La Dictadura Franquista (1959-1975)
Desarrollo Económico, Cambio Social e Inmovilismo Político
La dictadura franquista entre 1959 y 1975 se caracteriza por el desarrollo económico, los cambios sociales y el inmovilismo político.
El Desarrollo Económico (1959-1973)
El desarrollo económico es muy significativo en los años sesenta hasta la crisis de 1973.
Las bases de este desarrollo se pusieron con el Plan de Estabilización, medidas legislativas para modernizar la economía española (devaluación de la peseta, limitación de gasto público…). Esto redujo la inflación y evitó la bancarrota, pero conllevó una recesión, con la bajada de las rentas y un aumento del paro, lo que produjo un intenso flujo migratorio.
En 1959, con la integración de España en la OCDE y el FMI, el país recibe una ayuda económica internacional (500 millones de dólares) que impulsó un desarrollo económico espectacular, debido principalmente a:
- La favorable coyuntura económica internacional.
- Inversiones de capital extranjero y la llegada de empresas multinacionales, atraídas por el bajo coste laboral.
- El turismo masivo, fomentado por los precios bajos.
- Las remesas de los emigrantes.
- Enormes inversiones estatales en obras públicas.
Sin embargo, esta expansión económica fue desequilibrada, ocasionando importantes problemas:
- Crecimiento económico concentrado en los sectores secundario y primario.
- Fuerte migración interior y exterior, con la aparición de enormes barrios suburbiales y poblados de chabolas.
- Desarrollo regional desigual. La mitad de las industrias se localizaron en Cataluña, País Vasco y Madrid, mientras que otras regiones quedaron desindustrializadas.
- Desastres ecológicos causados por el desarrollo turístico descontrolado y los vertidos industriales en los ríos.
A esto se suma un deficiente sistema de prestaciones y servicios sociales, con un sistema fiscal injusto, marcado por la evasión y el fraude fiscal, que beneficiaba a los adinerados.
En 1973, la crisis mundial del petróleo impactó fuertemente en España por su dependencia energética del exterior. Esto provocó un descenso del turismo y afectó a la mayoría de las industrias, generando importantes conflictos sociales, sobre todo durante la transición.
Cambios Sociales
La industrialización provocó un éxodo rural y un aumento del proletariado industrial y las clases medias. Los primeros protagonizaron el resurgimiento del movimiento obrero, mientras que las clases medias, más formadas y con mayor acceso a la cultura, introdujeron hábitos europeos y buscaron un cambio estable.
Otros aspectos relevantes fueron la incorporación de la mujer al mundo laboral, la pérdida de valores religiosos, un mayor consumo cultural, una sociedad más abierta y tolerante y la creación de la Seguridad Social para la población activa.
La Oposición al Régimen y el Inmovilismo Político
Impulsada por los cambios sociales y económicos, la oposición al régimen tuvo tres motores fundamentales: la universidad (que pedía el retorno del régimen parlamentario), los movimientos obreros y los católicos (que carecían de libertades y divulgaron un ideario de derechos fundamentales, con una Iglesia cada vez más comprometida con los movimientos sociales).
Se consolidó la oposición democrática y resurgieron los regionalismos. En 1959 se fundó ETA, que se configuró como un movimiento terrorista. La oposición al franquismo se articuló en torno a la CCFPC (integrada por comunistas, socialistas y nacionalistas) y la Asamblea de Catalunya. Otras organizaciones de la oposición democrática incluían a demócratas cristianos y liberales. En 1962, representantes de la oposición se reunieron en Múnich para pedir el restablecimiento de la democracia y la integración de España en Europa.
Franco reaccionó con una campaña de desprestigio contra estos políticos y creó el TOP (Tribunal de Orden Público) para juzgar delitos políticos. En 1967, aprobó la Ley Orgánica del Estado, con la que intentó dar una apariencia democrática, como la creación de la figura del jefe de Gobierno, cargo que siguió ocupando él mismo. Sin embargo, se mantuvieron los principios del régimen y no hubo cambios reales.
Se aprobaron la Ley de Prensa (que suprimía la censura, aunque el Estado se reservaba el derecho a inspeccionar los diarios y controlaba las noticias extranjeras), la Ley de Libertad Religiosa y la Ley General de Educación.
En 1969, varios factores contribuyeron a la agonía del régimen:
- El aumento de la oposición social, con huelgas y protestas continuas.
- En 1973, los obispos solicitaron la separación de la Iglesia y el Estado, lo que llevó al encarcelamiento de numerosos trabajadores.
- Se incrementaron los atentados terroristas y secuestros, sobre todo por parte de ETA.
En 1973, el asesinato de Carrero Blanco, jefe de Gobierno, supuso un duro golpe para el régimen. Militares y ministros más aperturistas dimitieron por el inmovilismo del régimen, que lo enfrentaba a la Iglesia. Tampoco fue bien recibida la aprobación del Estatuto del Derecho de Asociación Política.
El malestar social aumentaba y surgieron nuevos grupos terroristas como el FRAP. La oposición política democrática se organizaba en torno a la Junta Democrática, liderada por Santiago Carrillo, y el PSOE de Felipe González. En octubre de 1975, las fuerzas antifranquistas se reunieron para discutir el proceso de transición tras la muerte de Franco.
Cada vez más aislado, el régimen llegó a su fin con la muerte de Franco en noviembre de 1975, iniciándose un complejo proceso de transición democrática.