quizás algunos de los problemas de nuestra sociedad actual tengan su origen en la escasa presencia de la intelectualidad entre los modelos a seguir que se nos brindan.

Los grandes avances que se están dando en los últimos años en nuestro país no vienen precisamente de donde Ortega demandaba. Parece claro que nuestra entrada en la UE está produciendo cambios en la sociedad española. La otra gran revolución, la educativa, aunque no con los resultados deseados, también está proporcionando grandes cambios, como la universalización de la educación obligatoria hasta los 16 años o que los proyectos de investigación españoles tengan cada vez un mayor reconocimiento internacional.

Justificación

Ortega reivindica un nuevo concepto de razón, en relación con la vida. Esta nueva concepción de la razón se vincula, en el caso de Ortega, a una concepción de la verdad. La verdad será siempre una perspectiva de las cosas y de la vida y un descubrimiento de la realidad.

En su propia vida, el ser humano debe mantener su propia autenticidad y afrontar desde ahí su propio destino. En este sentido, la vida es una realidad radical y última.

Algunos de los rasgos esenciales del concepto de “vida” son: radical, encontrarse en el mundo, ocuparse de algo, es un continuo quehacer, un problema, se trata de conocerse a sí mismo, convivencia y es temporalidad.

El concepto de “razón vital” es básico en la filosofía de Ortega. Este concepto de razón realza la importancia de la historia y de la cultura como los escenarios característicos y propios de la vida humana. La historia presenta un modelo de racionalidad más eficaz y comprensivo que las ciencias naturales.

Menciona que la vida misma funciona como razón: yo soy yo y mis circunstancias. Es decir, que mi vida no sería lo que es, si no fuera mía y si no se diera en las circunstancias en las que se da.

Además, la vida es posible gracias a la coexistencia de varias generaciones. En un mismo tiempo existen varias generaciones. Hay que distinguir entre contemporáneos y coetáneos. Si todos los contemporáneos fuesen coetáneos, la historia se detendría porque cada generación tiene que recibir la tradición y dejar fluir su propia espontaneidad.