1. Los Inicios del Reinado de Juan Carlos I y la Transición Democrática Española (1975-1982)
1.1 La Transición Política a la Democracia (1975-1977)
La Transición Política española se produjo durante las secuelas de la Crisis del Petróleo. Nuestro país sufrió especialmente dicha crisis dada su fuerte dependencia energética exterior. Además se hacían evidentes las contradicciones del rápido crecimiento económico de los años 60. Los costes productivos de las empresas aumentaron al subir los precios del petróleo y se disparó la inflación de costes. Consiguientemente cerraron muchas empresas y aumentó el paro. Éste se recrudeció por la vuelta de los emigrantes que habían quedado sin trabajo en Europa. El aumento del paro fue imparable entre 1973 y 1986 hasta llegar a más de 2 millones de parados (según cifras oficiales, seguramente muchos más) y fue un factor de inestabilidad social durante toda la Transición. Tras la muerte de Franco, al Franquismo se le planteaba el dilema de la continuidad, la reforma o la ruptura.
Los partidarios de la continuidad formaban el “búnker” y apostaban por el mantenimiento del Franquismo sin reformas a pesar del reforzamiento de la oposición política. El sector reformista del Franquismo (Adolfo Suárez) era partidario de evolucionar lentamente a la democracia para asegurar la permanencia de España en Europa y porque consideraba inviable el Franquismo sin Franco. Este último sector fue el dominante y fue quien consiguió pactar con la oposición política y alejarla de la ruptura frontal con el Franquismo.
El papel del Rey fue muy importante en la Transición. Como sucesor de Franco, había heredado el poder omnímodo de éste y por tanto fue decisiva su actitud favorable al cambio político y en última instancia la renuncia a todos los poderes que le conferían las Leyes Fundamentales del Franquismo. Asimismo, su papel como Jefe del Ejército fue clave para sujetar a un sector de éste dispuesto a dar un golpe de estado.
El Rey refrendó a Carlos Arias Navarro como presidente del gobierno (1975-76), pero éste traicionó las expectativas creadas por el Espíritu del 12 de Febrero. Sin embargo, la oposición política seguía en aumento y la respuesta represiva y violenta del gobierno provocó acontecimientos violentos como los Sucesos de Vitoria (Marzo de 1976). Esta incapacidad de Arias Navarro de evolucionar hacia la democracia llevó al rey a cesarle y nombrar a Adolfo Suárez, (en cuya elección tuvo un papel importante el presidente de las Cortes, Torcuato Fernández Miranda), nuevo presidente de gobierno (Julio de 1976).
Suárez, político reformista surgido del Franquismo, llevó a cabo rápidamente una serie de medidas que anunciaban su voluntad de reforma política: amnistía para los presos políticos y promesa de diálogo con la oposición así como de elecciones generales para antes de un año. Sin embargo, la principal iniciativa de Suárez fue la promulgación de la Ley para la Reforma Política (Noviembre de 1976), Ley Fundamental que suponía la supresión de las Cortes Franquistas y la convocatoria de elecciones libres. En Diciembre de 1976, y a pesar de que la oposición democrática la consideró insuficiente, la Ley de Reforma Política obtuvo un apoyo popular mayoritario en el Referéndum de Diciembre de 1976.
El proceso de transición a la democracia estuvo dificultada por la escalada terrorista. Grupos de extrema izquierda (ETA, GRAPO) y de extrema derecha (Matanza de los cinco abogados laboralista de la calle Atocha, Enero de 1977) pretendían con sus acciones terroristas desestabilizar la vida política española y boicotear el tránsito a la democracia (seguramente para provocar un golpe de estado militar, dado que la mayor parte de las víctimas de los terroristas de izquierdas eran militares). El otro gran problema de la Transición Democrática fue la cuestión del PCE. Amplios sectores franquistas consideraban que el Partido Comunista no cabía en la Ley de Reforma Política pues argumentaban que no era un partido verdaderamente democrático pues estaba al servicio de la URSS. Suárez tuvo que negociar con Santiago Carrillo la legalización del PCE, y tomó esta arriesgada medida por sorpresa (Abril de 1977).
Las primeras elecciones democráticas después del Franquismo se celebraron el 15 de Junio de 1977. Estas fueron ganadas por UCD, partido formado por Suárez tras la fusión de muchos partidos de centro-derecha moderada y encuadraba a muchos antiguos franquistas moderados, consiguientemente Suárez encabezó el primer gobierno de la democracia. El segundo partido más votado fue el PSOE, dirigido por Felipe González y Alfonso Guerra y asumió la dirección de la oposición. Estos partidos se encontraban en el centro del espectro político y su resultados muestran una moderación del electorado. Por el contrario, los partidos de la derecha franquista (AP de Manuel Fraga Iribarne) y de la Izquierda (PCE de Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo) obtuvieron unos resultados decepcionantes. A su vez, en el País Vasco y Cataluña vencieron las fuerzas nacionalistas (PNV y EE en el primero; ERC y PDC en la segunda.
El amplio apoyo electoral que obtuvieron las fuerzas nacionalistas en el País Vasco y Cataluña puso sobre la mesa la cuestión de las autonomías. Suárez decidió reconocer las Preautonomías de Cataluña y el País Vasco, pues, de hecho, existían ya gobiernos vascos y catalanes que habían permanecido en el exilio durante el Franquismo. Así se decretó el restablecimiento de la Generalitat (Joseph Tarradellas, Septiembre de 1977) y del Consejo General Vasco (Leizaola y después Garaicoechea). Se confiaba que el establecimiento de la Preautonomía Vasca provocaría la disolución de ETA, pero la negociación de la Asamblea de Parlamentarios Vascos no contentó a ésta que continuó con sus atentados.
Otra cuestión urgente es que el gobierno acometiera el problema de la crisis económica, pues el número de parados y la inflación aumentaban año tras año. El gobierno de Suárez consiguió acordar con el PSOE y otras fuerzas sindicales y patronales los Pactos de la Moncloa (Octubre de 1977), un consenso sobre la política económica del gobierno que evitara en lo posible la conflictividad laboral hasta que se consolidara la democracia. Las medidas más importantes fueron la contención salarial y la devaluación de la peseta que contribuyeron a frenar el déficit exterior y la inflación. Sin embargo, el paro no dejaba de crecer
El gobierno de Arias vivió unos meses muy difíciles y conflictivos, en los que tuvo que enfrentarse a: huelgas de trabajadores, aumento del terrorismo, rechazo del “búnker” a cualquier reforma, protestas callejeras de la oposición, sucesos carlistas de Montejurra, la unidad de la oposición y las relaciones tensas con el rey.
2. Juan Carlos I: Primer Discurso de la Corona (22 de noviembre de 1975)
La muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 cerraba el tiempo de la dictadura y abría el de la democracia. Don Juan Carlos I, elegido por el caudillo para sucederle en 1969, juraba como rey de España el 22 de noviembre y pronunció en las Cortes su primer mensaje a la nación, declarando su voluntad de ser el rey de todos los españoles y restablecer la democracia. Mantuvo su palabra y apostó por las reformas que el país necesitaba para convertirse en un Estado democrático.
La situación era complicada por el enfrentamiento entre los seguidores del franquismo y los defensores de un régimen democrático. Empezaba el período conocido como transición, una etapa convulsa y llena de dificultades. El rey era el heredero del régimen, aunque su intención era cambiarlo. La elección de Arias Navarro como el primer presidente de la monarquía no gustó y el rey se percató pronto de su error y nombró a Adolfo Suárez nuevo presidente en julio de 1976. Fue una sorpresa y disgustó en algunos círculos.
El rey, Suárez y sus gobiernos, la oposición y la sociedad civil protagonizaron un cambio que se hizo día a día con aciertos y errores. Fueron tiempos difíciles, de miedo y de esperanza. Todo tuvo lugar en medio de una crisis económica, que desde 1973 complicó el desarrollo político y favoreció las movilizaciones en demanda de mejoras laborales. Por otra parte, el terrorismo se convirtió en un factor desestabilizador e involucionista. El ejército fue muy sensible a los cambios y algunos de sus miembros quisieron frenar el proceso político.
El entorno internacional saludó el desmantelamiento de la dictadura y apoyó la transición por la que el monarca consolidaba su trono, los partidos políticos eran legalizados y los españoles recuperaban sus libertades y el destino de la nación.
3. Adolfo Suárez: Puedo Prometer y Prometo
El 20 de noviembre de 1975 moría Franco y dos días después era nombrado Juan Carlos I rey de España. La situación era complicada por el enfrentamiento entre los seguidores del franquismo y los defensores de un régimen democrático. Empezaba el período conocido como transición, una etapa convulsa y llena de dificultades. El rey era el heredero del régimen, aunque su intención era cambiarlo. La elección de Arias Navarro como el primer presidente de la monarquía no gustó y el rey se percató pronto de su error y nombró a Adolfo Suárez nuevo presidente en julio de 1976. Fue una sorpresa y disgustó en algunos círculos. Pero Suárez demostró estar preparado para llevar a cabo las reformas necesarias. Adoptó una actitud dialogante y abierta con la oposición y emprendió de inmediato medidas reformistas. El proyecto más interesante fue la Ley para la Reforma Política que aprobaron las Cortes franquistas. Era el fin del pasado y suponía la posibilidad de acelerar las reformas con la colaboración de la oposición. Permitió legalizar los partidos políticos, excepto el PCE (cuya legalización resultó más complicada y se alargó hasta el 9 de abril) y convocar elecciones legislativas para el 15 de junio de 1977.
La campaña se desarrolló con normalidad en un ambiente festivo y plagada de actos electorales. UCD se centró en la figura de Suárez. El PSOE mostró dinamismo y capacidad técnico-organizativa, por lo que crecieron sus expectativas de voto. Pero en conjunto hubo una enorme cantidad de partidos políticos de todas las tendencias.
Esta fórmula “puedo prometer y prometo” fue ideada por Fernando Ónega y formó parte del discurso de Adolfo Suárez como candidato de UCD, que se enmarcaba dentro de los espacios electorales gratuitos de los que dispusieron los partidos políticos para dirigirse a los ciudadanos en el cierre de la campaña electoral, el 13 de junio de 1977. Dicho discurso, emitido por RTVE fue el que cerró la ronda de mensajes electorales. Este discurso ha sido considerado como clave en la victoria en las elecciones de UCD frente al PSOE y que dieron lugar a las Cortes constituyentes que redactaron la Constitución de 1978. Más tarde, el 1 de marzo de 1979, Adolfo Suárez ganaría unas segundas elecciones generales.
4. Constitución Española de 1978
El 20 de noviembre de 1975 moría Franco y dos días después era nombrado Juan Carlos I rey de España. La situación era complicada por el enfrentamiento entre los seguidores del franquismo y los defensores de un régimen democrático. Empezaba el período conocido como transición, una etapa convulsa y llena de dificultades. El rey era el heredero del régimen, aunque su intención era cambiarlo. La elección de Arias Navarro como el primer presidente de la monarquía no gustó y el rey se percató pronto de su error y nombró a Adolfo Suárez nuevo presidente en julio de 1976. Fue una sorpresa y disgustó en algunos círculos. Pero Suárez demostró estar preparado para llevar a cabo las reformas necesarias. Adoptó una actitud dialogante y abierta con la oposición y emprendió de inmediato medidas reformistas. El proyecto más interesante fue la Ley para la Reforma Política que aprobaron las Cortes franquistas. Era el fin del pasado y suponía la posibilidad de acelerar las reformas con la colaboración de la oposición. Permitió legalizar los partidos políticos, excepto el PCE (cuya legalización resultó más complicada y se alargó hasta el 9 de abril) y convocar elecciones legislativas para el 15 de junio de 1977. Los resultados electorales fueron importantes para observar las tendencias políticas de los españoles, constituir las Cortes y elaborar la constitución, centro de discusiones y de consenso para hacer un texto constitucional aceptado por casi todas las tendencias políticas representadas en el Parlamento (con excepción del nacionalismo vasco). En concreto la comisión encargada de redactar el texto estuvo compuesta por Gabriel Cisneros, José Pedro Pérez Llorca y Miguel Herrero de Miñón por la UCD, Miquel Roca Junyent de CDC, Manuel Fraga Iribarne de AP, Gregorio Peces-Barba del PSOE y Jordi Solé Tura del PCE-PSUC.
La Constitución fue aprobada por las Cortes el 31 de octubre de 1978 y por el pueblo español el 6 de diciembre en referéndum. Unos días después era sancionada por el rey y, finalmente, el 29 de diciembre se publicaba en el BOE. Fue fruto de un amplio consenso político.
5. Resolución de la ONU sobre España
Cuando estalla la II Guerra Mundial en septiembre de 1939, España se declaró “neutral”. Meses después, con los nuevos éxitos de Alemania, España empezaba a creerse la victoria hitleriana y decidió pasar de la “neutralidad” a la “no beligerancia” (junio de 1940). Franco, en este nuevo clima, se entrevistó con Hitler en Hendaya (Francia) y con Mussolini en Bordighera (Italia). España, en síntesis, estaba con el Eje pero no entraba en la guerra. Apoyó, no obstante, la invasión rusa decretada por Hitler enviando a la División Azul al frente ruso (julio de 1941).
En 1942 el curso de la guerra empezó a cambiar a favor de los aliados. Franco cesó a Serrano Suñer, Ministro de Asuntos Exteriores, demasiado vinculado al Eje y comenzó a dar un giro hacia los aliados. En octubre de 1943 se abandonaba la “no beligerancia” y se volvía a “neutralidad”.
Al terminar la guerra, la situación de Franco era complicada. Los monárquicos de D. Juan de Borbón, hijo y sucesor de Alfonso XIII, a través de su manifiesto de Lausana (marzo de 1945), reclamaban la restauración de la Monarquía. El gobierno de la República en el exilio confiaba en la condena por los aliados del régimen de Franco. Los Tres Grandes en Potsdam (agosto de 1945) anunciaban su negativa a aceptar la entrada de España en la ONU. Franco decidió responder a las dificultades con un cambio de gobierno, en el que redujo la presencia de la Falange e introdujo a un católico. Además, se aprobaron leyes con la intención de presentar al régimen de Franco más abierto y buscar con ello su aceptación por los aliados.
Era inútil, Franco no pudo impedir la condena. En 1946 las dificultades fueron a más. España iba hacia su aislamiento internacional. En febrero de 1946, en efecto, la ONU rechaza la entrada de España. El 12 de diciembre, la Asamblea de la ONU vota la resolución que comentamos.
Unos días antes, el día 9 de diciembre, Franco había respondido, sin esperar a conocer el voto final de la resolución, convocando en la Plaza de Oriente de Madrid una manifestación de apoyo al régimen, denunciando la “injerencia extranjera”, “al comunismo y a la masonería”. Franco decidió esperar a que el tiempo le sonriera. Y así fue. En 1948 la dinámica internacional favorece a España: con la “guerra fría” el antifascismo es sustituido por el anticomunismo. En el mundo se constituían dos grandes bloques, liderados cada uno por EE.UU. y la U.R.S.S. En diciembre de 1955 España era admitida como estado miembro de la ONU.