La Guerra Civil Española (1936-1939): Causas, Desarrollo y Consecuencias

La Guerra Civil Española (1936-1939)

Causas y Contexto

La Guerra Civil española fue un gran conflicto político, social y militar que tuvo lugar entre 1936 y 1939. Este enfrentamiento, considerado uno de los acontecimientos más decisivos de la historia española del siglo XX, resultó en el establecimiento de una dictadura que duraría hasta 1975. La Guerra Civil representó una confrontación dramática y sangrienta de ideologías e intereses sociales, cuyas heridas han tardado mucho en cicatrizar. Sus causas fueron fundamentalmente internas, aunque se vio influida por el contexto europeo de crisis económica y crisis política de las democracias occidentales.

En contra de la situación política y social del Frente Popular republicano, los militares conjurados contaban con el respaldo de los partidos de derecha y de hombres de negocios como Juan March. El general Mola, director del golpe, desechó la acción inmediata sobre Madrid y montó un dispositivo militar de sublevación simultánea en diferentes guarniciones. Sin embargo, el golpe de estado acabó convirtiéndose en una larga guerra civil.

Desarrollo de la Guerra

Inicio de la Sublevación

La sublevación comenzó el 17 de julio de 1936 en la zona española de Marruecos, a donde llegó el general Franco para hacerse cargo del mando desde Canarias. El 18 de julio, la sublevación se extendió por toda España. Las regiones de ideología conservadora y economía agrícola, como Navarra o Galicia, apoyaron la sublevación, mientras que las grandes ciudades y regiones industriales respaldaron a la República: Madrid, Barcelona, País Vasco, Santander y Asturias. Andalucía quedó dividida en dos, y tan solo Málaga, Almería y Jaén quedaron en zona republicana.

Fases de la Guerra

En el transcurso de los tres años de la contienda se pueden distinguir varias fases. El primer objetivo de los sublevados fue la toma de Madrid, para lo que operaron mediante pequeñas columnas. El avance de éstas se vio favorecido por la desorganización republicana, carente de un ejército regular. Sin embargo, el ejército rebelde tuvo que vencer varias dificultades, como la escasez de recursos en el norte y la necesidad de transportar el ejército a Andalucía desde el norte de África, hecho que consiguieron gracias a la ayuda italiana y alemana. Por Extremadura, las fuerzas sublevadas mandadas por Juan Yague tomaron Badajoz, pero el desvío desde Talavera de la Reina a Toledo para liberar el Alcázar…

Cambio de Estrategia

A partir de noviembre de 1936, la guerra fue adquiriendo envergadura y se produjo un cambio de estrategia, caracterizada por las grandes ofensivas y contraofensivas. La guerra se modernizó, la aviación pasó a ser un arma fundamental, junto con los carros de combate, y la lucha se convirtió en una guerra total. También se intensificó la guerra psicológica, utilizando los periódicos y la denominada literatura de trinchera.

Grandes Operaciones Militares

A finales de 1936 y principios de 1937, tuvieron lugar las grandes operaciones militares. En la ofensiva de Franco sobre Madrid (1936-1937), se dieron las batallas del Jarama, con combates aéreos, y de Guadalajara, en la que las divisiones italianas fueron derrotadas por las brigadas internacionales (voluntarios extranjeros de izquierdas). Después de este contratiempo, Franco abandonó la idea de tomar Madrid y determinó ahogarlo haciéndose con sus recursos energéticos e industriales. Roto el llamado “cinturón de acero”, se toma Bilbao y Santander. El general republicano Miaja, ayudado por los rusos, inició la contraofensiva de Brunete, pero fracasó en el intento. Mientras tanto, en Andalucía, los italianos conquistan Málaga.

Final de la Guerra

Tras la pérdida de Cataluña, la España republicana quedó reducida a Madrid capital, parte de Castilla-La Mancha y algunas zonas de Almería y Granada. El presidente del gobierno, Juan Negrín, quiso resistir hasta enlazar con una posible guerra mundial, pero tras la formación de una Junta de Defensa, presidida por el coronel Casado y cuyo fin era gestionar una rendición honrosa, Franco le impuso la rendición incondicional. Sus tropas entraron en Madrid y cayeron el resto de territorios todavía republicanos. El 1 de abril de 1939, Franco anunciaba el fin de la guerra, dejando atrás un reguero de destrucción y sangre, el recuerdo de los paseos, las ejecuciones, el hambre y la emigración forzosa de la España peregrina.

Consecuencias y Legado

Situación en Ambos Bandos

La guerra no significó lo mismo para ambos bandos. En un principio, el Gobierno republicano se vio desbordado y el Estado dejó prácticamente de existir. Se desencadenó una cruel represión de la que fueron víctimas muchas personas, incluyendo a figuras como José Antonio Primo de Rivera. Llegado al gobierno, Largo Caballero se afanó en restablecer la autoridad y encauzar la revolución. Para ello, incluyó en su gobierno a los anarquistas, concedió el Estatuto de Autonomía al País Vasco y trasladó el gobierno a Valencia.

En la zona franquista, al ser un régimen militar, se impuso un férreo control. Sus víctimas fueron todos los sospechosos de izquierdismo o separatismo, como Federico García Lorca. Desde el principio, la Junta de Defensa concentró el poder en un mando único, por lo que, en octubre de 1936, el general Franco fue nombrado jefe de gobierno del Estado español y “Generalísimo” de los ejércitos. Muy pronto creó un partido único, Falange Española y de las JONS. Dos años después, fue proclamado “Caudillo”. Éste ejerció, con mentalidad militar, un poder ilimitado que se revistió del ropaje externo de la ideología falangista. Contó además con el apoyo de la Iglesia católica. También paralizó todas las medidas reformistas de la República. Los sindicatos de clase fueron sustituidos por sindicatos verticales que agrupaban a patronos y a trabajadores. La reforma agraria republicana también fue abolida, al mismo tiempo que quedó derogada la legislación laica.

Internacionalización del Conflicto

Como ya sabemos, la guerra civil española no fue un fenómeno aislado, sino que tomó un carácter internacional. El gobierno republicano solicitó la ayuda de Francia, Gran Bretaña y la URSS, mientras que los sublevados contaron con el apoyo de Alemania e Italia. Gran Bretaña…

En Estados Unidos se hallaba vigente una ley de neutralidad que impedía vender armas a países en guerra. A pesar de ello, la sociedad y la opinión pública estadounidense se dividió a favor de uno u otro contendiente. México, en cambio, envió municiones y fusiles procedentes de su propio ejército. No obstante, fue la URSS la única potencia que prestó una importante ayuda a la España republicana, aunque de forma interesada. Su labor fue decisiva en la formación de las Brigadas Internacionales, que desempeñaron un importante papel en la contienda.

Como era de esperar, la ayuda recibida por Franco fue mucho más eficaz que la dada a la República y a ella se debió gran parte del éxito final. Italia ayudó de forma abundante a Franco por simpatías ideológicas y apetencias estratégicas: unas bases militares en las Islas Baleares, para tener presencia en el Mediterráneo occidental. La ayuda de Alemania se debió más a causas estratégicas que ideológicas. La España republicana era una aliada natural de Francia y el triunfo de Franco podría cambiar esa tendencia. Hitler ayudó enviando a la Legión Cóndor y un apreciable número de técnicos. Esta ayuda fue mucho más interesada que la italiana.

Franco también recibió la ayuda de Portugal con la llegada de voluntarios. Además, el gobierno del presidente Antonio Oliveira Salazar cedió su territorio para realizar operaciones militares y para introducir armamento en España. De Irlanda, por afinidades religiosas, también vinieron voluntarios.