RAZÓN Y FE – SANTO TOMÁS
Existen dos grandes ciencias: la filosofía y la teología. La primera tiene como base la razón, mientras que la segunda se basa en la fe. La filosofía es ciencia primera o fundamento de las demás y su modo de trabajar es a partir de la experiencia (empirismo) y, usando la razón, se eleva a Dios. La teología usa como punto de partida la fe y su palabra revelada, y desde ahí, usando la razón, desciende hasta el mundo natural para explicar las cosas de este.
Según Santo Tomás, hay dos órdenes de conocimiento:
- Orden de Naturaleza: corresponde a la filosofía y es el orden propio del ser humano, similar a los demás seres, pero con una característica especial: la razón.
- Orden de la Gracia: mediante la cual el hombre es elevado a la categoría de hijo de Dios. Es a través de la gracia como se nos perdona el pecado original y alcanzamos la unión con Dios.
El orden de la naturaleza ha de estar subordinado al orden de la gracia, es decir, la razón subordinada a la fe. Esto se debe a que la razón puede fallar al proceder del hombre, mientras que la fe, al proceder de Dios, nunca falla. Sin embargo, la razón sigue siendo muy importante.
Según Santo Tomás, hay tres tipos de verdades:
- Verdades Propias de la razón: donde la fe no interviene, son todos los objetivos de la ciencia natural.
- Verdades propias de la fe: que tienen que ver con la salvación y que la razón humana no puede alcanzar por sí sola.
- Verdades comunes a la fe y a la razón: son aquellas cosas que tienen que ver con Dios y que la razón puede conocer, por ejemplo, la existencia de este.
La fe marca el camino a la razón de dos formas: diciéndole cuál es nuestro objetivo, es decir, Dios, y evitando que la razón caiga en errores. Por ejemplo, cuando la razón dice que algo es contrario a la fe, hay que hacer caso a la fe porque es la verdad absoluta al proceder de Dios, y este no puede equivocarse.
La razón es necesaria porque la fe no ha llegado a todos los sitios, pero usando la razón podemos llegar a conocer a Dios. La fe es necesaria porque la razón falla y no todo el mundo está capacitado para usarla.
METAFÍSICA
Para Tomás de Aquino, la filosofía y el resto de las ciencias descansan solamente en la luz natural de la razón. El filósofo utiliza principios que son conocidos por la razón humana y saca conclusiones que son fruto del razonamiento. El teólogo, por el contrario, aunque utiliza su razón, acepta sus principios de la autoridad, de la fe en la Revelación.
Las cinco vías tomistas son cinco argumentos que permiten a la mente humana demostrar la existencia de Dios a partir de la experiencia sensible. Todas ellas recurren al principio de causalidad, que enlaza los hechos empíricos con una realidad suprema que trasciende la experiencia.
Primera Vía: El Movimiento
La primera de las cinco pruebas presentadas por Santo Tomás es la del movimiento, que se encuentra en Aristóteles. Sabemos por la percepción sensible que algunas cosas del mundo se mueven. “Todo lo que se mueve es movido por otro”. Si ese otro es a su vez movido, debe ser movido a su vez por otro agente; y como una serie infinita es imposible, llegamos al fin a un primer motor, Dios.
Segunda Vía: Las Causas Eficientes
La segunda prueba trata de las causas eficientes y concluye que debe haber una primera causa eficiente, y nada puede ser la causa eficiente de sí mismo, ya que lo eficiente viene del exterior.
Tercera Vía: Contingencia y Necesidad
La tercera prueba se basa en el hecho de que existen seres contingentes. Santo Tomás argumenta que debe haber un ser necesario, el cual es la razón de que los seres contingentes lleguen a existir. Si no hubiera ningún ser necesario, no existiría nada en absoluto, pues nada habría podido salir de la pura potencialidad ni llegar a estar en acto. Pero es evidente que existen seres en lugar de no existir nada, luego tiene que haber algún ser que no sea contingente, es decir, debe existir un ser necesario que sea pura actualidad.
Cuarta Vía: Los Grados de Perfección
La cuarta vía parte de los grados de perfección, de bondad, verdad, etc., en las cosas de este mundo. Tales grados de perfección implican necesariamente la existencia de un ser perfectísimo. Este argumento es de origen platónico y presupone la idea de participación.
Quinta Vía: El Orden del Mundo
En la quinta vía, Santo Tomás argumenta que observamos objetos que operan por un fin, y como eso ocurre siempre, no puede deberse al azar, sino que debe ser el resultado de una intención. Pero los objetos carentes de conocimiento no pueden tender hacia un fin a menos que sean dirigidos por alguien inteligente. Así pues, existe un Ser inteligente, por el cual las cosas naturales son dirigidas a un fin.