Exclusión Social y Violencia: El Caso Columbine

La Masacre de Columbine (20 de abril de 1999)

Dos alumnos preadolescentes asesinaron a balazos a 11 compañeros y un profesor, además de provocar 23 heridos graves, antes de suicidarse.

Hipótesis Inicial

Según las autoridades y los medios de comunicación, los alumnos eran psicópatas. Sin embargo, Aronson desmiente esta hipótesis.

Investigación

Tras revisar el historial académico y personal de los agresores, se encontraron informes favorables. No se hallaron problemas aparentes en sus familias y se constató que eran sociables.

Hipótesis Alternativa

Diversos testimonios contaban la existencia de prácticas de exclusión social por parte de los alumnos populares (deportistas, delegados, etc.). Estos ejercían control sobre el resto y los sometían a un acoso constante, tanto físico como psicológico, con total impunidad. El acoso ejercido era constante y muy grave. El capitán del equipo de fútbol los etiquetaba como “desechos” y los acusaba de practicar brujería.

Apoyo a la Hipótesis

Una búsqueda en internet reveló que muchos adolescentes eran capaces de adivinar correctamente las experiencias de rechazo y exclusión por las que habían pasado los asesinos y, sin aprobar su conducta, daban muestras de comprensión.

  • Una adolescente afirmaba que no se puede considerar exagerada la reacción de un alumno sometido diariamente a semejante rechazo. Pedía a los alumnos populares y conformistas que aprendiesen a aceptar a todos y evitaran el rechazo al diferente.
  • Otro apuntaba a los grupitos dedicados a prácticas exclusionistas y a despreciar al resto, haciéndoles directamente responsables.

Nivel de Generalización

Se pueden identificar tres grupos de alumnos:

  1. La clique o grupito de favoritos: Dominantes, actúan como dueños del centro (causantes).
  2. La muchedumbre solitaria y anónima: Trata de no meterse en líos y pasar desapercibida (espectadores).
  3. Los alumnos objeto de insultos y acoso: Escalón más bajo (víctimas).

Dato

En Columbine y la sociedad estadounidense se da por hecho que las diferencias entre clases y el rechazo al diferente son algo no reprobable e inevitable en todas partes. Ante sucesos tan graves, los adultos se escudan en que la ansiedad es inevitable en la adolescencia, que esas emociones negativas son “cosas de críos” y que las peleas, insultos y acoso preparan para la vida adulta.

Síntomas de la Exclusión Social (Opotow, 1990)

Opotow (1990) presenta los síntomas de exclusión que pueden ayudar a detectarla en una amplia variedad de situaciones.

Específicos de la Exclusión Social

La provocan por sí solos.

  • Sesgo en la evaluación de otros grupos: Resultado de distorsionar las comparaciones que se establecen con otros grupos para afirmar la superioridad del propio.
  • Denigración: Referirse a las personas de otros grupos como representantes de formas inferiores de vida.
  • Deshumanización: No aceptación de la dignidad y capacidad de sentir de los otros como seres humanos.
  • Miedo a la contaminación: Creencia de que el contacto con los otros supone una amenaza para el propio grupo.
  • Culpabilización de la víctima: Afirmar que las propias acciones perjudiciales están provocadas, en realidad, por quienes son víctimas de ellas.
  • Comparaciones autojustificatorias: Alabar actos dañinos o justificarlos, comparándolos con atrocidades moralmente condenables realizadas por el adversario.

Habituales en la Vida Cotidiana

Estrategias útiles para realizar determinadas actividades, pero que pueden conducir a la exclusión.

  • Pensamiento grupal: Protección de la unanimidad grupal, sometiendo a aislamiento a las personas que pueden denunciar o distorsionar convicciones erróneas o decisiones defectuosas.
  • Ideologías transcendentes: Sentimiento de que el propio grupo es extraordinariamente positivo y de que posee la moralidad más elevada posible. A esto le acompaña la creencia de que las conductas perjudiciales que se realizan contra el otro grupo contribuyen a crear un mundo mejor.
  • Desindividuación: Anonimato en un contexto grupal que debilita la capacidad personal de comportarse de acuerdo con el propio código moral.
  • Impregnación moral: Adoptar los estándares éticos del grupo, renunciando a los propios.
  • Eufemismos: Enmascaramiento de la conducta perjudicial para dotarla de respetabilidad y utilización de expresiones que desfiguran la crueldad y el daño causado.
  • Desplazamiento de la responsabilidad: Aceptación de una forma de comportarse que se considera inadecuada cuando se sabe que una autoridad superior, de forma explícita o implícita, asume la responsabilidad por las consecuencias.
  • Difusión de la responsabilidad: Fragmentar la conducta dañina en un mosaico de actividades separadas, cada una de las cuales es realizada por personas diferentes, de modo que nadie sea verdaderamente responsable del conjunto resultante.
  • Glorificación de la violencia: Presentar la violencia como una actividad noble y elevada, y como una forma legítima de expresión humana.
  • Normalización de la violencia: Considerar que la conducta violenta es algo normal, con lo que se convive a diario y que la sociedad acepta voluntariamente.