Introducción
Dentro del sistema canovista se encontraban dos partidos:
- El Partido Conservador, formado por antiguos moderados y unionistas. Liderado por Cánovas del Castillo. Su base social era la aristocracia, terratenientes, burguesía, funcionarios de alto nivel (civiles y militares). Se encontraba en el sur de España, Norte, Meseta, Mediterráneo (1875-1881).
- El Partido Liberal, formado por antiguos progresistas, demócratas, radicales y el ala izquierda de la Unión Liberal. Liderado por Práxedes Mateo Sagasta. Su base social eran comerciantes, industriales y burguesía de profesiones liberales. Se encontraba en el norte peninsular y la burguesía media del resto de España (1885-1890).
El sistema de la Restauración marginó a amplios sectores del mundo político y social: clases populares urbanas, sectores de la clase trabajadora rural y el naciente proletariado industrial. Republicanos, carlistas y socialistas quedaron relegados a la oposición y nunca consiguieron obtener un número suficiente de diputados para formar gobierno o constituir una minoría parlamentaria influyente. Estos grupos constituyeron la oposición política al régimen de la Restauración.
1. Los Republicanos
El republicanismo español tuvo que hacer frente al desencanto de parte de sus seguidores y a la represión de los gobiernos monárquicos. Se hallaban fuertemente divididos en diversas tendencias que restaron eficacia y apoyo electoral a sus programas políticos.
Los republicanos se dividían entre:
- Partidarios y opuestos a estrategias revolucionarias.
- Defensores de un Estado de corte federal o de raíz centralista.
Las principales facciones eran:
- Partido Republicano Posibilista, liderado por Emilio Castelar.
- Partido Republicano Progresista, liderado por Ruiz Zorrilla.
- Partido Republicano Centralista, liderado por Salmerón.
- Partido Federal de Pi y Margall.
Los diferentes partidos republicanos coincidían en una serie de aspectos como son la superioridad de la república sobre la monarquía, la separación de la Iglesia y el Estado, llegando al anticlericalismo, el sufragio universal y la preocupación por los problemas de las clases populares.
Los intentos de uniones y fusiones fracasaron hasta que en 1903 se constituyó la Unión Republicana. Los dos movimientos más característicos fueron el lerrouxismo, dirigido por Alejandro Lerroux, y el blasquismo, de Vicente Blasco Ibáñez. El republicanismo perdió parte de sus votos populares a favor del PSOE.
2. El Carlismo
Tras su derrota en 1876, entró en una grave crisis. Los carlistas mantuvieron su fuerza en Navarra, País Vasco y Cataluña. El carlismo se reconvirtió en un nuevo partido político capaz de tomar parte en el juego parlamentario. En 1888, el carlismo sufrió una escisión liderada por Ramón Nocedal, el cual dejó de reconocer a Carlos VII y se convirtió simplemente en un partido católico integrista. El partido carlista, aunque no olvidó completamente su tradición insurreccional, terminó optando por la vía política.
3. Nacionalismos y Regionalismos
Surgen en las regiones con lengua e historia propia, en Cataluña y País Vasco inicialmente, poco después en Galicia, Valencia y Andalucía. Nacen como un fenómeno cultural apoyados por la burguesía que consideraban beneficioso para sus intereses la no dependencia de Madrid. Después encontraron una proyección política al promover partidos políticos.
3.1 El Catalanismo
La primera manifestación del regionalismo catalán fue el movimiento al que se llamó Renaixença (Renacimiento), cuyo objetivo era la recuperación de la cultura y la lengua catalanas. En 1880 nació el catalanismo político, en el que destacó Valentí Almirall, que promovió la presentación a Alfonso XII en 1885 del Memorial de Greuges, el cual defendía el proteccionismo industrial y el derecho particular de Cataluña frente a la uniformización del derecho español.
Un grupo de intelectuales contrarios al progresismo de Almirall fundaron en 1891 la Unió Catalanista, que elaboró el primer programa del catalanismo: las Bases de Manresa de 1892 (Prat de la Riba). Proponía la autonomía de Cataluña dentro de España, mediante un pacto con la corona. El regionalismo se convirtió entonces en nacionalismo.
La crisis del sistema político de la Restauración en 1898 hizo que la burguesía catalana dejara de apoyar a los partidos dinásticos y pasara a defender una representación política catalanista. De este modo se creó la Lliga Regionalista, fundada por Prat de la Riba y Francesc Cambó. Su triunfo en las elecciones de 1901 hizo perder peso a los partidos dinásticos en Cataluña y provocó la crisis de la política caciquil. La Lliga mantuvo en el primer cuarto del siglo XX su predominio electoral en Cataluña hasta el advenimiento de la Dictadura de Primo de Rivera en 1923.
3.2 El Nacionalismo Vasco
El nacionalismo vasco adquirió carta de naturaleza política con la fundación en 1895 del Partido Nacionalista Vasco (PNV) por Sabino Arana Goiri, que extrajo del fuerismo su consecuencia última en el independentismo. El desarrollo del nacionalismo estuvo vinculado a los cambios políticos y económicos experimentados en el País Vasco durante los años de la Restauración:
- La abolición de los fueros en 1876 significó el fin de las instituciones particularistas y provocó una reacción en su defensa.
- La rápida e intensa industrialización afectó a la configuración de la sociedad vasca. Se formó una poderosa burguesía industrial y financiera, y llegaron muchos inmigrantes a las minas y empresas siderúrgicas.
Sabino Arana insistió sobre todo en la diferencia basada en la etnia, en la raza vasca. A partir de esa referencia, Sabino Arana formuló un discurso de afirmación de los vascos y de rechazo a las novedades políticas y socioeconómicas representadas por el liberalismo, el centralismo estatal, el socialismo y la industrialización. La identidad de los vascos se plantaba desde el integrismo católico y la exaltación de los valores culturales de la sociedad tradicional rural.
Los rasgos principales del nacionalismo son raza, costumbres, antiespañolismo y profundo catolicismo. Los principales apoyos del nacionalismo vinieron de la clase media, pequeña burguesía y el mundo rural. La gran burguesía se distanció del nacionalismo.
3.3 Los Regionalismos Gallego, Valenciano y Andaluz
El regionalismo gallego de los años 80 se desarrolló a partir del “Rexurdimento” (Renacimiento). Fue impulsado por una minoría culta, que responsabilizó del atraso económico de Galicia a su subordinación política del gobierno central. Su principal organizador fue Alfredo Brañas.
El regionalismo valenciano fue un fenómeno minoritario y tardío. El punto de partida del regionalismo valenciano se encuentra en la “Renaixença” cultural de los años 70. Adquirió cierta importancia a partir de 1904 con la creación de Valencia Nova.
El regionalismo andaluz tomó impulso con la figura de Blas Infante a partir de 1910; su doctrina tuvo una dimensión social, con afirmaciones como “la tierra para quien la trabaja” o peticiones de autonomía política para la zona. Su presencia ideológica y cultural será decisiva durante la Segunda República.
4. El Movimiento Obrero: Su Evolución
El gobierno liberal moderado prohibió las asociaciones obreras. La mayor tolerancia durante el Bienio Progresista (1854-1856) marcó el inicio del sindicalismo de clase. Pero la expansión del movimiento obrero organizado se produjo durante el Sexenio Democrático (1868-1874), gracias a la tolerancia política que permitió a las fuerzas obreras salir de la clandestinidad. Llegaron a España las ideas socialistas y anarquistas a la vez que se formaron los primeros núcleos vinculados a la I Internacional.
Las discrepancias entre socialistas y anarquistas culminaron en 1872 con la expulsión del grupo madrileño de la Federación Regional Española, que fundaron la Nueva Federación Madrileña. El internacionalismo tuvo su momento más importante durante la Primera República en 1873, cuando los grupos anarquistas adoptaron una posición insurreccional con la esperanza de provocar la revolución y el derrumbe del Estado.
A partir de 1874, el régimen de la Restauración declaró ilegal a la Internacional, pero el ascenso de los liberales en 1881 trajo una mayor libertad.
4.1 Las Corrientes Anarquistas a partir de 1881
En 1881, la Federación Regional Española cambió su nombre por el de Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). Aumentó el número de afiliados y desarrolló una acción sindical de carácter reivindicativo, pero una parte del movimiento anarquista optó por la “acción directa”, con la práctica de atentados contra los pilares básicos del capitalismo. Los atentados fueron seguidos de una gran represión contra el anarquismo y provocaron una espiral de violencia: Procesos de Montjuïc en 1897 (5 ejecutados) y asesinato de Cánovas como respuesta. Esta proliferación de atentados dividió al anarquismo entre los partidarios de continuar la acción directa (anarco-comunismo) y aquellos que propugnaban una acción de masas (anarco-sindicalismo).
4.2 Las Organizaciones Socialistas durante la Restauración
En 1879, Pablo Iglesias fundó el PSOE (Partido Socialista Obrero Español). En 1888, los socialistas impulsaron la creación de un sindicato socialista, la UGT (Unión General de Trabajadores). Partido y sindicato tuvieron en Madrid, Vizcaya y Asturias sus zonas de mayor influencia. El PSOE se definía como partido marxista, de orientación obrerista y partidario de la revolución, y entre sus objetivos estaban: el derecho a la huelga, la reducción de las horas de trabajo, la supresión del trabajo infantil, etc. Aunque defendía también la participación en la vida política.
La UGT era un sindicato de masas que englobaba a todos los sectores de la producción; se declaró no vinculado a la política, defendió la negociación colectiva entre obreros y patronos, así como el derecho a la huelga.
Conclusión
La Restauración duró más de cincuenta años, desde el pronunciamiento de Martínez Campos en 1874 hasta la proclamación de la Segunda República en 1931, con una importante inflexión en 1898. Durante este largo período, la regencia de María Cristina y el reinado de Alfonso XIII, se consolidó un régimen constitucional parlamentario. Pero el régimen político de la Restauración nunca llegó a ser plenamente democrático y estuvo dominado por una burguesía oligárquica apoyada en un capitalismo de base agraria.