PROBLEMA DE LA REALIDAD. VITALISMO
Junto a Marx y Freud, Paul Ricœur les denomina los “filósofos de la sospecha”, por haber descubierto debajo de la aparente racionalidad humana, de la realidad palpable, pulsiones instintivas o intereses contrapuestos a lo aparente, que son las que, en definitiva, guían, controlan y definen tales dimensiones humanas. Encuadrada en la segunda mitad del s. XIX, la filosofía vitalista de Nietzsche ha abierto nuevos rumbos al pensamiento contemporáneo, al presentarse como una opción frente a la tradición platónico-cristiana que hasta ahora venía inspirando a la cultura occidental. A pesar de que su filosofía aparece desarrollada de forma asistemática, nuestra exposición intentará recogerla del modo más claro y completo posible. La vida se va a convertir en el auténtico objeto de reflexión filosófica que identificará con la VOLUNTAD DE PODER. Nietzsche habla a menudo de la vida usando un lenguaje biológico (o biologicista) pero con tendencia a centrar el concepto de vida en la vida humana, porque VIDA es VOLUNTAD DE PODER. No es fácil determinar lo que Nietzsche entendía por “voluntad de poder”. Es la esencia íntima del ser (de la realidad), es una realidad esencialmente dinámica, en continuo devenir (HERÁCLITO), es ímpetu o impulso que va siempre “más allá”, que no se detiene nunca, es algo vital, orgánico y biológico (aunque no tiene simplemente un sentido orgánico y vital), es supremamente activa, sobrepasando toda actividad individual, concebida como una fuerza universal impulsora, no tiene un ideal racional a alcanzar, no hay racionalidad, sino simplemente impulso, “instinto vital”, deseo ciego e irrefrenable por imponerse. La vida como voluntad de poder es la naturaleza última de la realidad. Pero la vida también es considerada un juego trágico en el que se enfrentan, en un proceso incesante, generación y corrupción, vida y muerte, exaltación y dolor. La filosofía de Nietzsche es vitalista en la medida en que proclama la alegría de vivir; pero aceptar la vida es asumirla en su carácter trágico, sin enmascararla, es aceptar el sufrimiento y la alegría como el precio de la vida.
Para Nietzsche, la cultura occidental se asienta en la idea o creencia establecida por Platón, y reafirmada posteriormente por el cristianismo, de la existencia de dos mundos o realidades: el mundo sensible (material o más acá) y el mundo inteligible (de las ideas o más allá). Para este modo de pensar occidental, el mundo sensible es una realidad aparente, mientras que el otro mundo, el ideal, es considerado como la auténtica realidad. Tal dualismo metafísico implica un desprecio, según Nietzsche, por la VIDA. Solo existe un mundo, que es este en el que vivimos. Toda separación es una ficción, un invento, una gran mentira de la tradición platónico-cristiana que conduce al NIHILISMO (a la nada, a una realidad “decadente”). Nietzsche hace una llamada profética a recuperar el “sentido de la tierra”, que no es más que la vuelta a apreciar la VIDA.
PERSPECTIVISMO
Para Nietzsche, la realidad, la VIDA, no es accesible a la comprensión intelectual, no es posible su conceptualización. La teoría del conocimiento y de la ciencia, la filosofía occidental, es falsa. El metafísico pretende atrapar las diferentes y cambiantes realidades en conceptos; al hacerlo, desvirtúa la realidad y ofrece una versión falsa de la misma, porque en la realidad no existe un mundo de modelos ideales y perfectos. La realidad es cambiante, por lo que nunca podrá ser explicada con conceptos, que matan la diferencia. El lenguaje fabrica las cosas, las inventa; el triunfo del poder del lenguaje, del concepto, es el dominio de la conciencia frente a la intuición. La forma básica de conocimiento es la intuición, mediante la que captamos lo inmediato e individual, la VIDA. No hay un mundo real distinto al que experimentamos por medio de los sentidos. Lo real es el devenir de Heráclito, la apariencia. El error de la filosofía es haberse olvidado de las intuiciones como el origen de los conceptos y aceptar dogmáticamente que los conceptos son lo que designa la realidad y no puras metáforas de las intuiciones. Ese olvido es el fundamento de la metafísica, que considera lo abstracto y universal, lo inteligible, como real y verdadero; sin embargo, no hay verdad en el concepto. Todo conocimiento es relativo porque “el mundo… no tiene un sentido fundamental, sino muchísimos sentidos”, es susceptible de diversas interpretaciones. El conocimiento es para Nietzsche PERSPECTIVISMO. Todas las “verdades” son “ficciones”; todas las ficciones son interpretaciones; todas las interpretaciones son perspectivas. La ciencia ha pretendido ser el único y verdadero conocimiento; sin embargo, no hay una sola y única interpretación de la realidad, sino diferentes (perspectivismo), porque es el ser humano quien realiza tal interpretación desde su propia perspectiva. La realidad, por su continuo cambio, no puede ser entendida de un modo estático y conceptual, sino utilizando un lenguaje metafórico, literario y artístico, en que se transmita el sentimiento íntimo y la manera propia y personal de entender la realidad, donde cada filósofo se atreva a inventar su propia visión de la realidad.
NIHILISMO
El nihilismo es la pérdida del sentido unitario de la vida (“nihil” – nada) que abre el camino a una nueva visión de la realidad y del hombre. El oscurecimiento de los antiguos valores griegos que estaban recogidos en la tragedia y que expresaban la vida como lucha ha provocado el predominio de Apolo (moral de esclavos) sobre Dionisos (moral de señores), del lenguaje sobre la VIDA. Nietzsche llama a esta pérdida del sentido de la vida NIHILISMO, que califica como un veneno mortal para la humanidad, que exalta la debilidad humana y entroniza el fracaso del hombre y su miseria. Su origen debe situarse en la filosofía griega, en Sócrates y Platón, continuado por el Cristianismo. Nietzsche distingue entre: Nihilismo pasivo: es el que se produce como resultado de la decadencia de los valores occidentales, de la cultura de la negación de la VIDA, de la huida. La “casta sacerdotal” judeo-cristiana, desde el resentimiento y la mala conciencia, canoniza una “moral de esclavos” frente a la “moral de señores”; esos valores se están derrumbando, ocupando su lugar la voluntad de poder. Nihilismo activo: la voluntad de poder crea valores nuevos, anuncia la “muerte de Dios” como destrucción de los tradicionales, es la proclamación de la VIDA. El pensamiento de Nietzsche pretende llegar a este nihilismo activo en cuanto que acelera el acercamiento del superhombre y del eterno retorno. El advenimiento del nihilismo significará el ocaso de la civilización cristiana decadente de Europa.
PROBLEMA DE LA RELIGIÓN.