El Modernismo y la Generación del 27: Un Análisis Literario

El Modernismo

Con el término Modernismo se designa un movimiento literario fundamentalmente hispano que se inicia a finales del siglo XIX y se prolonga hasta la 1ª década del siglo XX (se considera extinguido hacia 1915). Es un movimiento de renovación estética en el que van a influir dos corrientes poéticas francesas del siglo XIX: el Parnasianismo (defiende el culto a la perfección formal, “el arte por el arte”) y el Simbolismo (caracterizado por la sugerencia y la búsqueda de efectos rítmicos). El Modernismo nace en Hispanoamérica. Se encuentra la presencia de la nueva estética en la prosa juvenil del cubano José Martí, que puede ser considerado como el precursor. Pero es el nicaragüense Rubén Darío el líder y la figura más representativa del movimiento. En Darío la influencia francesa convive con un profundo conocimiento de la tradición española, desde Berceo hasta Bécquer; su poesía integra influencias que podrían parecer incompatibles pero para él el arte es una “armonía de caprichos”. Su trayectoria representa la de todo el movimiento: existe un primer período de gran plasticidad y sonoridad y de temas refinados y evasivos (su primera obra, Azul (1888) marca también el inicio de esta corriente); luego vendría Prosas Profanas (1896) que supone la culminación de ese Modernismo exuberante y donde introduce temas españoles; su última obra, Cantos de vida y esperanza (1905) lo sitúa en la línea de un Modernismo más intimista y meditativo.

Algunos de los rasgos más significativos de su poesía son:

Temas fundamentales:

  • Una desazón “romántica”: la influencia de Bécquer es evidente en sus textos: rechazo de una sociedad vulgar (“Yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer”, decía Darío); parecida sensación de desarraigo, de soledad… La defensa de las pasiones y de lo irracional volverá a dar paso al misterio, a lo fantástico, a los sueños… Pero lo más importante son las manifestaciones de hastío y de profunda tristeza; por ello, la melancolía y la angustia son sentimientos centrales (ejemplo: “Sonatina” de Prosas profanas o “Lo fatal” de Cantos de vida y esperanza). Reflejo de estos sentimientos es la presencia de lo otoñal, de lo crepuscular, de la noche…
  • Escapismo: huye de la mediocridad evadiéndose en el tiempo y en el espacio. En el tiempo se retrocede al pasado nacional, fuente de evocaciones históricas y legendarias, o al mundo sensual de la mitología clásica. En el espacio es relevante el gusto por lo oriental y lo exótico. Descontento con la realidad que se le ofrece, el poeta se refugia en otra, creada por él a su gusto, en escenarios lejanos o inventados.
  • El cosmopolitismo: el deseo de evadirse, de buscar algo distinto determina el interés por viajar que sintió no sólo Rubén Darío sino todos los modernistas (“Tuvimos que ser políglotas y cosmopolitas”, decía el poeta). El cosmopolitismo desembocó en la devoción por París, ciudad que representa el mundo al que aspiraban, su vida nocturna, los cabarets, la bohemia,…
  • El amor y el erotismo: el tratamiento de ambos apunta en dos direcciones: una, la idealización del amor y de la mujer, mundo inalcanzable que sume al poeta en la más profunda insatisfacción y tristeza; otra, el erotismo desenfrenado, encarnado en la mujer fatal, lasciva y dominadora. Ejemplo de estos temas son textos como “Que el amor no admite cuerdas reflexiones” de Prosas profanas, o “Venus” de Azul.
  • El cultivo de temas indígenas e hispánicos convive con el afán cosmopolita. En un primer momento cultiva esta temática –mitos y leyendas de las culturas precolombinas y española- como forma de evasión de la realidad circundante, posteriormente como exaltación de lo hispano frente al poder dominante de los Estados Unidos. Con sus Cantos de vida y esperanza, Rubén Darío exalta lo español como un conjunto de valores humanos y culturales frente a la civilización yanqui.

Renovación estética:

Es precisamente en el culto a la belleza de la palabra donde muestra su ruptura con la tradición anterior. Enriqueció enormemente el lenguaje poético mediante la utilización de variados recursos:

  • Recursos que aportan musicalidad: los recursos de repetición, pero sobre todo aliteraciones y juegos fónicos variados. Con esta finalidad emplea de forma abundante palabras esdrújulas.
  • Recursos que aluden a lo sensorial: la poesía se dirige directamente a los sentidos, de ahí la utilización copiosa de sinestesias (“verso azul”) y la adjetivación referida al color, al sonido, al tacto,… a través de la cual se intenta captar un mundo lleno de goce y belleza.
  • Riqueza verbal y capacidad de sugestión: las metáforas deslumbrantes y el adjetivo se convierten en recursos decisivos; además de la utilización de un léxico extraño, poco habitual: cultismos, neologismos, arcaísmos, palabras exóticas…
  • Renovación métrica: la obra de Rubén Darío es, desde el punto de vista métrico, la más variada y rica en lengua castellana. A la vez que cultiva con acierto composiciones clásicas, introduce en ellas audaces novedades, como el soneto de versos alejandrinos. Además de emplear versos hasta entonces prácticamente inexplorados como los de 15 y 17, Darío recupera el eneasílabo y el alejandrino, versos que habían caído en desuso.

En cuanto al Modernismo en España, Manuel Reina, Salvador Rueda y Ricardo Gil pueden ser considerados como precursores de esta nueva sensibilidad, aunque se suele proponer como fecha de inicio 1902 (2º viaje de Rubén Darío a España). Los modernistas españoles más destacados son Francisco Villaespesa y Manuel Machado. También cultivaron esta tendencia, en sus inicios poéticos, Antonio Machado (Soledades) y Juan Ramón Jiménez (etapa sensitiva: Almas de violeta, Ninfeas, La soledad sonora,…) El Modernismo español se caracterizó por una menor brillantez externa -menos alardes formales- y un mayor predominio del intimismo.

La Generación del 27

Características de la Generación del 27

  • Los poetas forman un grupo poético porque se mostraron inquietudes.
  • Tienen edades similares, gran cultura.
  • Mantuvieron actitudes liberales en política durante la guerra civil (apoyaron la república).
  • Trabajaron amistad entre ellos.
  • Participaron en acontecimientos culturales e intentan modernizar la poesía.
  • Crearon el lenguaje generacional, cultivan la metáfora.
  • Comparten la admiración por lo clásico y lo moderno.

Síntesis de tradición y vanguardia

  • El grupo del 27 se caracteriza por combinar lo tradicional y lo renovador, el gusto por lo popular y lo culto, interés por la literatura hispánica y literaturas europeas.

Trayectoria: Se pueden distinguir tres periodos

  • Etapa inicial, hasta 1927: es el momento del arte deshumanizado –el juvenil.
  • De 1928 a la guerra civil: lírica humanizada bajo la influencia del surrealismo – el de madurez.
  • Tras la guerra civil: es muy diferente en cada poeta.

Aportaciones poéticas de la Generación del 27

  • Imagen: se convierte en la base expresiva de la poesía.
  • Métrica: quedan incorporados los versos libres y el versículo.

Los poetas de la Generación del 27

Pedro Salinas (1891-1951)

  • Vida: nació en Madrid, fue profesor de literatura. Durante la guerra civil se encontró en Estados Unidos.
  • Obra:
    • La primera etapa es de influencia vanguardista.
    • La segunda etapa predomina el tema amoroso.
    • La tercera etapa: obras escritas en el exilio.

Jorge Guillén (1893-1984)

  • Vida: nació en Valladolid, fue profesor de literatura en Murcia, Oxford y Sevilla. Fue encarcelado pero logró salir.
  • Obra:
    • Primera etapa: recoge su obra desde 1928-1950, su estilo era deshumanizado e intelectual. El estilo era elaborado, muchas exclamaciones, tendencia al cubismo y emociones estilizadas.
    • Segunda etapa: protesta contra el caos y la destrucción.
    • Tercera etapa: atenúa el tono pesimista.

Gerardo Diego (1896-1987)

  • Vida: nació en Santander, ganó el Premio Nacional de Literatura con Versos humanos.
  • Obra: sus temas solían centrarse en su mundo próximo, pero también trató temas religiosos.
    • Obra vanguardista: se inscribe el creacionismo.
    • Obra tradicional: es muy variada en temas y formas.

Federico García Lorca (1898-1936)

  • Vida: Nació en Granada, estuvo en una residencia de estudiantes, al comenzar la guerra civil se trasladó a Granada y lo fusilaron.
  • Obra:
    • Su poesía es dramática, refleja el fatalismo de los personajes, destino trágico, aparece la frustración y el deseo imposible.
    • El teatro es poético, plantea un único tema que es el enfrentamiento del individuo contra su entorno. Se pueden distinguir dos etapas:
      • La primera etapa: se caracteriza porque funde lo popular y lo culto, la tradición y la modernidad.
      • La segunda etapa: recoge la influencia surrealista.

Rafael Alberti (1902-1999)

  • Vida: nació en Cádiz y se trasladó a Madrid y abandonó los estudios por la pintura, se exilió en Buenos Aires y en Roma.
  • Obra: cultivó la poesía y el teatro. Cuatro etapas:
    • Poesía neopopular: estilo nominal, paralelismos y expresividad.
    • Vanguardismo: homenaje a los mejores artistas.
    • Poesía comprometida: denuncia la injusticia y la represión.
    • Poesía del exilio: predomina el tema del exilio.

Luis Cernuda (1902-1963)

  • Vida: Vivió en Madrid como lector universitario y en la guerra civil estuvo exiliado.
  • Obra: se distinguen cuatro etapas:
    • Inicios: la poesía pura y poesía clasicista.
    • Tras su estancia en Francia: influencia surrealista, sentimiento de soledad, nostalgia por el mundo diferente y anhelo de la belleza.
    • Durante la guerra civil: 1937 empezó a escribir “Las nubes”.
    • En el exilio: compuso una poesía que se acentúa el tema de la soledad, tema del desterrado y la depuración.

Dámaso Alonso (1898-1990)

  • Vida: nació en Madrid y fue profesor de literatura española.
  • Obra: se dedicó a la poesía y a la crítica literaria. Su poesía nace en la estética de la Generación del 27 en libros. Su segunda etapa de tono existencial culmina en Hijos de la ira.

Miguel Hernández (1910-1942)

  • Vida: nació en Orihuela, abandonó pronto los estudios para trabajar de pastor, se trasladó a Madrid. En la guerra civil, participó en tareas culturales y de propaganda en los frentes. Murió de tuberculosis.
  • Obra: es un poeta de transición. Periodos:
    • La primera etapa: refleja admiración por Góngora.
    • La etapa de madurez: sus temas: amor, vida y muerte. Predominan sonetos.
    • La etapa de poesía social: obra escrita durante la Guerra civil.
    • La poesía última: escrita casi toda en la cárcel, el poeta lamenta la ausencia de su mujer y su hijo, el estilo es sencillo y concentrado.
    Temática: amor-vida-muerte.

La Generación del 98

Contexto Histórico-Literario

La época que abarca desde 1874 hasta 1931 es conocida como la Restauración. Se distinguen tres etapas:

  • 1874-76: formación de un ministerio-regencia presidido por Cánovas.
  • 1876-97: el sistema se estabiliza y se establece el turno de partidos en el poder.
  • 1898-1931: pérdida de las primeras colonias.

La Generación del 98 toma su nombre en alusión a la fecha de la pérdida de las últimas colonias. Es un movimiento español formado por jóvenes escritores que se caracteriza por proponer la renovación estética de la literatura anterior y la regeneración sociocultural del país.

A partir del desastre colonial surge la conciencia de pobreza, la miseria y la injusticia social, y con ello la urgente necesidad de un cambio en la estructura del poder, pues la Restauración (el régimen vigente) no convence a nadie.

Azorín, Maeztu y Baroja, movidos por sus ideas revolucionarias publicaron en 1910 el “Manifiesto de los Tres”, en el que denuncian la realidad del país, la desorientación de la juventud, la falta de valores, etc. No encuentran la acogida que esperaban con la publicación y el fracaso les conduce hacia el idealismo y su interés se centra en la renovación espiritual del país.

Características

  • Europeísmo y gusto por lo castizo: intenta hacer frente a los problemas nacionales.
  • Sobriedad: huyen de la retórica y la grandilocuencia (claridad y sencillez).
  • Subjetivismo: la evolución del problema de España les lleva a la subjetividad.
  • Idealización del paisaje: se sublima el paisaje castellano y se convierte en el símbolo del alma española.
  • Preocupación por los problemas de España: el género “ensayo” se convierte en la principal fuente de divulgación ideológica.
  • Reflexiones filosóficas: al interiorizarse la crisis del país, reflexionan el sentido de la vida, el tiempo, la existencia de Dios.

La Generación del 98 es considerada una generación literaria porque cumple los requisitos que según Julius Petersen deben existir:

  1. Nacimiento en fechas próximas.
  2. Mantenimiento de relaciones personales entre ellos.
  3. Participación conjunta en actos, celebraciones, etc.
  4. Formación intelectual semejante.
  5. Acontecimiento generacional que los aglutine.
  6. Presencia de un guía ideológico.
  7. Inquietudes y experiencias semejantes.
  8. Lenguaje generacional.
  9. Anquilosamiento de la generación anterior.

De acuerdo con la “división de la crítica”, se han propuesto los siguientes corolarios:

  • Noventayochistas y modernistas constituyen una misma “generación histórica”.
  • Sin embargo, es lícito hablar de un “grupo del 98” dentro de aquella generación; grupo homogéneo, sobre todo en su juventud.
  • Es inexcusable atender a la evolución de los autores, desde sus coincidencias juveniles hasta su progresiva divergencia.

Nómina más plausible del grupo

La compondrían en principio: Baroja, Azorín y Unamuno. Cabe destacar también a Azorín. Suele mencionarse como precursor a Ángel Ganivet.

Pío Baroja

Quizá uno de los aspectos más interesantes de su aportación literaria reside en su teoría sobre la novela. Ésta es la idea que Baroja tiene sobre la novela: una pieza literaria en la que cabe absolutamente todo. No ha de extrañar, pues, encontrar en sus textos reflexiones filosóficas, confesiones políticas, humorismo, aventuras y duras críticas sociales.

En cuanto a la técnica de construir una novela, afirma que la espontaneidad y la observación son dos palabras clave.

La realidad inmediata le proporciona una serie de escenarios, personajes e impresiones que, combinados, formarán el entramado inicial de lo que después se convertirá en una novela. Baroja considera que la novela ha de tener una finalidad en sí misma.

Las novelas de Baroja giran en torno a la evolución existencial de un solo personaje, el protagonista de la obra, y junto a él aparecen otros personajes que aportan datos acerca del personaje central.

La estructura narrativa es simple, sin subtemas o complejidades internas, y la falta de conflicto externo se subsana por medio de frecuentes diálogos, descripciones de lugares e historias particulares, a veces complejas, de los personajes secundarios.

Su estilo, breve, claro y preciso, contrasta claramente con la prolijidad retórica de la generación literaria anterior.

La producción novelística de Baroja es muy extensa: “Vidas Sombrías”, “Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox”, “Camino de perfección”, “César o nada”, “Las inquietudes de Shanti Andía” y “Memoria de un hombre de acción”.

Baroja también escribió las siguientes trilogías: “La lucha por la vida”, “Tierra vasca” y “La raza”.

Los personajes barojianos se ven abocados, en su mayoría, al fracaso. Son criaturas indóciles, errabundas, inquietas, que se desploman como fantoches.

La angustia vital que destilan los personajes barojianos no es más que la angustia e impotencia social del propio autor. Baroja vierte en los personajes sus propias preocupaciones filosóficas, religiosas y políticas. En sus reflexiones sobre la construcción de la novela, Baroja no sólo defiende la tesis de que los personajes son un desdoblamiento del propio autor, sino que éste tiene derecho a intervenir vivamente en la novela.

Los personajes femeninos de sus novelas no son nunca atractivos.

El amplio repertorio de curas y anarquistas muestra su interés por el tema religioso y político.

Azorín

También se une a la corriente de innovación narrativa del 98. Partidario de las tramas argumentales mínimas, considera que la novela se debe limitar a describir el ambiente y las sensaciones e impresiones de los personajes protagonistas. Además, la verosimilitud se ha de conseguir por medio de fragmentos que transmitan al lector las sensaciones experimentadas por el personaje en un momento determinado y no por la acumulación de detalles dispuestos cronológicamente.

Si a esta forma de concebir la novela añadimos el gusto por la descripción minuciosa la frase escueta y el estilo sobrio, tendremos una muestra perfecta de la aportación azoriana al terreno literario.

Las novelas de Azorín se pueden dividir en cuatro etapas:

  • Primera etapa: muestra el predominio de elementos autobiográficos y de impresiones suscitadas por el paisaje. El protagonista es Antonio Azorín (conciencia de su creador). Obras: “La voluntad”, “Antonio Azorín” y “Las confesiones de un pequeño filósofo”.
  • Segunda etapa: abandona los elementos autobiográficos, si bien continúa reflejando sus propias inquietudes en los personajes. Obras: “Doña Inés” y “Don Juan”.
  • Tercera etapa: marcada por el vanguardismo y por el drama personal. Obras: “Félix de Azorín Vargas”, “Superrealismo” y “Pueblo”.
  • Cuarta etapa: vuelta a la narrativa tras un periodo marcado por la contienda civil. Obras: “El escritor”, “María Fontán” y “La isla sin aurora”.

Unamuno

La aportación más notoria de Unamuno a la teoría de la novela se manifiesta en la renovación de la técnica narrativa, en la creación de lo que él llama “nivola” que se caracteriza por:

  • Renunciar a cualquier preparación previa e ir disertando en todo lo que se representa.
  • Suprimir las descripciones y situaciones.
  • Presentar al protagonista en su lucha existencial.
  • Promover el diálogo hasta el punto de que adquiera una importancia fundamental en la narración.

Esta técnica, junto con el monólogo interior, la aplica en “Niebla”, “La tía Tula”, “Abel Sánchez” y en “San Manuel Bueno, mártir”.

Los personajes unamunianos son el “alter ego” del autor. En ellos vierte sus inquietudes, angustias y problemas personales hasta el punto de ahogarlos en su propia existencia.