La Dictadura de Primo de Rivera y la Transición a la República

La Dictadura de Primo de Rivera

En la noche del 12 al 13 de septiembre de 1923, el general Primo de Rivera declaró el estado de guerra y difundió el Manifiesto al País y al Ejército españoles. Con un tono regeneracionista, prometía acabar con el terrorismo, la agitación separatista, el desorden y la utilización política de la Guerra de Marruecos. El rey Alfonso XIII aceptó el golpe y nombró a Primo de Rivera presidente de un Gobierno militar o Directorio. La Dictadura instaurada se divide en dos etapas: el Directorio Militar (1923-1925) y el Directorio Civil (1925-1930).

El Directorio Militar (1923-1925)

Como solución temporal, Primo de Rivera era el ministro único y el resto de militares eran vocales. La Constitución no fue derogada, pero se suspendieron ciertas garantías constitucionales: se disolvieron las Cortes, los gobernadores civiles fueron todos militares, se nombraron delegados militares en los ayuntamientos, etc. De esta forma, se relegaba a los políticos liberales y se militarizaba la Administración. A partir de 1924, los cargos comenzaron a ser ocupados por políticos de la derecha católica y el maurismo.

El Directorio Civil (1925-1930) y las Medidas Adoptadas

Se creó en diciembre de 1925 como demostración de que Primo de Rivera deseaba permanecer en el poder e instituir un régimen estable. Formó un Gobierno (1925-1930) con políticos de extrema derecha, entre los que estaban Severiano Martínez Anido, José Calvo Sotelo y Eduardo Aunós. Convocó también una Asamblea Nacional Consultiva (1927) que debía aprobar un nuevo texto legal para legitimar al nuevo régimen. Esto rompía con el parlamentarismo liberal, ya que en la Asamblea no estaban representados los partidos políticos, sino intereses corporativos de la Administración, de las actividades profesionales y de la Unión Patriótica (grupo creado en 1924 para dar apoyo a la Dictadura, cuyos miembros pertenecían al catolicismo político y social castellano).

Se llegó a elaborar un proyecto de Constitución que instituía un Estado corporativo y conservador, aunque nunca se aprobó, lo que ponía de manifiesto la incapacidad de encontrar una fórmula institucional alternativa al parlamentarismo.

Medidas Destacadas de la Dictadura:

  • Formación del Somatén: Milicia cívica creada en Barcelona por propietarios para combatir el sindicalismo. Se hizo extensiva a toda España con la creación del Somatén Nacional (1923), supeditada al Ejército para controlar el orden público.
  • Finalización de la Guerra de Marruecos: Primo de Rivera cambió su idea de abandonar Marruecos por una ofensiva conjunta con Francia mediante el desembarco de Alhucemas (1925), cercando a Abd el-Krim. Dos años después terminó la guerra que había costado 25.000 muertos y más de 5.000 millones de pesetas. Fue el mayor éxito de la Dictadura.
  • Diseño de una Política Social: Para solucionar la conflictividad social, el ministro de trabajo, Eduardo Aunós, creó la Organización Corporativa Nacional (1926), un nuevo marco de relaciones laborales constituido por los comités paritarios. Estos eran órganos arbitrales existentes en las empresas para resolver conflictos laborales, formados por el mismo número de vocales obreros que de la empresa. Para ello, el Gobierno obtuvo la colaboración de los socialistas y de los Sindicatos Libres (próximos a la extrema derecha). La CNT y el PCE fueron marginados e ilegalizados.
  • Política Económica de Calvo Sotelo: Se produjo un período de crecimiento económico hasta 1929, impulsado por el incremento de los gastos estatales, sobre todo en obras públicas. Pero este aumento fue insuficiente debido a la ausencia de reformas fiscales que incrementaran los ingresos del Estado.

La Oposición a la Dictadura

La Dictadura no prohibió las formaciones políticas ni reprimió con dureza a la oposición, pero sí realizó censura, procesos judiciales, aislamiento de líderes e incluso enfrentamiento directo con políticos e intelectuales. Se fueron perfilando grupos de oposición claves para la llegada de la República:

  • Los antiguos partidos de la Restauración, de los que surgieron republicanos como Niceto Alcalá Zamora y Sánchez Guerra.
  • Los republicanos históricos, como Lerroux, o los nuevos, como Manuel Azaña.
  • Sectores del Ejército que organizaron conspiraciones como la Sanjuanada (1926) y el conflicto de los artilleros.
  • La mayoría de los intelectuales. Muy famosa fue la polémica entre el dictador y el escritor Miguel de Unamuno, que fue desterrado a Fuerteventura.
  • La agitación estudiantil, liderada por la Federación Universitaria Escolar (FUE, 1927), que provocó el cierre de las universidades en 1929.
  • Los perseguidos por la Dictadura, como el nacionalismo catalán, la CNT y el PCE.

A partir de 1928 fue patente la decadencia política del régimen. Primo de Rivera dimitió en enero de 1930 cuando comprobó que la mayoría de la cúpula militar no le apoyaba. Se exilió en París y murió al poco tiempo.

De la Monarquía a la República

Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII confió el gobierno al general Dámaso Berenguer, dando paso a lo que se llamó la dictablanda, que intentó volver a la normalidad constitucional de 1876. En enero de 1931 fue sustituido por el almirante Juan Bautista Aznar, que formó un gobierno monárquico de concentración con políticos afines al rey (Juan de la Cierva, el conde de Romanones, García Prieto, etc.). El nuevo Gobierno anunció elecciones locales, más adelante a Cortes Constituyentes y la autonomía para Cataluña.

Los partidos republicanos firmaron en agosto de 1930 el Pacto de San Sebastián, por el que se comprometían a llevar a cabo una insurrección que instaurara la República. Crearon un comité revolucionario presidido por Alcalá Zamora y en octubre se unieron al pacto el PSOE y la UGT.

En diciembre de 1930 se produjo una insurrección militar en Jaca, que fracasó, adelantándose a los planes de los firmantes del Pacto de San Sebastián. La República llegó a través de una convocatoria electoral, las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, que se consideraron como un plebiscito a favor o en contra del cambio de régimen. Los firmantes del Pacto de San Sebastián formaron una coalición electoral que ganó en las grandes ciudades. El rey, falto de apoyos, partió al exilio dejando un vacío de poder.