Filosofía de Ortega y Gasset: Raciovitalismo, Perspectivismo e Historicismo

El pensamiento de José Ortega y Gasset

Raciovitalismo

Ortega y Gasset, tras analizar las posturas enfrentadas en la Historia de la Filosofía (realismo-racionalismo, dogmatismo-escepticismo), propone el raciovitalismo. Afirma que la realidad radical es la vida de cada uno, el yo y su circunstancia. No existe un mundo sin un ser que piensa, ni un ser que piensa sin un mundo en el que pensar. El ser humano se define como proyecto, “ser de futuro”: es lo que quiere ser, dentro de sus circunstancias. Para Ortega, conocer es una función vital, como hacer la digestión, ya que el pensamiento no es sólo razonar, sino la actividad de dar sentido a la circunstancia vital. La verdad, objeto del conocimiento, es la perspectiva que tenemos cada uno de la realidad, y la realidad, también está estructurada en perspectiva: nada en ella se puede ver y conocer desde todos los puntos de vista.

Perspectivismo

Ortega y Gasset aborda el perspectivismo desde varios puntos de vista, como con la dualidad apariencia-profundidad, y más adelante con una mediación entre el racionalismo y el relativismo. Ortega establece que toda verdad es una verdad en perspectiva, válida desde esa perspectiva y complementaria de las demás perspectivas. Este perspectivismo afirma que todo conocimiento está anclado siempre en un punto de vista, y que la realidad misma es multiforme, atendiendo a la pluralidad de puntos de vista. El perspectivismo sostiene la multiplicidad de los posibles puntos de vista sobre la realidad, que deben ser unificados desde algún principio rector, el cual radica en la afirmación de que esas perspectivas múltiples no son contradictorias y excluyentes unas para las otras. “La Verdad” está constituida por la unificación de las múltiples perspectivas.

Raciovitalismo: Crítica y fundamentos

En el raciovitalismo, Ortega realiza una crítica al racionalismo y al vitalismo. Es preciso volver a pensar radicalmente fuera de los márgenes del realismo y del idealismo. No podemos reducir lo humano a mero fenómeno biológico, pero tampoco podemos aceptar una razón que ha suplantado la vida y ha puesto ésta en función de aquella. El raciovitalismo valora la racionalidad, pero es consciente de sus raíces en las necesidades vitales, y la pone al servicio de la vida, que es la realidad auténticamente radical. Este modelo de pensamiento defiende que la vida es la realidad radical y preexiste al pensamiento y que el conocer implica que el hombre, pensando, se haga consciente de lo que le falta y descubra su ignorancia sobre sí mismo y la realidad. Sin embargo, en el raciovitalismo se produce una crítica al pragmatismo, porque centra la verdad en la verificación; al falso racionalismo, por tener unos límites incapaces de administrar, teniendo una visión de la realidad abstracta; y al falso vitalismo, puesto que estos reducen la vida a algo biológico, sin tener en cuenta la riqueza de la vida.

Creencias e ideas (Dios)

Una de las formas de manifestarse el pensamiento nacido de la necesidad radical del hombre es lo que llamamos “ideas”. Las ideas constituyen las coordenadas con las que el hombre se orienta en el mundo y con las que se pretende solucionar su necesidad radical. Las ideas son heterogéneas, lo que lleva a Ortega a clasificarlas en “ideas” propiamente dichas y “creencias”. Las ideas son los pensamientos que construimos y de los que somos conscientes, y las creencias son una clase especial de ideas tan asumidas que no tenemos ni siquiera necesidad de defenderlas, porque en las creencias vivimos inmersos, son nuestra realidad. En contraste con las ideas, que nosotros poseemos, las creencias nos poseen a nosotros, porque nos rodean al modo como lo hace el aire que respiramos. Es también una nota característica de las creencias la de haber sido recibidas, la de estar ya ahí antes que nosotros. La duda es la primera actitud reflexiva del hombre que ha dejado de hacer pie en la realidad de una creencia y tiene que buscar la solidez de un nuevo asentimiento sobre el que vivir. Las ideas son pensamientos y, como todo pensamiento, es reflexivo y crítico, esto es, no nos permite vivir en él confortablemente establecidos, sino que está en un continuo hacerse y deshacerse; somos capaces de morir por ellas, pero no de vivir de ellas.

Historicismo

La Filosofía de la Historia propuesta por José Ortega y Gasset buscó enfrentarse al problema que ya se le había achacado al historicismo como ciencia: al estar todo conocimiento y praxis condicionado por la evolución histórica no parece posible defender una verdad sustancial, con lo que, en último término, toda verdad se sumiría en el relativismo. Ortega y Gasset luchó contra esta concepción del historicismo al crear un sistema global que encontraba apoyo en ideas de carácter antropológico, gnoseológico, sociológico y ontológico. Evidentemente, la tesis que ataca al historicismo no se encuentra carente de razón, pero se hace necesario recordar que los historicismos de otros autores, como Wilhelm Dilthey, al que el propio Ortega muestra un profundo respeto; Karl Mannheim y Friedrich Meinecke admiten diferentes exégesis y, por lo tanto, la crítica que se haga contra todo historicismo debe ser matizada en cada uno de los autores que han defendido tal concepción.

La rebelión de las masas

Respecto al tema de la sociedad, Ortega propone en su libro La rebelión de las masas que esta debería estar dirigida por hombres “esforzados”, élites, una minoría selecta. Frente a ella está la otra parte de la sociedad, la mayoría, que son los hombres masa, que no se valoran a sí mismos. En la primera mitad del siglo XX, el hombre masa ha tomado el poder.