La Romanización de Hispania
Proceso de romanización: La asimilación de la cultura romana se producía de manera pacífica cuando la población aceptaba la nueva cultura, lo que implicaba un control social. Sin embargo, cuando los pueblos no habían tenido contacto previo con los colonizadores, la romanización se llevaba a cabo de forma violenta y no voluntaria. Este proceso implicaba la inculcación de las formas políticas, económicas, religiosas y lingüísticas romanas. Fue un proceso muy largo.
Causas favorecedoras:
- Implantación de la administración romana.
- Presencia del ejército.
- Uso del latín.
- Creación de numerosas ciudades, que fomentaron una sociedad urbana con una gran red de comunicaciones (calzadas romanas) con tres itinerarios fundamentales: Vía Augusta (Mediterráneo), Vía de la Plata (zona oeste) y Vía de Astorga a Burdeos (Camino de Santiago).
La ciudad era el núcleo de población agrupada con una plaza central o foro en la que se cruzaban las vías principales. Era un lugar de intercambio de mercancías, centro de poder político y escenario principal de la vida social y el ejercicio de la ciudadanía. Además, los romanos potenciaron un comercio muy activo y próspero a nivel local, nacional e internacional. La romanización no se dio por igual en todas las zonas de la península.
Rasgos de la romanización:
Fue un proceso de asimilación jurídica e institucional que suplantó las formas de vida y organización social y económica de los pueblos indígenas. Roma trajo consigo un sistema esclavista. El principal agente de romanización fue la creación de las ciudades. El proceso de conquista pasó por tres etapas:
Etapas de la conquista romana:
- Etapa de sumisión del mundo ibérico: Tras la Segunda Guerra Púnica, los romanos se decidieron a conquistar la península ibérica sin mayores dificultades, a excepción del oeste, el centro y el norte de la península (guerras lusitanas y guerras celtibéricas).
- Etapa de conquista de la Meseta: Entre 154 y 133 a.C., con Viriato como figura destacada de la resistencia.
- Etapa de conquista militar: 100 años después, las guerras cántabras entre 29 y 19 a.C. (Augusto da por concluida la conquista). Control político y administrativo. Para ello, se emplearon medidas pacíficas (las del proceso de romanización), pero contra los opositores se tomaron medidas drásticas: los que se oponían eran esclavizados, desplazados a las montañas o exterminados.
La Explotación Económica de Hispania
Hispania tenía una economía colonial al servicio de Roma, basada en la ciudad y en el sistema esclavista. En la ciudad se concentraban los artesanos y se daba la producción mercantil y el comercio. La explotación era intensa. Los romanos extraían gran cantidad de metales (oro, plata, cobre, estaño, plomo, cinabrio) y esclavos con el objeto de abastecer no solo a la península, sino también a la ciudad de Roma.
Exportación de productos agrícolas y materias primas:
Se exportaban cereales, vid, aceite de oliva, procedentes de grandes latifundios, así como lino, esparto, lana. También se aprovecharon de la ganadería y de la actividad pesquera. Todo ello para abastecer a Roma, que era la propietaria de los territorios y de la mano de obra esclavista. Poco a poco, la explotación se cedería a particulares a cambio de rentas. Los territorios se especializaban según sus recursos naturales para enriquecer a Roma.
Funcionamiento de la economía colonial:
Se llevaban artículos de lujo para satisfacer a la oligarquía. Hispania fue ganando prestigio y comenzó a manufacturar. La crisis del siglo II supuso un duro golpe para la economía. Las fuentes de riqueza de Hispania eran:
- Agricultura: Vino, aceite, bellota, hortalizas, fruta, esparto. Los romanos introdujeron el barbecho, las técnicas de regadío, los injertos en las plantas, el arado de vertedera y las palas.
- Ganadería: Hispania aportaba caballos para el ejército romano (como el asturcón), vacas y ovejas.
- Pesca: Muy abundante, con una importante industria del salazón y la salsa garum.
- Minería: Muy rica, pero sin grandes aportaciones técnicas romanas (Las Médulas o Almadén).
- Artesanía: Relacionada con la importancia de la ciudad. Se fabricaban ánforas para el transporte de aceite y vino, tejidos de lana y lino, y se trabajaba la artesanía del vidrio, del esparto, del garum y el salazón.
- Comercio: El comercio se consideraba un importante generador de riqueza. Hispania exportaba todo esto a Roma y traía manufacturas a mayor precio. Las calzadas facilitaban el comercio, que también se vio potenciado por el uso de la moneda. La unidad básica era el denario de plata. Se acuñaba moneda en Hispania, pero en la periferia seguía practicándose el trueque. Además, el comercio se vio favorecido por la imposición de un sistema de pesas y medidas.
Organización de la Sociedad Hispanorromana
Hispania adoptó el tipo de organización social y política romana. Había entre 3,5 y 5 millones de habitantes. Existían clases sociales diferenciadas por la riqueza, los derechos y la posibilidad de participar en los estamentos públicos. Se pasó de una sociedad agraria a una urbana, y de una sociedad esclavista a una sociedad de colonato, en la que los colonos dependían del señor.
Clasificación social:
A) Por situación jurídica:
- Libres: Tenían derechos políticos.
- Semilibres: Antiguos esclavos, colonos.
- Esclavos: No se les consideraba personas, no podían constituir una familia ni poseer bienes, y vivían en condiciones muy duras, aunque en la ciudad su situación era algo mejor.
B) Por situación económica:
- Libres: Aristócratas terratenientes (altos funcionarios o altos militares), medianos propietarios (funcionarios medios o militares), plebe (que podía ser urbana, rústica o pueblo bajo).
C) Por categoría social:
- Los que pertenecen a las órdenes (senatorial -los de más rango: cónsules y altos cargos-, ecuestre -caballeros, aristócratas y altos funcionarios- o decurial -oligarquía urbana, artesanos-).
- Los que no pertenecen a las órdenes.
Organización Económica y Administrativa de Hispania
Roma implantó un nuevo marco político articulado alrededor de la división del territorio en provincias. Realmente, estableció cuatro bloques:
- Provinciae: De dos provincias (Citerior y Ulterior) en el 197 a.C., en tiempos de Diocleciano (s. III) Hispania se convirtió en una diócesis con seis provincias: Bética, Lusitania, Tarraconensis, Gallaecia, Cartaginensis y Mauritania.
- Inventas: Con fines administrativos para el cobro de impuestos y levas militares.
- Populus: Demarcaciones sin centros urbanos que mantenían la organización indígena, situadas en áreas poco romanizadas. Los puestos de poder estaban ocupados por indígenas fieles que pagaban impuestos.
- Civitas: Elemento esencial de la administración, no solo era la ciudad, sino el conjunto de casas de su área de influencia. Las más romanizadas eran ciudades libres. Sus habitantes tenían los mismos derechos que los romanos, estaban exentos de impuestos y tenían derecho romano. No eran muy numerosas (Andújar, Calahorra, Tortosa). Los soldados licenciados recibían tierras como pago de sus servicios y formaban colonias. También había ciudades estipendiarias, que pagaban estipendios o impuestos especiales además de los ordinarios, en moneda o en especie, porque se habían opuesto a Roma.