Crisis del Franquismo y Apertura
En los últimos años del franquismo, se manifestó una crisis del régimen que se extendió hasta la muerte de Franco en 1975. En 1973, Carrero Blanco fue asesinado por ETA en Madrid, lo que provocó una fractura en el régimen entre los que querían continuar con la dictadura y los que buscaban una apertura. Carrero Blanco fue sustituido por Arias Navarro.
En 1974, por iniciativa del PCE, se constituyó en París la Junta Democrática de España, que incluía partidos de izquierdas, personalidades de la derecha democrática y el sindicato Comisiones Obreras. Su objetivo era alcanzar un régimen democrático.
Este periodo estuvo marcado por una gran violencia por parte del terrorismo de grupos como ETA, FRAP y GRAPO, que fue respondida por el régimen con una fuerte represión. En este contexto, se sitúan los sucesos de Montejurra, donde se enfrentaron franquistas y demócratas del carlismo.
Reinado de Juan Carlos I y el Proceso de Transición
Tras la muerte del general Franco, las Leyes Fundamentales preveían la continuidad del régimen franquista transformado en una monarquía no democrática. Sin embargo, desde noviembre de 1975, se desarrolló en España un proceso de transición política que culminó con la promulgación de la Constitución de 1978, que estableció un sistema de monarquía constitucional.
La transición se desarrolló entre 1975, con la subida al trono del rey Juan Carlos I, y 1982, con la llegada al poder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). A partir de 1982, se inició un periodo de normalidad democrática, en el que dos partidos se alternaron en el gobierno: el PSOE y el Partido Popular (PP).
Durante este periodo, España experimentó un gran salto modernizador en su estructura política y económica, y consiguió consolidar un Estado de bienestar propio de los países industrializados avanzados.
Los Inmovilistas y los Reformistas
Los inmovilistas aceptaban la continuidad del régimen y la represión policial, al mismo tiempo que estimulaban la acción de grupos paramilitares para silenciar a la oposición. En este contexto, se sitúan los graves sucesos de Montejurra en mayo de 1976, donde se enfrentaron las facciones franquistas y demócratas del carlismo.
Los reformistas, ante la incapacidad del gobierno de Arias Navarro, pretendían promover una reforma progresiva del sistema político a partir de la evolución de las Leyes y de las instituciones franquistas. Torcuato Fernández Miranda, presidente de las Cortes, maniobró para que Adolfo Suárez fuera el sucesor de Arias Navarro. Suárez provenía de los sectores reformistas del movimiento y aceptó llevar a cabo la transición hacia la democracia.
La Ley de Reforma Política y la Legalización de Partidos
Tras acceder a la presidencia del gobierno, Suárez inició contactos con las fuerzas democráticas. Además, propuso un proyecto, la Ley de Reforma Política (LRP), que reconocía los derechos fundamentales de las personas. La ley fue aprobada gracias a las negociaciones del gobierno, en las que se garantizaba a los inmovilistas que se mantendrían su estatus social y económico, y que no se legalizaría el Partido Comunista. La ley fue sometida a referéndum, creado por el Fuero de los Españoles de 1945, y fue aprobada por el 81% de los votantes, aunque la oposición de izquierdas pidió la abstención por considerarla insuficiente.
En los meses siguientes, se prepararon las condiciones para la convocatoria de elecciones generales y se aprobaron los decretos que permitían la libertad sindical y la legalización de partidos políticos, entre ellos el PCE. Esta legalización provocó la oposición de los inmovilistas y de amplios sectores del ejército.
Elecciones Generales de 1977
En 1977, se produjeron los hechos de Atocha, donde fueron asesinados abogados laboralistas de Comisiones Obreras. En el entierro de estos abogados, se pudo ver la fuerte presencia social del Partido Comunista. En abril de 1977, Adolfo Suárez decidió la legalización del Partido Comunista.
En junio de 1977, se convocaron las elecciones generales. Por parte de la derecha, se presentó Alianza Popular, liderada por Fraga Iribarne. Se constituyó la Unión de Centro Democrático (UCD), liderada por Adolfo Suárez. Por parte de la izquierda, se presentaron partidos como el PSOE, el PC, el PSP y partidos nacionalistas como el PNV.
En las elecciones, el triunfo fue para la UCD y el segundo lugar lo ocupó el PSOE. Aunque la UCD no consiguió la mayoría absoluta, creó el primer gobierno democrático después de la Guerra Civil.