Nietzsche
Contexto histórico-cultural
Friedrich Nietzsche nació en Alemania en 1844, ejerció como catedrático de Filología Clásica y abandonó la enseñanza por problemas de salud. Murió en Weimar en 1900. Históricamente, su época está dominada por la sociedad burguesa, destacando las revoluciones burguesas que permitieron a la burguesía acabar con el absolutismo y construir una Europa según su ideología. La necesidad de materias primas y nuevos mercados llevó a la colonización de África y Asia. También se produjo un desarrollo y enriquecimiento por la Revolución Industrial y el capitalismo. Como reacción a este nuevo sistema social, se desarrolló el movimiento obrero: los socialistas (Marx). Nietzsche rechazaba todas estas ideologías que propugnaban un final feliz para la sociedad humana, por considerarlas herederas del Cristianismo (dar valor a un trasmundo de felicidad que no existe).
En el campo de las ciencias, se produjeron avances como los rayos X y nuevas tecnologías orientadas a la producción. También la publicación de “El origen de las especies” de Darwin es un gran acontecimiento, donde aparece el evolucionismo darwinista basado en la selección natural, relacionado con la concepción que tiene Nietzsche de la vida, la voluntad de poder y el superhombre.
En el ámbito cultural, se desarrolló el realismo de Dickens, el naturalismo, el simbolismo moderno y el Romanticismo. También destaca la literatura de Oscar Wilde, la pintura de Degas y Toulouse Lautrec, y la música de Wagner.
Contexto filosófico
En la segunda mitad del siglo XIX, predomina en Europa el positivismo científico, que deposita toda su confianza en la ciencia como única forma válida de conocimiento y de progreso. Así surgen el historicismo de Dilthey y el vitalismo del propio Nietzsche; ambas corrientes pretenden comprender la realidad más allá de la explicación científica. Nietzsche considera que la ciencia se basa en suposiciones extracientíficas, consagrando el mundo matemático, muy distinto del mundo caótico real, y su filosofía es una crítica al pensamiento que va desde la Ilustración, que asume los mismos valores del cristianismo, hasta el idealismo de Hegel. Nietzsche recibe, además, influencias de la filosofía de Schopenhauer (la razón al servicio de la voluntad, pesimismo), aunque supera su pesimismo, proponiendo un sí rotundo a la vida. También aparece Freud, que junto a Marx y Nietzsche forman la llamada “filosofía de la sospecha”, por considerar que las construcciones de la razón humana que se presentan como verdades absolutas no dejan de ser ficciones subjetivas que ocultan más de lo que muestran sobre la vida humana.
Análisis de “La razón en la filosofía”
Ubicación y sentido de la obra
El texto pertenece a “La razón en la filosofía”, tercer capítulo de la obra de Nietzsche llamada “Crepúsculo de los ídolos o Cómo se filosofa con el martillo”, escrita en 1888 y publicada un año después. El sentido de esta obra se deduce del propio título: crepúsculo u ocaso es la fase que precede al final de algo; y con ídolos Nietzsche se refiere a los conceptos fundamentales de la filosofía tradicional. Por tanto, en “Crepúsculo de los ídolos”, Nietzsche afirma que esos valores y conceptos están a punto de desaparecer.
Resumen del capítulo
Un breve resumen de este tercer capítulo titulado “La razón en la filosofía”, dividido en 6 epígrafes, sería:
- Epígrafe 1: Nietzsche habla del primer rasgo específico (idiosincrasia) de la filosofía tradicional: la invención del ser estático (afirma la existencia de un mundo inmutable como verdadera realidad), y los sentidos son la fuente del error (nos muestran el devenir pero no el mundo inmutable, por tanto, los sentidos nos engañan y hay que desconfiar de ellos y solo confiar en la razón).
- Epígrafes 2 y 3: Nietzsche propone los sentidos como fuente de conocimiento verdadero y como criterio de verdad, respectivamente, ya que considera que los sentimientos nos informan de la realidad.
- Epígrafe 4: Nietzsche plantea la segunda idiosincrasia: la “transmutación ontológica”, que consiste en la costumbre de los filósofos de poner al principio lo que siempre está al final (Dios, la conciencia…), considerando que ese segundo mundo inventado racional es más real e importante que el sensible.
- Epígrafe 5: Se mencionan las causas por las que la filosofía tradicional ha errado: el prejuicio de la razón (la realidad no posee un orden racional) y el lenguaje (debemos alejarnos del lenguaje para alcanzar el verdadero sentido y conocimiento de la naturaleza).
- Epígrafe 6: Nietzsche critica la filosofía tradicional en forma de 4 tesis:
- Lo sensible es la única realidad que existe.
- El supuesto mundo “verdadero” no se capta por los sentidos y, por tanto, no existe.
- Inventamos otro mundo por miedo al mundo real.
- Afirmar la existencia de dos mundos es síntoma de enfermedad y debilidad; hay que aceptar el aspecto trágico de la vida, pero aceptar la vida no es ser pesimista sino realista, es tener una concepción dionisíaca de la existencia.
Análisis del pensamiento nietzscheano
Para profundizar en el fragmento, es necesario que analicemos el pensamiento y la crítica nietzscheana de la filosofía tradicional, entendiendo el papel que ha tenido a lo largo de los siglos en la cultura occidental. Nietzsche pretende recuperar un aspecto olvidado por la filosofía: la vida. Cree que la cultura occidental está enferma y que su dolencia comenzó con ese olvido.
Crítica a la cultura occidental
La vida es el núcleo de su filosofía. Nietzsche pretende ofrecer una nueva moral que se base en la vida. Afirma que hay dos impulsos que componen la realidad humana:
- Lo apolíneo (dios Apolo): Representa los valores de la razón y es símbolo de lo ordenado, coherente y racional.
- Lo dionisíaco (dios Dionisos): Representa los valores vitales y es el símbolo de la alegría de vivir.
En la Grecia clásica se armonizaban lo dionisíaco y lo apolíneo. Con Sócrates y Platón comienza el error, porque se impone lo apolíneo por encima de los valores dionisíacos. El principal error de la moral tradicional es su “antinaturalidad” (va contra la vida). El centro de gravedad del ser humano no está en esta vida, sino en otra, en el llamado “mundo verdadero” de las ideas. Esa otra vida crea en nosotros un sentimiento de culpabilidad y un resentimiento por la vida real. Nietzsche distingue dos tipos de moral:
- La moral de los señores: Propia del superhombre: ama la vida y el poder.
- La moral de los esclavos: Inversión de los valores: el dolor, la pequeñez…
Según la filosofía tradicional, el ser es algo estático, inmutable… pero este ser no existe. Ese ser no se deja ver tal como es en realidad en este mundo, donde todo es apariencia y falsedad de los sentidos, por ello, se da más importancia al mundo de las ideas que al mundo de los sentidos (el real). Esta es la base metafísica occidental. El supremo error de la metafísica es haber admitido un mundo aparente frente a un mundo real, cuando solo es real este mundo en que vivimos. Para Nietzsche, la realidad es un continuo cambio y transformación, no hay, por tanto, ninguna verdad inmutable. Para Nietzsche, los conceptos de metáfora y arte son capaces de proporcionar un conocimiento vital con devenir y deja el significado abierto a interpretaciones. En su crítica, Nietzsche también critica a las ciencias, al considerar que han intentado matematizar la realidad para tener control de ella y esto no nos ayuda a conocer cosas, sino solo a establecer una relación con ellas.
Dios y el nihilismo
Para Nietzsche, el nihilismo es la expresión de esta decadencia occidental; no es una doctrina filosófica, sino un movimiento histórico peculiar de la cultura occidental. Distingue un nihilismo negativo (consecuencia de la muerte de Dios; ya no hay valores supremos ni un Dios todopoderoso) y un nihilismo positivo (transmutación de valores; exaltación de la fuerza de la vida). La visión de Dios (trascendente y la suprema ley universal) va siendo sustituida por nuevas ideas. La muerte de Dios es la metáfora que expresa la muerte de las verdades absolutas, inmutables, es el momento culminante del nihilismo. La muerte de Dios supone la muerte del Dios monoteísta, del Dios de los metafísicos. Para Nietzsche, la idea de Dios es lo que impide al hombre llegar a ser superhombre. Dios es la gran objeción contra la vida (la vida acaba donde comienza el reino de Dios), y matándole, salvamos el mundo. El superhombre ocupará el lugar de Dios.
La ética del superhombre y una nueva metafísica
Para Nietzsche, los débiles han tenido fuerza para imponer su criterio a los fuertes. Para superar esta decadencia en Occidente va a poner en su puesto al superhombre, libre de toda servidumbre religiosa. El superhombre es el hombre nuevo que aparece tras la muerte de Dios y se preocupa por la vida. Su conciencia es la de la naturaleza; lo que la favorece es bueno y lo que la perjudica malo; el superhombre dice sí a las jerarquías entre hombres: la igualdad solo lleva a la moral del rebaño, de esclavos; asume su vida como experimento: lleva a una continua creación y desarrollo de posibilidades; y asume el devenir.
El superhombre vive a voluntad de poder, que es consecuencia de las ansias de vivir; y también vive el eterno retorno. Nietzsche considera el eterno retorno como una ley cosmológica que explica la voluntad de poder y el ansia de inmortalidad del hombre que tienen como consecuencia que la vida sea como un círculo, en la que llegados a su término los distintos sucesos, todo vuelve a repetirse igual. Pero esto no conduce a un desprecio del instante, ya que hay que intentar que esta vida merezca ser vivida. Se puede querer la vida, ¿pero qué vida tenemos y debemos querer? No la “otra vida”, sino ésta, la única que hay, la de finitud, individualidad, cambio y contradicción: la vida que, junto con el placer, la plenitud y la salud, acoge el sufrimiento, la monotonía, la enfermedad y la muerte. Nietzsche, inspirado por la visión dionisíaca griega, quiso que esta vida y la embelleció con sus propuestas e invenciones del superhombre, la voluntad de poder y la hipótesis del eterno retorno. Pero al final de todo, Nietzsche nunca logró alcanzar su propio pensamiento y filosofía, no alcanzó la felicidad y siempre le acompañó el dolor y la soledad; sin embargo, amó la vida.
Relación con Platón
En el plano ontológico, Platón se caracteriza por su dualismo: existen dos mundos, uno verdadero, que se conoce por la razón y que ofrece el conocimiento objetivo. En cambio, Nietzsche critica la invención de otro mundo porque es muestra de desprecio hacia este al colocar la finalidad en la otra vida, considerando que la única realidad es la existente; el “mundo verdadero” de Platón no es para él más que una invención de la razón.
En el plano epistemológico, Platón también distingue un dualismo: hay dos formas de conocimiento que se corresponden con los dos mundos existentes (razón y sentidos); para él, solo a través de la razón es posible conocer, mientras que los sentidos solo nos muestran una realidad aparente. Nietzsche considera que son los sentidos los que muestran la verdad, a la que llega cada uno desde su perspectiva correspondiente.
En el plano moral, Nietzsche se opone totalmente a la moral platónica, que derivaría más tarde en la cristiana, por ser contranatural, es decir, contraria a la vida. Platón continúa la moral de Sócrates adoptando el intelectualismo moral como teoría clave para entender el Bien, la justicia, la verdad y la felicidad. Nietzsche, en cambio, considera que los valores morales son aquellos que favorecen a la vida, que la satisfacción de lo corporal es el único criterio de validez moral, y que cada uno debe crear los suyos propios.
En el plano antropológico, propone un hombre vitalista frente a la cultura y la sociedad. No concibe la antropología como dualista, tal como Platón sí la concibe, no piensa que el hombre esté compuesto de alma y cuerpo.
Valoración con la actualidad
Ateísmo y antiateísmo
Nuestra cultura se caracteriza por vivir de espaldas a Dios, a la religión. El cristianismo, y sobre todo el catolicismo, han perdido la influencia del pasado. La creencia del ser humano en Dios la entiende ahora según sus criterios subjetivos. Hay una tendencia a una religión en función de los intereses personales.
Vitalismo
La “razón” en la filosofía critica la valoración negativa de la vida que había propagado el pensamiento occidental y apuesta por la vida y una moral que gira en torno a ella. Se trata de vivir el momento, de buscar el sentido de la vida en la propia vida. Consecuencias de este vitalismo se encuentran en la actual identificación de la felicidad con lo material, en el culto al cuerpo y a la imagen.
Arte, la imagen frente al concepto
La realidad tiene un carácter dinámico y cambiante. En la expresión artística, la realidad nunca es definitiva, sino que va haciéndose y cambiando constantemente. El arte moderno es una expresión perfecta de la pluralidad de significados que, según Nietzsche, constituye la realidad. Este arte ha roto los criterios clásicos de belleza, siendo la capacidad de suscitar emociones el criterio para valorar una obra de arte.
El valor de la educación
La apuesta por una educación crítica tanto por parte del alumnado como del profesorado encuentra en el de Nietzsche un apoyo. La razón en la filosofía propone no admitir sin crítica ninguna verdad. La frase de Nietzsche sobre la alegría de vivir sigue teniendo vigencia: Nietzsche propone una razón que no debe esclavizar los instintos, sino procurar satisfacerlos de la manera más inteligente y eficaz posible.
Nietzsche, una referencia de la postmodernidad
La actualidad de la reflexión de Nietzsche es tal que, tras la arrolladora crítica de este autor a la tradición filosófica, los pensadores posteriores han tenido que cambiar la forma de hacer filosofía. La postmodernidad se caracteriza por el llamado “pensamiento débil”, es decir, un pensamiento que renuncia a una explicación total, que ya no habla del Ser, del Bien, de la Verdad…, en definitiva, un pensamiento que ha abandonado los conceptos supremos que Nietzsche había criticado tan demoledoramente.
Conceptos clave en Nietzsche
Vida descendente
Para Nietzsche, la cultura occidental, desde Sócrates, ha defendido valores contrarios a la vida y ha creído en un mundo objetivo, verdadero, inmutable y racional, que fundamenta dichos valores antivitales. La “vida decadente” es la vida de quien cree en esos valores por encima de los valores de la tierra, del devenir. Es decadente todo lo que se opone a los valores del existir instintivo y biológico: la filosofía, la religión y la moral.
Sub specie aeterni
Expresión que Nietzsche toma de Spinoza (1632-1677), filósofo racionalista. Para este autor, lo que existe es una manifestación que proviene necesariamente de Dios. La verdad se alcanza cuando se conoce “sub specie aeternitatis”, desde la perspectiva de la eternidad. El ser humano llegará a la verdad cuando, abandonando su perspectiva particular, temporal, vea las cosas como las conoce Dios, bajo el punto de vista de la eternidad.
Valores, valores supremos
En general, un valor es una cualidad que hace que las cosas nos parezcan estimables. Los valores supremos son los valores que la filosofía atribuye al mundo inteligible inventado por la razón: “lo existente”, “lo incondicionado”, “lo bueno”, “lo verdadero”, “lo perfecto”…
“Pueblo”
En el texto, el término pueblo está entrecomillado porque corresponde al conocimiento vulgar (los encadenados en la caverna platónica) de quienes afirman como real y verdadero lo que les muestran sus sentidos. Los filósofos se separan de lo que dice el “pueblo”, ya que afirman que el conocimiento superior es el propio de la razón. Los sentidos son fuente de error, por eso la mayoría, el pueblo, está equivocado (vive en las sombras) y, por tanto, los filósofos, y después los sacerdotes, deben revelar al pueblo la verdad de un mundo inteligible, trascendente y divino.
Razón
La filosofía tradicional ha distinguido entre dos fuentes de conocimiento: los sentidos y la razón. Los primeros se han considerado el origen de nuestros errores. Por el contrario, la razón se ha visto como la fuente de la verdad. Esta facultad ha generado un mundo verdadero, lo inteligible; y los sentidos nos han presentado un mundo aparente: el sensible. Nietzsche invierte esto y afirma que son los sentidos los que nos muestran la verdadera realidad, la razón crea mundos ilusorios producto del miedo a la fugacidad.
Ilusión óptico-moral
Expresión con la que Nietzsche caracteriza el mundo inteligible. Este “mundo verdadero” se ha elaborado desde el único mundo real, el devenir. Partiendo de las características del mundo sensible se inventa una “realidad” con características contrarias. Pero esta realidad no es más que un deseo, una ilusión debida a la consideración del devenir como algo falso y negativo. Y puesto que la creación del “mundo verdadero” conlleva, además, una valoración del mundo sensible que se presenta como inmoral, pecaminoso…; ilusión que no es solo óptica sino también moral.
Idolatría
Es culto a los ídolos. En el texto, Nietzsche lo utiliza de modo metafórico: los filósofos idolatran los conceptos supremos (ser, sustancia, bien…) creados por la razón porque para ellos representan la verdadera realidad. Para Nietzsche, estos conceptos no designan nada, son “momias conceptuales”.
Idiosincrasia
Las características propias y distintivas que definen cualquier cosa. Nietzsche utiliza esta expresión para referirse a las características que definen a los filósofos tradicionales, los platónicos. Son dos: la creación del ser estático y la transmutación ontológica. Este término viene de dos palabras griegas que significan propio y temperamento.
Momias conceptuales
Según Nietzsche, los conceptos que han utilizado los filósofos para referirse a la verdadera realidad inventada por la razón son conceptos huecos, vacíos, que no encierran nada vivo, nada real, son como las momias. Para el autor, el concepto es sepulcro de intuiciones: el concepto momifica el pensar y la realidad, por eso el autor pretende desplazar la razón y su complemento necesario, el concepto, hacia la intuición y su expresión necesaria, la metáfora.
Monótono-teísmo (Monoteísmo)
Expresión irónica con la que Nietzsche se refiere al monoteísmo, no solo desde el punto de vista religioso, sino también desde el filosófico. La filosofía tradicional cae en el monoteísmo cuando renuncia a la vida y establece un principio inmutable, que es el fundamento que explica todo lo que es y ordena jerárquicamente lo que se considera real. Este principio supremo cumple las funciones atribuidas a Dios en las distintas religiones, aunque se lo llame Idea, Nous, imperativo categórico, etc.
Prejuicio de la razón
En general, un “prejuicio” es cualquier elemento previo a la emisión de un juicio y que a la vez condiciona cómo se va a juzgar. La razón argumenta utilizando juicios que se componen de conceptos. El material de la razón es el concepto; no puede funcionar de otro modo. Según Nietzsche, eso ha llevado al ser humano a considerar que estos conceptos, con los que la razón pretende organizar el devenir y el caos del mundo, corresponden a seres realmente existentes. Es decir, se han confundido las categorías racionales con categorías de la realidad. Estas categorías racionales constituyen el prejuicio de la razón, pues condicionan los juicios que emite.
Sustancia
Según la filosofía tradicional, lo que existe por sí. Sustancia se opone a accidentes, que son seres que existen en la sustancia. Calificar algo de sustancia supone introducir el concepto de ser permanente. Para Nietzsche, la organización del mundo en sustancias y accidentes es una invención de la razón.
Valor, valores supremos
En general, un valor es una cualidad que atribuimos a las personas o cosas porque las nos parecen estimables (valores positivos) o rechazables (valores negativos). Los valores supremos son los valores que la filosofía atribuye al mundo inteligible inventado por la razón: lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto…
Mundo aparente/mundo verdadero
Esta pareja de conceptos resume la dualidad presente en la filosofía. Este pensamiento parmenídeo-platónico ha afirmado la existencia de un “mundo verdadero” que se caracteriza por ser racional, estático, inmutable y bueno. El mundo conocido por los sentidos es devenir, multiplicidad, cambio y origen del mal, es decir, presenta rasgos opuestos a los de ese mundo inteligible y, por ello, se ha calificado de “mundo aparente”. Nietzsche cambia completamente el sentido de esa pareja. Afirma que el único mundo real es el devenir, el calificado de “aparente”, y que el “mundo verdadero” es una mera invención de la razón.
Testimonio de los sentidos
Lo que nos muestran los sentidos, testigos de la pluralidad y el devenir de la realidad. Según los filósofos, ese testimonio es falso, para Nietzsche los sentidos prueban que la razón nos engaña al mostrarnos un mundo estático.
Artista trágico
La realidad es puro devenir, el concepto no puede captarla, sino la metáfora, pues esta no establece un significado unívoco (objetividad) sino que acepta la pluralidad y subjetividad de los mismos (perspectiva). Por esto, el arte para Nietzsche es el único instrumento adecuado para entender y expresar la vida, porque afirma la multiplicidad y subjetividad de la realidad (devenir) utilizando la metáfora y no el concepto. Nietzsche considera que la tragedia es la forma suprema de arte, pues aúna las dimensiones apolínea y dionisíaca de la vida. La tragedia expresa la vida incluso en sus aspectos más enigmáticos e irracionales, terribles y dolorosos. El coro es Dioniso y el artista trágico Apolo en la tragedia ática.
La filosofía de Nietzsche supone una visión trágica de la vida y aquel que la acepta tal y como es puede convertir su vida en una obra de arte. Por ello, el artista trágico es el modelo de ser humano, por encima del santo, del filósofo o del científico.
Causa sui
Causa de sí mismo. Expresión latina que se aplica únicamente a Dios, ser que se da la existencia a sí mismo, o que existe por razón de su misma naturaleza. El ser subsistente por sí mismo, lo demás existe por causa de otro.
Conceptos supremos
Expresión que se refiere a los conceptos más generales: ser, sustancia, unidad, causa, justicia en sí, belleza en sí, Bien… Para Nietzsche, no designan nada real, sino que son términos que elabora nuestra razón para referirse a un mundo inventado por nuestro recelo y cobardía ante la realidad del devenir.
Décadence (término francés)
Decadencia, vida decadente, renuncia a los instintos. Con Sócrates se inicia la decadencia de la cultura griega, la negación de lo dionisíaco, de los instintos… como miedo a la vida, como búsqueda de un orden racional que nos libre del caos, de la incertidumbre esencial de la realidad.
Deshistorizar
Proceso por el que los filósofos parmenídeo-platónicos eliminan el carácter dinámico de la realidad. Lo real es devenir, historia. Por eso, cuando se afirma que la realidad es inmutable, los filósofos deshistorizan la realidad (a la que llaman “mundo verdadero”), la momifican.
Devenir, lo que deviene
Término con el que se designa el ser como proceso y que incluye todo tipo de cambios. Los griegos, después de Sócrates, niegan el ser que deviene, que cambia, afirmando la realidad de lo que no deviene.
Dionisíaco/apolíneo
Lo apolíneo, que toma como modelo al dios Apolo, representaría el ideal de belleza estática, la medida, el orden, lo racional… Lo dionisíaco, que toma como modelo a Dioniso, representaría la desmesura, el desorden, lo inacabado, los instintos: las características de la vida. En el ser humano se dan ambas realidades: la racionalidad y los instintos… La filosofía griega, desde Sócrates, ha puesto énfasis en la racionalidad, olvidándose de la importancia de los instintos, las pasiones irracionales del ser humano.
Dios
Concepto en el que la filosofía ha aglutinado todas las características y valores positivos que atribuía al “mundo verdadero” por ella creado. Así, Dios es el ser y se caracteriza porque es causa sui, inmutable, perfecto e infinitamente bueno. Es el concepto supremo más elevado de todos y, por eso, el origen de todo. Nietzsche considera que ese concepto, precisamente por ser el más elevado, el más abstracto, es el más vacío. Lo llama “el último humo de la realidad”.
Egipticismo
Imagen metafórica de Nietzsche para referirse a la tendencia de la filosofía a deshistorizar la realidad. Así, dice, la filosofía es momificación y adoración de los muertos. [Podemos entender también que Nietzsche utiliza esta imagen porque la escultura y pintura egipcias se caracterizan por el hieratismo: falta de expresividad y movimiento para acentuar la solemnidad de la imagen, plasmando la eternidad del alma del difunto.]
Eléatas
Grupo de presocráticos de la escuela de Elea (Magna Grecia, sur de Italia actual), entre ellos Parménides o Zenón. Son criticados por Nietzsche porque consideran -recordarás- una concepción estática del ser. Nietzsche usa esta expresión para referirse a todos los filósofos que “momifican” el ser…
Empiria
Experiencia sensible (de aquí viene el término empírico).
Ens realissimun
Expresión de la filosofía escolástica que significa “ente realísimo”. “Ente” es cosa existente y, por tanto, “ente realísimo” hace referencia exclusivamente a Dios como el ser más real por ser perfecto, necesario y causa de sí mismo (causa sui). Los demás seres son seres contingentes (no necesarios, es decir, que podrían no existir). Para Nietzsche, este concepto no es más que una ficción vacía.
Fetichismo
Veneración excesiva, idolatría: con la expresión “fetichismo del lenguaje” significa dar a los conceptos, a la gramática, valor real. “Fetichismo de la metafísica del lenguaje” consiste en dar un valor ontológico al lenguaje (como si el lenguaje consiguiera expresar la realidad tal cual es, como si las palabras fueran cosas reales).
Filosofía, filósofos
Nietzsche utiliza esta expresión con un sentido peyorativo muy concreto. Se refiere a los filósofos que mantienen una concepción estática de la realidad. Filósofo es en Nietzsche sinónimo de platónico…