Santa Sofía de Constantinopla y los mosaicos de Justiniano y Teodora: Arte Bizantino

Santa Sofía de Constantinopla

La joya del arte bizantino

Cuenta la leyenda que un príncipe ruso envió emisarios a todos los confines. Cuando llegaron a Santa Sofía quedaron impresionados por los mosaicos centelleantes, la cúpula que flotaba resplandeciente… Santa Sofía rompió moldes y nunca fue copiada. Responde a la edad de oro del arte bizantino y la dinámica de construcción que implantó el cristianismo. Es una síntesis entre la tradición clásica grecolatina y la tradición constructiva oriental. Santa Sofía legó a la posteridad el uso del sistema de pechinas a escala monumental para pasar de la forma cuadrada de la base a la forma circular de la cúpula.

Los arquitectos

Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto eran expertos en estática y cinética. Por aquel entonces se acostumbraba a elegir un teórico que ideara el edificio y un técnico que diera cuerpo a la idea.

Exterior

Lo que más destaca es la gran cúpula sobre un tambor de ventanas, y el muro, repleto de aperturas y secundado por grandes contrafuertes. Estos dan un aspecto macizo, pero son imprescindibles para vencer las tensiones laterales. La imagen del templo adquirió su caótico aspecto actual durante la época otomana, cuando fue convertida en mezquita.

Planta e interior

La cúpula condicionó la estructura de la basílica. La planta es un rectángulo cuyo centro está formado por cuatro enormes pilares que delimitan un cuadrado. Estos pilares soportan gran parte del peso de la cúpula, apoyada en 4 arcos de medio punto, que, ayudados por un sistema de pechinas, definen el círculo que forma. Contribuyen a absorber la desmesurada presión, al este y al oeste de la cúpula, dos medias cúpulas sostenidas por pilares dispuestos octogonalmente, que, a su vez, contrarrestan a partir de las exedras. Los 4 pilares principales se refuerzan con 4 contrapilares disimulados en las naves laterales, que se dividen en 2 pisos cuyas cubiertas abovedadas también absorben parte de la tensión. El empuje de la cúpula es conducido al suelo gracias a las innumerables bóvedas y elementos estructurales cuyas tensiones van anulándose mutuamente. Los contrafuertes exteriores contrarrestan las presiones laterales. Este complejo sistema de contrarrestos está distribuido de manera que el observador no ve obstáculos. Ello es posible a costa de las naves laterales, que están separadas de la central por un airoso doble piso de arcadas sobre columnas; lo mismo ocurre con las paredes superiores de la nave central. Hasta aquí las premisas técnicas; entonces entra en juego la luz: las ventanas de la cúpula forman un anillo de luz. Los riquísimos materiales empleados fueron vestidos de riqueza.

Contenido

Justiniano, como muestra del poder del imperio, decidió erigir un templo sin parangón. Buscó 2 teóricos de las leyes de la física y no regateó ni dinero ni recursos; tardó 5 años, 11 meses y 10 días en ser culminada. Su magnificencia era tal que se atribuye al propio Justiniano la frase: “Salomón, te he vencido”.

Ficha técnica

  • Nombre: Basílica de Santa Sofía de Constantinopla
  • Arquitectos: Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto
  • Cronología: S. VI (532-537)
  • Localización: Constantinopla (Turquía)
  • Estilo: Bizantino
  • Materiales: Ladrillo y mármol
  • Dimensiones: 69.70 m (ancho) x 80.90 m (largo) y 55.60 m (alto)

Justiniano y su séquito – Teodora y su corte

Los mosaicos del poder bizantino

Estos dos mosaicos muestran el poder terrenal y divino. Son los más importantes del arte bizantino. El naturalismo deja paso a la representación hierática que resalta sobre el fondo dorado.

Elementos plásticos

Se caracterizan por la amplia gama cromática, debido al gran uso de teselas; estas están formadas por piezas muy pequeñas. Los reyes visten túnicas que les destacan sobre los demás. La expresividad de los rostros muestra el nivel alcanzado con la confección de los mosaicos. Los ojos almendrados, las figuras planas y los pliegues de las túnicas marcan el hieratismo y la rigidez de los personajes.

Composición

Ambas carecen de perspectiva. Los elementos arquitectónicos carecen de importancia. Justiniano es el protagonista del primer mosaico; se sitúa en el centro con un recipiente de oro en las manos; a su izquierda se sitúan los miembros de la Iglesia, que simbolizan el apoyo del clero y, a su derecha, dos generales que simbolizan la autoridad del ejército. Un soldado sostiene un escudo con el crismón del salvador, emblema de Constantino. El segundo mosaico muestra a Teodora y a su séquito de damas y eunucos en el momento de la ofrenda. Los anillos, brazaletes y demás pedrerías dan una idea de la magnificencia de la corte.

Contenido

El mosaico se convirtió en la manera perfecta para decorar interiores bizantinos; con una buena planificación de la luz se conseguía que el mosaico superase a la pintura mural. La intensidad del color, el brillo del oro y la luz suave creaban un efecto ideal para representar imágenes religiosas. Los mosaicos en las iglesias bizantinas se ponían en las zonas de mayor importancia. Justiniano y Teodora se sirvieron de estas imágenes para reafirmar su poder. Justiniano esperaba ser considerado como decimotercer apóstol, encargado de hacer triunfar al reino de Cristo en la Tierra.

Ficha técnica

  • Título: Justiniano y su séquito y Teodora y su corte
  • Autor: Desconocido
  • Cronología: S. VI (año 547)
  • Estilo: Bizantino
  • Técnica: Mosaico
  • Soporte: Muro
  • Localización: Iglesia de San Vital (Rávena)