El Personalismo Comunitario de Mounier
Comunidad en Mounier
El movimiento profundo del ser que empuja al hombre hacia una «comunión» con los demás coincide con una experiencia fundamental que Mounier llama la «comunicación», formando una sociedad. Pero estas diversas sociedades no son aún verdaderas comunidades. Así como la persona debe conquistarse, la comunidad debe construirse. Para que una sociedad sea una auténtica comunidad, ha de ayudar a sus miembros a ser «personas». Las conclusiones de Mounier coinciden con las reivindicaciones actuales y legítimas de la mayoría de los hombres: respeto a la vida privada, igualdad de la mujer, escuela educadora, democracia, economía al servicio del hombre, derecho de todos a la cultura, paz social, racial e internacional.
Exigencias de la Comunidad
La realización del ideal comunitario exige una revolución, por la violencia si fuere necesario. Si la libertad es el ideal de la comunidad y de la persona, es, no obstante, una «libertad condicionada». Estas condiciones se realizan en un triple movimiento que constituye las exigencias de la comunidad personalista.
a) La Oposición
Mounier es realista y no se le oculta que la «comunicación» se revela, al principio, en términos de oposición.
- Oposición contra nuestro propio cuerpo y contra la naturaleza.
- Oposición sobre todo contra los otros hombres: misterio de las personas, egoísmo de los individuos y de las sociedades, a los cuales responden nuestra propia deficiencia y opacidad.
- La oposición es necesaria. No todo es válido en las realidades que vemos a nuestro alrededor: es necesario elegir. La «oposición» frente a los demás resulta beneficiosa si acaba en «diálogo», si es un paso del YO al TU, antes de llegar al NOSOTROS comunitario.
Partes de un Diálogo
- Salir de sí.
- Comprender. Dejar de colocarme en mi propio punto de vista para situarse en el punto de vista del otro.
- Tomar sobre sí, asumir el destino, las penas, etc.
- Dar generosidad o gratuidad.
- Ser fiel.
- El diálogo se despliega en el amor. «El amor realiza la unidad de la comunidad, como la vocación realiza la unidad de la persona.»
b) La Cooperación
Consiste en una acción concreta, sin olvidar la «primacía de lo espiritual», porque el hombre es un ser encarnado en cuerpo y alma. Para que una acción pueda ser válida ha de ir precedida y acompañada de una reflexión; si no, no pasa de una simple actividad refleja. Esta colaboración entre el pensamiento y la acción no existe sin lucha, sin una tensión, que Mounier llama «la dramática de la inteligencia»: Esta participación activa requiere la virtud de la FORTALEZA, que no es ni coacción ni brutalidad.
c) La Acción Profética
Colaborar en el mundo ¿significa eficacia a toda costa? El personalismo es demasiado realista para no aspirar a ella y la recomienda al técnico y al político; pero el «realismo espiritual» se sitúa en un nivel más elevado y a fin de cuentas más eficaz, puesto que redunda en beneficio del técnico y del político: a nivel de profeta. Porque el «profeta» es un testigo de lo trascendente: con él, el fracaso, el sufrimiento, incluso la muerte, si es el «don de sí que corona todos los demás», adquieren un valor absoluto. En esa misma perspectiva la concentración espiritual de las fuerzas, aunque sólo sea de un pequeño núcleo, es más urgente y eficaz que la agrupación puramente numérica de masas inorgánicas y mecanizadas. Mounier sitúa la «contemplación» en la cumbre de esta lucha incesante consigo mismo, con la naturaleza y con los demás, como un fin que alcanzar, y que buscar también, en el seno mismo de la acción.
Los Enigmas
a) Enigma de la Realidad
¿Por qué hay ser más bien que nada? ¿De dónde surge la realidad? ¿Hacia dónde va esa realidad (si va hacia alguna parte), es decir, qué sentido tiene?
b) Enigma del Hombre
Hombre, ¿quién eres? ¿De dónde vienes? ¿A dónde vas?
c) Enigma de lo Absoluto
El hombre es un ser abierto a algo fundamental, algo que trasciende a él mismo, a los demás y al mundo, algo que funda (= “fundamenta”) todo, un “polo” superior que está por encima de nosotros, y que nos da el ser y la fuerza de obrar, en una palabra: un ser absoluto. Que es el absoluto?: ¿Se trata de un solo ser o de varios? ¿Es una realidad distinta del mundo y superior a él, o es el mismo mundo? ¿Es un ser personal o no lo es?
Fenomenología de la Religión (Rudolph Otto)
La Fenomenología de la Religión no habla directamente del ser divino ni siquiera se pregunta si hay razones válidas para afirmar que existe realmente Dios sino que únicamente investiga la conciencia religiosa, tal como ésta aparece ante la mirada del investigador. Ante la imposibilidad metodológica de hablar directamente de lo divino Otto pretende:
- Analizar los rasgos comunes a toda conciencia religiosa
- A partir de ahí tratar de descubrir las características de lo divino mismo.
Caracteres de la Conciencia Religiosa
En toda conciencia religiosa aparecen los siguientes rasgos: Sentimiento de absoluta dependencia, Sentimiento de incomprensión, Sentimiento de “temor religioso”, Sentimiento de amor.
Caracteres de lo Divino
Rasgos de lo divino: absoluta dependencia -> lo divino aparece como la suma majestad; no comprensión -> lo divino aparece como lo misterioso; temor religioso -> lo divino aparece como lo tremendo; amor -> lo divino aparece como lo fascinante. Lo divino aparece como la majestad y el misterio tremendo y fascinante.