Poesía española desde 1939 hasta la actualidad
Panorama cultural de posguerra
El panorama cultural tras la Guerra Civil española (1936-1939) fue desolador. La guerra y el régimen dictatorial franquista rompieron con la continuidad del espléndido período literario anterior. Algunos autores murieron (Unamuno, Antonio Machado, Lorca) y muchos se exiliaron (Salinas, Alberti, Cernuda, Juan Ramón Jiménez, etc.).
La censura impuesta por el régimen fue un gran obstáculo para la libertad de expresión y de creación, afectando especialmente al teatro. Tras la muerte de Franco en 1975 y la instauración de la monarquía constitucional, la censura fue eliminada y se recuperaron todas las libertades democráticas.
La poesía de posguerra: dos tendencias
La poesía arraigada
Dentro de la llamada «Generación del 36», conviven dos grandes tendencias: la poesía arraigada y la poesía desarraigada.
Los poetas arraigados se agrupan en torno a las revistas Escorial y Garcilaso, subvencionadas por el régimen franquista. Escriben una poesía serena y clara donde prima el orden y la perfección formal. Utilizan esquemas métricos clásicos (sonetos, tercetos, décimas), un tono íntimo y musical, y tratan temas tradicionales como el amor, el paisaje, el arte, la fe religiosa y lo heroico (sienten nostalgia por el pasado del imperio español).
Sus principales representantes fueron:
- José García Nieto
- Leopoldo Panero
- Luis Rosales
- Dionisio Ridruejo
Algunos de ellos, afines al principio al régimen, evolucionaron hacia una postura poética distinta.
La poesía desarraigada
En 1944, tras la publicación de Hijos de la ira de Dámaso Alonso y la fundación de la revista leonesa Espadaña, surge la poesía desarraigada, preocupada por el dolor humano y totalmente opuesta a la anterior.
Los poetas desarraigados, casi todos publican en Espadaña, expresan con un tono violento y desgarrado su angustia existencial y su malestar ante las consecuencias de la guerra y la realidad circundante. Destacan:
- Victoriano Crémer
- Rafael Morales
- Eugenio de Nora
- Blas de Otero (primeras obras)
- Carlos Bousoño (primeras obras)
- José Hierro (primeras obras)
- José María Valverde (primeras obras)
Otras dos orientaciones poéticas
- El postismo: propone continuar la poética surrealista (Carlos Edmundo de Ory).
- La poesía sensual y barroca del grupo cordobés Cántico (Ricardo Molina, Pablo García Baena, entre otros).
La poesía social (años 50)
Casi todos los poetas desarraigados evolucionan durante los años cincuenta hacia la poesía social. Abandonan el intimismo y la subjetividad para denunciar las desigualdades sociales, las injusticias y la falta de libertades. Vuelve a ser central el tema de España.
Conciben la poesía como un vehículo de comunicación que debe llegar a todos, empleando un lenguaje sencillo y directo. Pretenden despertar la conciencia y cambiar la sociedad.
Obras más significativas:
- Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero
- Cantos iberos, de Gabriel Celaya
- Nuevos cantos de vida y de esperanza, de Victoriano Crémer
- España, pasión de vida, de Eugenio de Nora
- Quinta del 42, de José Hierro
- Canción sobre el asfalto, de Rafael Morales
- Noche del sentido, de José Hierro
La Generación del 50
La llamada «Generación del 50» rompe con la poesía de posguerra. Sus autores más relevantes son:
- Ángel González (Grado elemental)
- Jaime Gil de Biedma (Poemas póstumos)
- Claudio Rodríguez (El don de la ebriedad, Alianza y condena)
- José Ángel Valente (La memoria y los signos)
- Carlos Barral
- José Agustín Goytisolo
- Francisco Brines
Este grupo entiende la poesía como un medio de conocimiento y expresión de su realidad íntima. Los temas más frecuentes son el paso del tiempo, el amor y el erotismo, la soledad, la nostalgia por la infancia y la adolescencia perdida, la amistad y la familia.
Ponen su atención en lo cotidiano, muchas veces desde un punto de vista irónico y escéptico, no exento de tristeza. Emplean un lenguaje natural, sobrio, preciso, que adopta a menudo un tono conversacional (el poeta suele dirigirse a un interlocutor: la amada, Dios, el propio poeta, un personaje ficticio).
Con el paso del tiempo, cada uno de ellos sigue su camino personal.
Los Novísimos (años 70)
En los años setenta surgen nuevos poetas que se alejan de los temas sociales y la estética precedente. Buscan la renovación del lenguaje poético mediante una constante experimentación. Son denominados «novísimos».
Dos figuras relevantes publicaron su primer libro a finales de los sesenta:
- Pere Gimferrer (Arde el mar)
- Guillermo Carnero (Dibujo de la muerte)
Otros autores destacados:
- José María Álvarez
- Leopoldo María Panero
- Antonio Carvajal
- Martínez Sarrión
- Antonio Colinas
Usan el verso libre, adoptan elementos surrealistas (imágenes visionarias, escritura automática, asociaciones libres, ausencia de puntuación y mayúsculas) e introducen el collage (incluyen versos de otros poetas, canciones, recortes de periódicos, frases publicitarias).
El esteticismo, lo decadente, el exotismo, lo urbano, el cosmopolitismo (muchos sienten especial devoción por Venecia), el barroquismo y la inclusión de elementos propios de la nueva sociedad de consumo (tebeos, películas, canciones) son otros rasgos frecuentes en sus poemas.
La poesía desde 1975 hasta la actualidad
A partir de 1975 decae el interés por el experimentalismo y aparecen muchos nombres nuevos en el panorama poético. El pluralismo es la nota predominante, pues no hay ninguna tendencia que se haya impuesto a las demás.
Se aprecia en general un interés por la realidad cotidiana, íntima y personal con un tono reflexivo y casi coloquial (Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Carlos Marzal, representantes de la llamada «poesía de la experiencia») o elegíaco (Francisco Brines, Eloy Sánchez Rosillo).
Se observan múltiples corrientes poéticas: la clasicista, la surrealista, la neobarroca, la neopurista, el neoconceptualismo, el neorromanticismo, etc.
Otros nombres relevantes:
- Ana Rosseti
- Juan Luis Panero
- Aníbal Nuñez
- Miguel D’Ors
- Jenaro Talens
- Luis Alberto de Cuenca
- Luis Antonio de Villena
- Blanca Andreu
- Vicente Gallego