Etapas Históricas de la Península Ibérica

Prehistoria

Paleolítico

Fue la etapa más prolongada de la prehistoria. Se diferencian varias etapas dentro del Paleolítico:

  • Paleolítico Inferior:
    En la península, surgió la llamada cultura achelense basada en la producción de útiles de piedra muy simples, picos triédricos y elaborados bifaces, cuya finalidad era el despiece de restos animales y orgánicos. Habitualmente se asentaban en campamentos al aire libre, junto a las terrazas de ríos y lagos, o en laderas que dominaban un valle.
  • Paleolítico Medio:
    Desarrolló la cultura musteriense, mucho más compleja por la variedad y perfección técnica de los útiles. La organización social era relativamente rígida y las actividades de caza se practicaban en grupo.
  • Paleolítico Superior:
    El Homo Sapiens dio un salto cualitativo. Pero lo más sobresaliente fue su capacidad de expresión simbólica, el arte, inalcanzable para sus precesores.

Neolítico

Fue una auténtica revolución para las colectividades humanas, por cuanto supuso por primera vez el ser humano podía controlar el abastecimiento de alimentos, tras aprender a cultivar plantas y domesticar animales, a producir objetos cerámicos y a fabricar tejidos. Pasó de una economía exclusivamente depredadora a otra productiva. La seguridad y la regularidad en la alimentación permitieron un aumento de la población y dieron lugar a los primeros pueblos estables. Esta sedentarización favorecía la especialización productiva y la división del trabajo, lo que propiciaría la aparición de la propiedad privada y la diferenciación social. Continúa en esta etapa el arte rupestre levantino, caracterizado por la representación de escenas (de caza, de recolección, de rituales de fecundidad, etc.)

Edad de los Metales

Edad de Bronce

Hacia el segundo milenio a.C. se produjo una auténtica revolución urbana, con la aparición de una cultura especializada en el trabajo metalúrgico. El desarrollo de estas sociedades no se puede comprender sin tener en cuenta la presencia de intercambios comerciales a gran escala, una gran especialización y división del trabajo y una organización sociopolítica. La explotación minera se intensificó alcanzándose un alto nivel de conocimientos metalúrgicos y, con celeridad, los objetos metalúrgicos sustituyeron a las viejas industrias de piedra o de hueso. Sus poblados, construidos en zonas elevadas y amurallados, pueden considerarse el primer ejemplo urbano peninsular

Edad de Hierro

A comienzos del primer milenio a.C. las tierras hispanas vivían en plena Edad del Bronce, hacia el año 700 comienza a difundirse el hierro. A partir del siglo VI a.C. se generalizó el uso del hierro. Permitió muchos avances en cuanto a armas y armaduras. Se crearon gran cantidad de artilugios relacionados con la agricultura (hoz o las puntas de arado). También fue un elemento esencial para la construcción de nuevas viviendas.

Pueblos Prerromanos

Tartessos

Aparecieron en la primera mitad del primer milenio a.C. en el suroeste de la Península, lo gobernaban poderosos reyes. El mundo tartésico, básicamente agrario, impulsó poderosamente la artesanía y la extracción mineral, debido sobre todo al comercio que realizaba con los fenicios. Desde el punto de vista social, parece que surgió una poderosa aristocracia. Los tartesos se desvanecieron a mediados del primer milenio a.C. debido a factores internos.

Celtíberos

Fueron pueblos célticos peninsulares, la actividad económica esencial de esos pueblos era, en unos casos, la ganadería. Las actividades artesanales y el comercio, en cambio, era muy precario, aunque la metalurgia del hierro estaba bastante avanzada. La sociedad se caracterizaba por la fuerza de la cohesión tribal. Había en ocasiones núcleos de población fortificados. Se situaban en lugares elevados y visibles. La sociedad celtibérica con el paso del tiempo fue adoptando una estructura más jerarquizada. Al principio se agrupaban en tribus y clanes.

Íberos

Estos pueblos ya conocían la escritura, que era de origen fenicio y griego. La economía de estos pueblos se basaba en la agricultura y la ganadería, pero también fueron importantes la minería y la actividad textil. Los pueblos ibéricos desarrollaron un fecundo comercio con los pueblos colonizadores de quienes aprendieron el uso de la moneda.

Colonias

En el transcurso del primer milenio a.C. llegaron a la península y a las islas Baleares diversos pueblos originarios del Mediterráneo oriental. Cuyo rasgo distintivo más significativo era la intensa actividad mercantil que mantenían en el ámbito del Mediterráneo, se hallaban más avanzados que los asentados en el solar hispano, tanto material como espiritualmente. La razón esencial de la venida de esos pueblos fue el interés económico, en primer lugar, sus riquezas mineras. Buscaban cobre y estaño, a parte, oro, plata, las pesquerías, la sal y las salazones (Garum = Pasta de pescado utilizado por los cartagineses). A tierras hispanas llegaron, fenicios (vid), griegos (aceite) y cartagineses los cuales aportaron el uso de la moneda (transacción comercial), tejidos y el alfabeto.