Reformas Borbónicas e Ilustración en España: Resumen y Análisis

Reformas Borbónicas

La llegada de la nueva dinastía borbónica a España propició importantes cambios en la estructura del Estado. Se adoptaron medidas centralizadoras como:

  • Decretos de Nueva Planta: Supusieron la abolición de los fueros e instituciones propias de los reinos de la Corona de Aragón.
  • Nuevo modelo de administración territorial:
    • División del territorio en provincias.
    • Sustitución de los Virreyes por Capitanes Generales como gobernadores políticos de las provincias.
    • Mantenimiento de las Reales Audiencias para las cuestiones judiciales.
    • Creación de los intendentes para controlar cuestiones económicas.
  • Supresión de los Consejos (excepto el Consejo de Castilla): El Consejo de Castilla se convirtió en el gran órgano asesor del rey.
  • Intensificación de la política regalista: Se buscaba la supremacía de la Corona (poder civil) sobre la Iglesia.
  • Intentos de reforma del sistema de Hacienda: Se trató de unificar y racionalizar el sistema de impuestos, aunque con escasa eficacia.

La Ilustración y el Despotismo Ilustrado

La Ilustración fue un movimiento intelectual basado en la supremacía de la razón y la búsqueda de la felicidad. Esta razón crítica se aplicó a todos los ámbitos de la vida. Durante el siglo XVIII, surge el Despotismo Ilustrado, un fenómeno europeo en el que las monarquías absolutas, guiadas por la Ilustración, implementaron reformas para:

  • Mejorar la vida de sus súbditos.
  • Evitar revueltas.
  • Aumentar su propio poder.

Carlos III es el rey que mejor representa este principio en España. Implementó numerosas reformas, incluyendo:

  • Mejoras económicas.
  • Fortalecimiento del imperio colonial.
  • Centralización administrativa.
  • Fomento de la economía (creación de infraestructuras, colonización de territorios vacíos).

Estas reformas se caracterizaron por su timidez y la oposición de la nobleza y el clero. El Motín de Esquilache, provocado por reformas higiénicas, el malestar por la subida de precios y la influencia de los privilegiados, frenó el impulso reformista de Carlos III.

Evolución de la Política Exterior

Tras la difícil situación creada por el Tratado de Utrecht, España buscaba restablecer la dinastía borbónica en los territorios italianos perdidos. Felipe V optó por la alianza con Francia, manifestada en dos pactos. Como resultado, España apoyó a Francia en la Guerra de Polonia y la Guerra de Sucesión de Austria, obteniendo Carlos la corona de Nápoles y Sicilia, y Felipe el ducado de Parma.

Con Fernando VI, España adoptó una postura neutral en política exterior.

Carlos III firmó el Tercer Pacto de Familia y participó en la Guerra de los Siete Años. Tras la victoria inglesa y portuguesa, España cedió Florida a Inglaterra y Sacramento a Portugal en el Tratado de París. Francia compensó a España cediéndole Luisiana.

En América, España y Francia apoyaron a los rebeldes en la Guerra de Secesión. Tras la victoria americana, España recuperó Florida, Sacramento y Menorca en el Tratado de Versalles.

La política exterior de Carlos IV estuvo marcada por la ocupación francesa y culminó con la Guerra de Independencia contra Napoleón.

Política Borbónica en América

La llegada de los Borbones no implicó cambios inmediatos en la administración colonial. El monopolio comercial y los envíos de plata a cambio de productos peninsulares continuaron. A partir de mediados de siglo, la política borbónica hacia América cambió, buscando incrementar la explotación colonial. Se promovieron las Compañías de Comercio y se introdujeron los navíos de registro, lo que incrementó el comercio.

Durante el reinado de Carlos III:

  • Se incrementó el control administrativo sobre las Indias, incluyendo la expulsión de los jesuitas.
  • Se incrementaron los impuestos.
  • En 1778, se estableció la libertad de comercio entre la Península y las Indias para todos los puertos.

Esta nueva política borbónica generó movimientos de protesta entre los criollos y la población indígena.

La Ilustración en España

Las ideas ilustradas llegaron a España desde Francia a principios del siglo XVIII. La Ilustración se caracterizó por la razón, el afán por el progreso, el espíritu crítico y la importancia de la educación y la ciencia.

Los ilustrados españoles eran una minoría intelectual (nobles, funcionarios, burgueses y clérigos) que buscaban reformar la economía y la educación. Criticaban aspectos de la realidad social y se interesaban por ideas políticas liberales, pero sin aspiraciones revolucionarias. Destaca la figura de Feijoo, quien combatió las supersticiones y divulgó las novedades científicas.

La Ilustración española alcanzó su apogeo en la segunda mitad del siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III. Sus ministros (Aranda, Floridablanca y Campomanes) impulsaron reformas para elevar el nivel económico y cultural del país. Hombres como Jovellanos, Cambarrus y Capmany apoyaban las corrientes liberales y fisiocráticas (defendían la importancia de la agricultura).

Se crearon las Sociedades Económicas de Amigos del País para fomentar la economía y el progreso regional. Surgieron las Reales Academias, se crearon instituciones de enseñanza secundaria y superior, y se implementaron reformas universitarias. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, la educación se unificó bajo el control estatal.